Pontevedra

El parque eólico de Xiabre genera energía suficiente para abastecer a 50.000 personas

Produce 87.600 megavatios de potencia al año, que podrían dar servicio a unos 18.000 hogares, casi la mitad de la comarca
Montse Fajardo / O Salnés

El parque eólico de Xiabre, que empezó a funcionar en enero de 2007, está generando energía suficiente para abastecer aproximadamente a 50.000 personas, o lo que es lo mismo, para satisfacer las necesidades energéticas de unos 18.000 hogares, aproximadamente la mitad de los existentes en la comarca de O Salnés.

La instalación, que explota la firma Engasa, tiene una potencia máxima de 31,2 megavatios: esa es la energía que produce en una hora si el viento le permite trabajar a pleno rendimiento. Los datos que maneja la firma establecen que a lo largo del año está a pleno funcionamiento unas 2.800 horas, lo que significa que produce 87.600 megavatios (87.600.000 kilowatios) de potencia anuales.

Teniendo en cuenta que, según la Unión Europea, una familia urbana consume 5.000 kilowatios al año, el parque daría para mantener a unas 17.500 familias. Pero esa cantidad se eleva bastante dado el alto porcentaje de población rural de la comarca en la que están instalados los aerogeneradores. Según los mismos datos de la Unión Europea, el consumo de una familia del rural no supera los 3.000 kilowatios al año por lo que realmente podrían mantenerse más de 20.000 familias salinienses sólo con la energía que suministra Xiabre.

Dejando a un lado el nivel de consumo que puedan generar las industrias asentadas en la zona, la única razón de que sus aerogeneradores no sean fuente exclusiva de abastecimiento para los municipios más próximos al parque es que la energía eólica, como el resto de energías, no puede almacenarse y por lo tanto, si se dependiese únicamente de ella, cada vez que dejase de soplar el viento, hogares e industrias se quedarían sin servicio eléctrico.

De hecho, la firma Engasa trabaja en este momento en el parque eólico de Sotavento en un experimento que permite usar la energía eólica para producir hidrógeno y almacenarlo en bombonas que después se usan para producir energía. Es decir, de alguna manera se estaría "almacenando" la energía producida por el viento. Benito Fernández, responsable de la firma, tiene claro que dada la crisis energética actual, el futuro pasa por aprovechar el potencial eólico para producir hidrógeno que pueda ser almacenable. Ellos ya lo lograron pero el problema es que la transformación es muy cara y por tanto, a día de hoy no resulta rentable.

De Trabanca a Dimo

Así las cosas, en la actualidad, que el parque eólico pueda dar respuesta a las necesidades energéticas de Vilagarcía depende de como sople el viento. Fernández explica que en ocasiones, cuando los aerogeneradores funcionan a pleno rendimiento, la ciudad no sólo es capaz de subsistir con lo producido por el parque de Engasa, sino que incluso envía energía desde la subestación de Trabanca a la de Dimo. Y desde allí no sólo atiende las necesidades de Caldas y su entorno sino que incluso puede remitir sobrantes a Vigo y otros puntos de la comunidad.

En cambio, cuando las aspas se paran y el parque de Xiabre no genera electricidad, es Vilagarcía la que se nutre de la subestación de Caldas, que a su vez puede coger la energía en As Pontes o en Belesar: "La red mezcla todo tipo de energías y, por tanto, es imposible saber si cuando encendemos la bombilla, la electricidad nos la da el viento o la central térmica-explica Fernández-. Lo único que sabemos es que no se trata de energía nuclear pues éstas centrales están muy lejos de Galicia y nuestra comunidad exporta más energía de la que consume".

En concreto, según datos facilitados por Engasa, Galicia exporta un 50% más de energía de la que consume. Lo que importa son materias primas como el petróleo o el carbón pero de ella parte más energía eléctrica de la que gasta.

Por eso, Benito Fernández cree que la Comunidad Autónoma debería aprovechar esa fuente de riqueza sobre todo porque al contrario que otros productos como los procedentes del sector agrícola o del pesquero, los precios de la energía no fluctúan. Aunque fluctúe el mercado basado en la ley de la oferta y la demanda, mantiene un precio medio.

Dado que la energía eólica, al no poder almacenarse, depende de la potencia y dirección del viento, que el suministro de la red sea perpétuo depende de otro tipo de energías más "estables".

Así, a la red única que suministra a la comarca le llega, además de la energía del viento, la térmica y la hidráulica. Para los expertos, la verdadera energía de calidad es, precisamente, la que produce el agua. La razón, explica Benito Fernández, es sencilla. Cuando la red eléctrica necesita mucha energía la toma del suministro hidráulico pues es el único capaz de generar muchos kilowatios en pocos segundos: "La energía hidráulica es la que resuelve las oscilaciones del mercado, la que cubre la demanda en un momento de mucho consumo, por ejemplo, cuando a todos se nos da por poner la calefacción o por encender el aire acondicionado. Cuando la red eléctrica demanda mucha energía la toma de ahí porque abres el grifo y la turbina se pone al momento a producir. No es como la térmica, que necesita un tiempo para generar".

Y entre las térmicas, la de carbón es mucho más inmediata que la nuclear: "Las centrales nucleares trabajan siempre a la misma potencia pero el carbón es más fácil que fluctúe y por tanto, permite recurrir a él cuando los consumidores están demandando mayor energía aunque insisto que la que realmente resuelve la papeleta cuando hace falta incrementar potencia es el agua".

Así las cosas, la red se nutre de esta mezcla que, cuando hay viento, lidera la energía eólica. El problema es que cuando el viento para, su aportación a la red, que según Fernández, puede rondar el 50% del total, desaparece completamente y obliga en ese mismo segundo a recurrir a fuentes alternativas. Su funcionamiento es como el del resto: El viento mueve las palas que al girar se comportan de modo similar a las turbinas base de la energía hidráulica y térmica. En la hidráulica, las turbinas se mueven con la fuerza del agua y en la segunda con el vapor produciendo energía.

El caso más complejo es el gas porque ahí el movimiento se produce de forma "doble": las turbinas se mueven por el vapor y a la vez el propio gas mueve un mecanismo paralelo que también genera energía.

Produce 87.600 megavatios de potencia al año, que podrían dar servicio a unos 18.000 hogares, casi la mitad de la comarca

Montse Fajardo / O Salnés

El parque eólico de Xiabre, que empezó a funcionar en enero de 2007, está generando energía suficiente para abastecer aproximadamente a 50.000 personas, o lo que es lo mismo, para satisfacer las necesidades energéticas de unos 18.000 hogares, aproximadamente la mitad de los existentes en la comarca de O Salnés.

La instalación, que explota la firma Engasa, tiene una potencia máxima de 31,2 megavatios: esa es la energía que produce en una hora si el viento le permite trabajar a pleno rendimiento. Los datos que maneja la firma establecen que a lo largo del año está a pleno funcionamiento unas 2.800 horas, lo que significa que produce 87.600 megavatios (87.600.000 kilowatios) de potencia anuales.

Teniendo en cuenta que, según la Unión Europea, una familia urbana consume 5.000 kilowatios al año, el parque daría para mantener a unas 17.500 familias. Pero esa cantidad se eleva bastante dado el alto porcentaje de población rural de la comarca en la que están instalados los aerogeneradores. Según los mismos datos de la Unión Europea, el consumo de una familia del rural no supera los 3.000 kilowatios al año por lo que realmente podrían mantenerse más de 20.000 familias salinienses sólo con la energía que suministra Xiabre.

Dejando a un lado el nivel de consumo que puedan generar las industrias asentadas en la zona, la única razón de que sus aerogeneradores no sean fuente exclusiva de abastecimiento para los municipios más próximos al parque es que la energía eólica, como el resto de energías, no puede almacenarse y por lo tanto, si se dependiese únicamente de ella, cada vez que dejase de soplar el viento, hogares e industrias se quedarían sin servicio eléctrico.

De hecho, la firma Engasa trabaja en este momento en el parque eólico de Sotavento en un experimento que permite usar la energía eólica para producir hidrógeno y almacenarlo en bombonas que después se usan para producir energía. Es decir, de alguna manera se estaría "almacenando" la energía producida por el viento. Benito Fernández, responsable de la firma, tiene claro que dada la crisis energética actual, el futuro pasa por aprovechar el potencial eólico para producir hidrógeno que pueda ser almacenable. Ellos ya lo lograron pero el problema es que la transformación es muy cara y por tanto, a día de hoy no resulta rentable.

De Trabanca a Dimo

Así las cosas, en la actualidad, que el parque eólico pueda dar respuesta a las necesidades energéticas de Vilagarcía depende de como sople el viento. Fernández explica que en ocasiones, cuando los aerogeneradores funcionan a pleno rendimiento, la ciudad no sólo es capaz de subsistir con lo producido por el parque de Engasa, sino que incluso envía energía desde la subestación de Trabanca a la de Dimo. Y desde allí no sólo atiende las necesidades de Caldas y su entorno sino que incluso puede remitir sobrantes a Vigo y otros puntos de la comunidad.

En cambio, cuando las aspas se paran y el parque de Xiabre no genera electricidad, es Vilagarcía la que se nutre de la subestación de Caldas, que a su vez puede coger la energía en As Pontes o en Belesar: "La red mezcla todo tipo de energías y, por tanto, es imposible saber si cuando encendemos la bombilla, la electricidad nos la da el viento o la central térmica-explica Fernández-. Lo único que sabemos es que no se trata de energía nuclear pues éstas centrales están muy lejos de Galicia y nuestra comunidad exporta más energía de la que consume".

En concreto, según datos facilitados por Engasa, Galicia exporta un 50% más de energía de la que consume. Lo que importa son materias primas como el petróleo o el carbón pero de ella parte más energía eléctrica de la que gasta.

Por eso, Benito Fernández cree que la Comunidad Autónoma debería aprovechar esa fuente de riqueza sobre todo porque al contrario que otros productos como los procedentes del sector agrícola o del pesquero, los precios de la energía no fluctúan. Aunque fluctúe el mercado basado en la ley de la oferta y la demanda, mantiene un precio medio.

Dado que la energía eólica, al no poder almacenarse, depende de la potencia y dirección del viento, que el suministro de la red sea perpétuo depende de otro tipo de energías más "estables".

Así, a la red única que suministra a la comarca le llega, además de la energía del viento, la térmica y la hidráulica. Para los expertos, la verdadera energía de calidad es, precisamente, la que produce el agua. La razón, explica Benito Fernández, es sencilla. Cuando la red eléctrica necesita mucha energía la toma del suministro hidráulico pues es el único capaz de generar muchos kilowatios en pocos segundos: "La energía hidráulica es la que resuelve las oscilaciones del mercado, la que cubre la demanda en un momento de mucho consumo, por ejemplo, cuando a todos se nos da por poner la calefacción o por encender el aire acondicionado. Cuando la red eléctrica demanda mucha energía la toma de ahí porque abres el grifo y la turbina se pone al momento a producir. No es como la térmica, que necesita un tiempo para generar".

Y entre las térmicas, la de carbón es mucho más inmediata que la nuclear: "Las centrales nucleares trabajan siempre a la misma potencia pero el carbón es más fácil que fluctúe y por tanto, permite recurrir a él cuando los consumidores están demandando mayor energía aunque insisto que la que realmente resuelve la papeleta cuando hace falta incrementar potencia es el agua".

Así las cosas, la red se nutre de esta mezcla que, cuando hay viento, lidera la energía eólica. El problema es que cuando el viento para, su aportación a la red, que según Fernández, puede rondar el 50% del total, desaparece completamente y obliga en ese mismo segundo a recurrir a fuentes alternativas. Su funcionamiento es como el del resto: El viento mueve las palas que al girar se comportan de modo similar a las turbinas base de la energía hidráulica y térmica. En la hidráulica, las turbinas se mueven con la fuerza del agua y en la segunda con el vapor produciendo energía.

El caso más complejo es el gas porque ahí el movimiento se produce de forma "doble": las turbinas se mueven por el vapor y a la vez el propio gas mueve un mecanismo paralelo que también genera energía.

Produce 87.600 megavatios de potencia al año, que podrían dar servicio a unos 18.000 hogares, casi la mitad de la comarca

Montse Fajardo / O Salnés

El parque eólico de Xiabre, que empezó a funcionar en enero de 2007, está generando energía suficiente para abastecer aproximadamente a 50.000 personas, o lo que es lo mismo, para satisfacer las necesidades energéticas de unos 18.000 hogares, aproximadamente la mitad de los existentes en la comarca de O Salnés.

La instalación, que explota la firma Engasa, tiene una potencia máxima de 31,2 megavatios: esa es la energía que produce en una hora si el viento le permite trabajar a pleno rendimiento. Los datos que maneja la firma establecen que a lo largo del año está a pleno funcionamiento unas 2.800 horas, lo que significa que produce 87.600 megavatios (87.600.000 kilowatios) de potencia anuales.

Teniendo en cuenta que, según la Unión Europea, una familia urbana consume 5.000 kilowatios al año, el parque daría para mantener a unas 17.500 familias. Pero esa cantidad se eleva bastante dado el alto porcentaje de población rural de la comarca en la que están instalados los aerogeneradores. Según los mismos datos de la Unión Europea, el consumo de una familia del rural no supera los 3.000 kilowatios al año por lo que realmente podrían mantenerse más de 20.000 familias salinienses sólo con la energía que suministra Xiabre.

Dejando a un lado el nivel de consumo que puedan generar las industrias asentadas en la zona, la única razón de que sus aerogeneradores no sean fuente exclusiva de abastecimiento para los municipios más próximos al parque es que la energía eólica, como el resto de energías, no puede almacenarse y por lo tanto, si se dependiese únicamente de ella, cada vez que dejase de soplar el viento, hogares e industrias se quedarían sin servicio eléctrico.

De hecho, la firma Engasa trabaja en este momento en el parque eólico de Sotavento en un experimento que permite usar la energía eólica para producir hidrógeno y almacenarlo en bombonas que después se usan para producir energía. Es decir, de alguna manera se estaría "almacenando" la energía producida por el viento. Benito Fernández, responsable de la firma, tiene claro que dada la crisis energética actual, el futuro pasa por aprovechar el potencial eólico para producir hidrógeno que pueda ser almacenable. Ellos ya lo lograron pero el problema es que la transformación es muy cara y por tanto, a día de hoy no resulta rentable.

De Trabanca a Dimo

Así las cosas, en la actualidad, que el parque eólico pueda dar respuesta a las necesidades energéticas de Vilagarcía depende de como sople el viento. Fernández explica que en ocasiones, cuando los aerogeneradores funcionan a pleno rendimiento, la ciudad no sólo es capaz de subsistir con lo producido por el parque de Engasa, sino que incluso envía energía desde la subestación de Trabanca a la de Dimo. Y desde allí no sólo atiende las necesidades de Caldas y su entorno sino que incluso puede remitir sobrantes a Vigo y otros puntos de la comunidad.

En cambio, cuando las aspas se paran y el parque de Xiabre no genera electricidad, es Vilagarcía la que se nutre de la subestación de Caldas, que a su vez puede coger la energía en As Pontes o en Belesar: "La red mezcla todo tipo de energías y, por tanto, es imposible saber si cuando encendemos la bombilla, la electricidad nos la da el viento o la central térmica-explica Fernández-. Lo único que sabemos es que no se trata de energía nuclear pues éstas centrales están muy lejos de Galicia y nuestra comunidad exporta más energía de la que consume".

En concreto, según datos facilitados por Engasa, Galicia exporta un 50% más de energía de la que consume. Lo que importa son materias primas como el petróleo o el carbón pero de ella parte más energía eléctrica de la que gasta.

Por eso, Benito Fernández cree que la Comunidad Autónoma debería aprovechar esa fuente de riqueza sobre todo porque al contrario que otros productos como los procedentes del sector agrícola o del pesquero, los precios de la energía no fluctúan. Aunque fluctúe el mercado basado en la ley de la oferta y la demanda, mantiene un precio medio.

Dado que la energía eólica, al no poder almacenarse, depende de la potencia y dirección del viento, que el suministro de la red sea perpétuo depende de otro tipo de energías más "estables".

Así, a la red única que suministra a la comarca le llega, además de la energía del viento, la térmica y la hidráulica. Para los expertos, la verdadera energía de calidad es, precisamente, la que produce el agua. La razón, explica Benito Fernández, es sencilla. Cuando la red eléctrica necesita mucha energía la toma del suministro hidráulico pues es el único capaz de generar muchos kilowatios en pocos segundos: "La energía hidráulica es la que resuelve las oscilaciones del mercado, la que cubre la demanda en un momento de mucho consumo, por ejemplo, cuando a todos se nos da por poner la calefacción o por encender el aire acondicionado. Cuando la red eléctrica demanda mucha energía la toma de ahí porque abres el grifo y la turbina se pone al momento a producir. No es como la térmica, que necesita un tiempo para generar".

Y entre las térmicas, la de carbón es mucho más inmediata que la nuclear: "Las centrales nucleares trabajan siempre a la misma potencia pero el carbón es más fácil que fluctúe y por tanto, permite recurrir a él cuando los consumidores están demandando mayor energía aunque insisto que la que realmente resuelve la papeleta cuando hace falta incrementar potencia es el agua".

Así las cosas, la red se nutre de esta mezcla que, cuando hay viento, lidera la energía eólica. El problema es que cuando el viento para, su aportación a la red, que según Fernández, puede rondar el 50% del total, desaparece completamente y obliga en ese mismo segundo a recurrir a fuentes alternativas. Su funcionamiento es como el del resto: El viento mueve las palas que al girar se comportan de modo similar a las turbinas base de la energía hidráulica y térmica. En la hidráulica, las turbinas se mueven con la fuerza del agua y en la segunda con el vapor produciendo energía.

El caso más complejo es el gas porque ahí el movimiento se produce de forma "doble": las turbinas se mueven por el vapor y a la vez el propio gas mueve un mecanismo paralelo que también genera energía.