No cometas el error -muy masculino- de pensar que has de besar sólo los pechos y la boca hasta cortarle la respiración o echarle mano a los genitales inmediatamente. No, eso déjalo para el final.
Besos y besos y besos
¿Sabías que no hay nada más excitante para una mujer que los besos pequeños? Apenas un roce con los labios, es una delicia si lo sabes hacer bien.
¿Sabías que no hay nada más excitante para una mujer que los besos pequeños? Apenas un roce con los labios, es una delicia si lo sabes hacer bien.
Empieza con piquitos de pajarito, muchos y poquito a poco. Llena toda su cara, su cuello, su nuca.
Puede que no se lo espere y la notes un poco tensa, pero poco a poco irá entrando en la magia de lo que haces y se irá relajando.
Dáselos también por la boca, en la comisura con la boca cerrada y seca, hasta que notes que su boca se entreabre y busca la tuya.
Entonces, saca tu lengua a pasear. Empieza a besarla cada vez más profundamente, sin darle tiempo para respirar.
Ella tratará de succionarte la lengua; es el momento de empezar a jugar fuerte.
Juegos de lengua
Empieza a lamer. Lametazos suaves, aparentando timidez, nada de los descaros de las pelis porno. Pasa la lengua por sus labios, su cuello, su nuca, sus hombros y vuelve al cuello.
¿Sabes que el cuello es extremadamente sensible y profundamente erótico tanto para ella como para ti?
No olvides las orejas, pero ten cuidado con la lengua dentro del oído, que a muchas mujeres no les gusta.
Debajo y detrás de las orejas son lugares especiales, entretente ahí para que sienta el calor de tu respiración, eso calentará su sueño también.
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