La no barriga de la Esteban

Belén Esteban con su marido.
Belén Esteban con su marido.
Belén Esteban con su marido.

He dejado volver a Manolo con la condición de que no me censure cuando le hablo. Ni con lo que dice ni con cómo me mira. Así que hemos estado toda la noche hablando de la barriga de la Esteban y todo el jaleo que se ha montado. Aunque al final parece que no está embarazada.

Me preocupa un poco todo este lío, pero más que por mí, que mi barriga es insalvable, por mi niña, que tiene 20 años y me da miedo que se ponga hacer tonterías con la comida a cuenta de esta historia.

Cuando vi la foto de Belén Esteban en la que por su barriga creían que estaba embarazada me quedé de una pieza. Me pareció de locos. Si la muchacha está casi en los huesos... Y encima, qué bochorno, tiene que aclarar que estaba en uno de esos días felices de la mujer...

Pues justo por esta historia de la (no) barriga me viene la preocupación por mi niña, porque si se entera de que a ese mínimo abultamiento lo llaman barriga igual le da por pensar que lo suyo es un barrigón de aúpa, y mi niña está bien guapa y bien hermosa. Que ya está bien de tanta estupidez con las delgadeces, que a los hombres eso no les gusta, y a los que les guste pues lo siento mucho pero están enfermos. Y, claro, luego vienen las enfermedades y las anorexias. Si es que... Yo ya sé que no estoy muy informada de eso de la anorexia, pero lo que no quiero es que a mi niña le pase. Con sus 20 años no es fácil que le entre, pero ¿y si le entra?, porque leí una vez que había mujeres de 40 años y más con esa enfermedad.

Lo más sorprendente es que mi Manolo no me ha dicho ¡menuda tontería acabas de decir! cuando le he comentado todo esto... Será porque a lo mejor lo de la Esteban es más importante que lo de Risto, que eso me parece que le daba como ansiedad o angustia...

Bueno, mira, al menos ya estamos los dos en casita y esta tarde mi niña vendrá a vernos a Toledo, que ella, como su padre, es bien lista y se está preparando en la Universidad de Madrid. Ahora, una cosa sí que le he avisado a Manolo: "fíjate bien que la niña no haya adelgazado, no vayamos a tener un problema por lo de la barriga de la Esteban". Y mi Manolo ni se ha movido ni se ha quejado. Y ha estado toda la noche quieto escuchándome y, esto es lo más increíble, sin leer esos vejestorios de libros.

A lo mejor es que ya he conseguido que entre en razón y se ha dado cuenta de que por ese camino iba mal. A ver si lo siguiente que logro es que los libracos viejos salgan ya de esta casa. Que, oye, espacio no es precisamente lo que sobra.

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