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Todo lo que hay que saber del trasvase

El Gobierno central y la Generalitat de Catalunya han llegado a un acuerdo para llevar a cabo las obras de prolongación del trasvase del Ebro a Tarragona y abastecer de agua a Barcelona. El Partido Popular y el Gobierno de Aragón han saltado como un resorte ante esta decisión: los primeros, porque piden que el trato sea igualitario, los segundos, porque se niegan a que haya un trasvase con el agua del Ebro.

El presidente de la Región de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, y el de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, se reúnen este jueves en Valencia donde ultimarán los preparativos del XVI Congreso Nacional del PP y tratarán el problema del agua.

La definición más primaria la encontramos en la Real Academia de la Lengua, que habla del acto de pasar un líquido, en este caso agua, de un recipiente a otro, es decir, de una cuenca a otra. Aplicado al ámbito que nos compete, un trasvase consiste en llevar de forma segura el agua sobrante de una región hacia otra en la que hay escasez, sin perjudicar a la primera y garantizado el buen uso y el reparto justo de este recurso entre la región o las regiones destinatarias.

El Gobierno llevará agua del Ebro a Barcelona por medio de una tubería subterránea de 62 kilómetros que conectará el agua procedente de dicho río con el sistema Ter-Llobregat. El Ejecutivo ha subrayado la "provisionalidad" de la medida para no hablar de trasvase, sino de "minitrasvase", alegando que se trata de una "emergencia" basada en la modernización de regadíos que no restará "ni una gota más de agua del río ni menoscabará su caudal". El Gobierno se niega a llamarle "trasvase" apelando a que no se obtiene el agua directamente del Ebro, sino de la que pierde en el regadío; sin embargo, técnicamente sí se trata de un trasvase.

El dinero saldrá de la Disposición Adicional Tercera del Estatut, que recoge la inversión del Estado en Cataluña en infraestructuras, y las obras empezarán el uno de mayo.

Dos artículos del Estatuto de Aragón se enfrentan directamente al acuerdo llevado acabo entre el Gobierno central y el de la Generalitat. El artículo 19.3 dice que "corresponde a los poderes públicos aragoneses" "evitar transferencias de aguas de las cuencas hidrográficas" de las que forma parte Aragón (fundamentalmente la del Ebro) "que afecten a intereses de sostenibilidad". El artículo 72.3 defiende que Aragón puede emitir "un informe preceptivo para cualquier propuesta de obra hidráulica o de transferencia de aguas que afecte a su territorio" y que el Gobierno central debe fomentar el acuerdo entre todas las comunidades afectadas.

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) avisa de que los trasvases entre los ríos españoles pueden poner en peligro las cincuenta especies de peces exclusivas de la fauna ibérica. Esto es así porque cuando los peces llegan a otro río, las especies se mezclan, tienen híbridos, y los componentes genéticos se van deteriorando hasta la extinción.

Para poder llevar a cabo un trasvase es imprescindible que exista agua sobrante en la cuenca que la cede (actualmente la del Ebro está al 61,1% de su capacidad total), y esto pasa fundamentalmente por una mejora de los regadíos tradicionales, que es el que pretende hacer el Ejecutivo.

Actualmente, su reserva de agua asciende a 4.522 hectómetros cúbicos, dos tercios de su capacidad (61,1%). Es un 10% menos que lo que tenía en la misma semana del pasado año (5.376 hectómetros cúbicos), muy similar al promedio de los últimos cuatro años (5.263 hectómetros cúbicos).

Tal y como recogía el Plan Hidrológico Nacional diseñado por el Gobierno de Aznar, las tres provincias de la Comunidad Valenciana (Alicante, Castellón y Valencia), Murcia, Almería y Barcelona son las que tienen mayor déficit de agua.

El Gobierno ha insistido desde el principio en que esta iniciativa no tiene nada que ver con el Plan Hidrológico Nacional (PHN). Este trasvase sería provisional y el PHN era una obra permanente. Además, Barcelona sólo recibirá agua para beber, y no para regadío, como sí tenía previsto el PHN. Este trasvase no repercutirá en el caudal del río y al Estado le sale mucho más barato que el Plan Hidrológico.

Están de acuerdo con que se trasvase agua a Barcelona, siempre y cuando ocurra lo mismo con la Comunidad Valenciana, Murcia y Almería. Su objetivo es recuperar, en la medida de lo posible, el PHN para disponer de agua para el consumo doméstico y el regadío.

Antes de llegar a este punto, se plantearon diversas alternativas, como la de llevar agua a Barcelona en barco desde Marsella, Tarragona o Murcia (en enero se creía que la mejor opción sería traer agua del Ródano), transportarla en tren o la de hacer un trasvase del Segre. Todas ellas fueron rechazadas.

El trasvase del Ródano es visto desde la Generalitat como una obra faraónica que además podría ocasionar graves problemas, sobre todo de precio, al depender del gobierno y de los regantes franceses. "No me gusta que el grifo esté en otro país”, asegura el presidente catalán, José Montilla.

Desde Cataluña, algunas voces críticas han asegurado que Aragón se niega al trasvase porque necesitarán agua para el macroproyecto de ocio y juego que están preparando en los Monegros. Sin embargo, el presidente de Aragón lo niega, y asegura en una entrevista que "desde el punto de vista del agua no es un proyecto que cree muchos problemas". "Consumiría la misma agua que se utilizaría para regar su propia superficie", concluye.

La desaladora que se está construyendo en Barcelona no estará operativa hasta mayo de 2009. Está previsto dejar de trasvasar el agua cuando ésta esté en funcionamiento.

Para el funcionamiento de las desaladoras se pueden aprovechar las energía renovables pero durante el proceso de extracción de la sal del agua del mar se producen residuos que perjudican a la flora marina. Además, tienen una vida limitada y podría perjudicar a la agricultura.

Todo comenzó con el Plan Hidrológico Nacional, aprobado durante el segundo gobierno de Aznar y que consistía en un trasvase desde la Cuenca del Ebro a Almería, Murcia, Barcelona, Alicante y Valencia, a lo que se opuso Aragón. Zapatero derogó el PHN y con la propuesta de este "minitrasvase" se reabren las heridas.