La
Berlinale entra en sus últimas horas sin un
claro favorito al Oso de Oro, y más titulares relacionados con las estrellas visitantes que con las películas de la sección oficial.
Quizá una de las propuestas más contundentes fue la brasileña
Tropa de Elite, dirigida por
violencia y la corrupción policial en las favelas de Rio de janeiro.
Padilha ya
sedujo a espectadores de todo el mundo con su debut conematográfico,
Ônibus 174, un tenso documental sobre el secuestro de un autobús cerca del Jardín Botánico carioca.
Más comercial, y amparada por el poderío de la industria norteamericana,
gran trabajo de su protagonista,
Daniel Day-Lewis, que interpreta a un calculador prospector de petróleo de principios del siglo XX.
También tuvo una
buena acogida
Happy-Go-Lucky, del británico
Mike Leigh, un elogio a la felicidad por mucho que las criaturas felices puedan enervar al resto del mundo. El mismo día que la película se proyectó
Standard Operating Procedure, sobre las torturas a presos iraquíes en Abu Ghraib, también con críticas favorables.
Julia, dirigida por el francés
Erick Zonca, ha tenido malas críticas pese a una sólida interpretación de
Lake Tahoe, la lenta y cómica historia de un adolescente mexicano, y
Elegy, dirigida por
También la última cinta del italiano
Caos Calmo, puede entrar en la lista de galardonados, tras su polémica con los medios italianos y la Iglesia del Vaticano.