La tasa de refresco de un dispositivo con pantalla es una de las especificaciones más importantes, pero que muchos pasan por alto a la hora de comprar un teléfono móvil. Este concepto indica el número de veces —medido en hercios— por segundo que la imagen en pantalla se actualiza.
Tal y como explican desde Gizmodo, esta tasa se aplica para todo tipo de monitores, desde televisores a ordenadores, tabletas o smartphones, y siempre se debe buscar una tasa de refresco lo más alta posible.
La presencia de juegos y accesorios cada vez más sofisticados en smartphones y tabletas, así como la visualización de vídeos en estos dispositivos, ha hecho que los fabricantes empiecen a ofrecer tasas de refresco de hasta 120 Hz.
Sin embargo, también hay que tener en cuenta otras características, como los fotogramas por segundo (fps), y que estos se ajusten a su vez a la cifra de hercios.
En este sentido, el resultado final que el usuario aprecie al ver un vídeo o un juego no solo dependerá de la tasa de refresco sino también de la capacidad del teléfono para escalar los vídeos, animaciones o juegos.
Por ejemplo, los nuevos iPhones tienen una tasa de 120 Hz, pero su frecuencia de visualización es de 60 Hz, por lo que solo se podrá ver la mitad de esa velocidad que indican en sus prestaciones.
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