Alicante

La investigación del Bou Ferrer revela las dimensiones de la nave y que se hundió entre el año 66 y 68 d.C

Excavación del pecio de Bou Ferrer
GVA

Este jueves se ha presentado el balance de la campaña de este año, intervenciones que son promovidas y financiadas por la Dirección General de Cultura y Patrimonio de la Generalitat Valenciana, dentro del Programa anual de actuaciones arqueológicas, coordinadas por la Universidad de Alicante, y ha contado también con financiación del Ayuntamiento de la Vila Joiosa, así como con el mecenazgo de tres residentes noruegos, informan la Conselleria de Cultura y la corporación municipal en sendos comunicados.

Los trabajos han desvelado que el pecio Bou Ferrer tenía una eslora de 100 pies (29,57 metros) y una manga de 40 pies (11,82 metros). La actuación se ha centrado en tratar de esclarecer la situación de la popa y excavar la arquitectura naval de uno de los costados, para proponer una primera hipótesis de la manga o anchura máxima del buque.

Para lograr las dimensiones del pecio se han estudiado los dibujos arqueológicos de planta y sección de la arquitectura naval aparecida en la trinchera que corta transversalmente el pecio. En las secciones se han corregido por ordenador las deformaciones propias de los casi 2.000 años que yace la madera en el fondo del mar y se han ido combinando varias de ellas, usando como eje de simetría la quilla. Por otra parte, se han abandonado las mediciones en nuestro sistema métrico, para trabajar con el romano y precisar de esta forma las medidas, explica la Generalitat.

Otro de los avances ha sido que en la zona norte del pecio se ha realizado una cata de sondeo en la que se ha descubierto un conjunto de materiales diversos relacionados con la alimentación de la marinería. Posiblemente, apuntan, se trata de una zona de almacenaje de víveres o de cocina situada en la popa de la nave. Su estudio ayudará a valorar la ruta que solía trazar el barco y otras cuestiones como el número de tripulantes o las posibles relaciones jerárquicas entre la marinería.

Desde el Ayuntamiento de la Vila añaden que los estudios de la epigrafía de los lingotes de plomo han permitido establecer una fechaanterior al 68 d. C. para el naufragio, es decir, antes del final del reinado de Nerón, quien se suicidó el 9 de junio de ese año. Por otra parte, el estudio de unas monedas aparecidas en 2017, realizado por Tomás Hurtado, acaba de revelar que el naufragio tuvo que acontecer tras su acuñación en el año 66 d. C.

"COMO UNA CÁPSULA DEL TIEMPO"

Entre estas dos fechas, y teniendo en cuenta que la navegación se realizaba preferentemente en los meses del llamado mare apertum -mar abierto, de abril a octubre-, conocemos la fecha del hundimiento de la nave con una exactitud extraordinaria, con un margen de solo dosaños: los posteriores a abril del año 66. Este dato es "de gran relevancia", resaltan, porque, "como una cápsula del tiempo, el Bou Ferrer permitirá fechar con precisión todos los materiales arqueológicos del fin de la dinastía Julio Claudia análogos, lo cual ayudará globalmente a las dataciones de muchos otros yacimientos del Imperio romano".

En la campaña de intervenciones de este año también ha colaborado el Centre d'Arqueologia Subaquàtica de Catalunya, que ha participado por segunda campaña consecutiva con su barco de investigación, 'Thetis', y un equipo de cuatro arqueólogos subacuáticos y una restauradora.

Paralelamente, en los meses de agosto y septiembre ha tenido lugar la sexta campaña de visitas guiadas para buceadores recreativos, una experiencia "pionera" que este año han disfrutado un total de 114 buceadores y buceadoras de toda España, Francia, Bélgica, Inglaterra y Chile.

El yacimiento arqueológico subacuático Bou Ferrer es el pecio de un gran mercante romano de época altoimperial que transportaba una carga principal de ánforas, que contenían salsas de pescado, de tipología Dressel 7-11; además transportaba un cargamento secundario de lingotes de plomo con las marcas de propiedad del emperador.

Durante un viaje desde la actual Cádiz hasta Roma se alejó de su ruta en alta mar, probablemente víctima de vientos opuestos o un temporal, y se hundió cuando estaba a punto de alcanzar la playa de ciudad portuaria de Allon (La Vila Joiosa), donde habría podido salvar el cargamento y quizá la nave.

Los estudios de la epigrafía de los lingotes de plomo y de las monedas encontradas fijan la fecha del naufragio entre el año 66 y el 68, antes de finalizar el reinado del emperador Nerón.

Desde su descubrimiento para la ciencia, en el año 1999, se han realizado varias intervenciones arqueológicas financiadas por la Conselleria de Educación, Investigación, Cultura y Deporte de la Generalitat Valenciana. En el año 2014 fue declarado bien de interés cultural y en 2017 la Unesco lo incluyó en su Registro de Buenas Prácticas en Arqueología Subacuática.