5 dudas sobre 'Las aventuras de Tintín'

¿La 'motion capture' dará (mucha) 'cosica'?

Es el nubarrón en el horizonte que puede resultar más preocupante. En ese sentido, el teaser recién visto da unos planos de cal y otros de arena. Los rápidos movimientos que se perciben resultan fluidos, por no hablar del trabajo con las texturas o las partículas de polvo. Pero esos detalles increíblemente trabajosos siempre han sido el punto fuerte de la técnica (recuerda los pelos de King Kong): el verdadero reto son los rostros. Además, aquí tienen el handicap de ser fotorrealistas pero con esencia cartoon. Ese (ansiado) primer plano de Tintín al final da grimilla y está a un paso del temible valle inquietante.

¿De verdad hacía falta que fuera en 3D?

Si la película se hubiera hecho en 2001, cuando Spielberg decidió por primera vez usar animación por ordenador para adaptar las aventuras de Tintín, nadie habría apostado por “esa horterada del 3D que fracasó en los ochenta”. Los tiempos cambian, y con la fiebre tridimensional actual era obvio que no nos libraríamos de las gafas. Sólo esperamos que Steven no caiga demasiado en el efecto “atracción de feria” lanzando cosas al bizqueante espectador y sepa usar la tecnología estereoscópica para elevar el sentido de la maravilla.

¿Estará Spielberg a la altura?

El desnortado regreso del rey Midas de Hollywood al cine de aventuras con Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal hizo que corrieran litros de sudor frío entre los fans del reportero belga. A fin de cuentas, las aventuras de Indy son lo más parecido a Tintín que se ha visto en el cine. No obstante, cuado el realizador afirmó que la película tendría “influencias del cine negro y del teatro de Bertolt Brecht” fueron las glándulas salivales las que se pusieron a trabajar. Por muy discutible que sea la motion capture, su labor como director será lo determinante en el resultado final. Recordemos Beowulf, una película cuya animación se hace más horrible cada año que pasa, pero que mantiene intactos sus sólidos valores de dirección y narración.

¿Y el resto del equipo?

Cuando una película junta a tantos primeras espadas, las expectativas sólo pueden ser estratósfericas. Los ojos de todo el mundo están puestos sobre el guión de los cracks Steven Moffat, Edgar Wright y Joe Cornish. Una santa trinidad de escritores británicos que, hasta ahora, está fuera de toda duda. De John Williams se espera poco menos que una stendhaliana obra maestra musical (sin querer ser agoreros, puede que hasta su última gran obra), a la altura de fanfarrias indelebles como Star Wars o Indiana Jones. ¿Demasiado para un genio de 79 años? Desde luego que no.

¿Gustará a los tintinólogos?

Es el riesgo de adaptar a un personaje con millones de seguidores en todo el planeta, siempre dispuestos a identificar cada detalle que no se ajuste exactamente a lo concebido por Hergé. Por su experiencia anillera, el productor Peter Jackson ya sabe cómo se las gastan los fans. Aunque el espíritu europeo y distinguido de los tintinólogos puede hacer sus reacciones menos ruidosas. ¿Se librará Spielberg de ser llamado bachi-buzuk, archipámpano o cercopiteco para los restos?