Zaragoza

El patrón de la diversión

Decenas de grupos de rock noveles actuaron durante todo el día en plazas y calles del centro de la ciudad.(Fabián Simón)
Gente, música, animación y roscón, sobre todo, mucho roscón. Miles de personas se echaron ayer a las calles de Zaragoza para celebrar la festividad de su patrón, San Valero. Este año, el santo no fue ventolero y el buen tiempo se alió con las ganas de pasarlo bien de los vecinos.

Las familias pasearon por las calles del centro, comieron roscón y disfrutaron de los espectáculos callejeros, para niños y adultos. Se podía ver gente de todas las edades, que para eso se habían organizado actos para dar gusto a todos.

Muchos iniciaron el día con una visita a la casa consistorial, que celebró ayer una jornada de puertas abiertas. Cientos de personas visitaron el salón de plenos, e incluso el despacho de Juan Alberto Belloch, y se sintieron alcaldes por un día.

Para los amantes de la cultura, también los museos  y salas de exposiciones públicas abrieron ayer sus puertas con entrada gratuita. Igualmente fue gratis la música. La cuarta edición del festival Roscón Rock llevó las canciones y las reivindicaciones de los grupos zaragozanos hasta la calle. Las plazas más céntricas de la ciudad se convirtieron en escenario por un día para los 54 grupos participantes. Numerosos viandantes se pararon a escuchar y a disfrutar de las bandas noveles.

Este año, los músicos reclamaban una mayor facilidad en la concesión de licencias para música en vivo, apoyo a los grupos locales y foráneos, y que se dé una mayor importancia a la enseñanza de la música a los niños en los colegios.

Precisamente, los más pequeños disfrutaron de lo lindo en el día de San Valero. En la Plaza del Pilar pudieron divertirse con el espectáculo de animación callejera Yo punk, tu rock, él rap, del grupo Pingarilaina. Y para que ellos no fueran menos que los mayores cuando terminó el espectáculo comieron un buen trozo de roscón.

Otros, acompañados de sus padres, decidieron hacer su primera visita desde la altura a la ciudad en el bus turístico, que acumulaba colas de espera en sus paradas.

Fue un día para todos, con buen tiempo, y mucha, mucha nata.