El cerebro posee su propio reloj alimenticio y ayunando algunas horas evitamos la descompensación horaria o jet-lag de los viajes largos o los trabajos nocturnos.
Esta es la conclusión de un nuevo estudio llevado a cabo en Estados Unidos y que recoge la BBC.
Según los científicos de la Universidad de Harvard, si evitamos los alimentos antes de viajar o trabajar de noche podemos evitar el cansancio asociado al desfase horario.
Nuestros ciclos biológicos diarios de sueño, conducta y alimentación se ven interrumpidos cuando viajamos cruzando regiones horarias o trabajamos de noche y estos cambios pueden provocar insomnio, cansancio general, depresión, e incluso trastornos cardiacos y neurodegenerativos.
Sobre esta base, los científicos decidieron estudiar si podría existir un segundo reloj interno encargado de nuestros patrones alimenticios.
Para comprobarlo, los investigadores estudiaron a ratones modificados que carecían de un gen clave del reloj biológico, el Bmal1.
Descubrieron que si mantenían a los animales despiertos hasta que tuvieran oportunidad de comer, el reloj alimenticio suplantaba al reloj maestro interno.
Tal como señalan los autores, estos resultados tienen importantes implicaciones para los viajeros y los trabajadores nocturnos.
El estudio recomienda aguantar sin comer hasta el aterrizaje de un vuelo para evitar el trastorno del cambio de hora.
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