Vizcaya

Cada año se hacen aquí medio centenar de test de paternidad

Que si el niño no se me parece, que si este bebé que han dejado a la puerta de mi casa no es mío... En ocasiones, hay hombres que necesitan cerciorarse de que sus hijos lo son realmente. En Euskadi, únicamente el Banco de ADN de la Universidad de la Universidad del País Vasco (UPV) realiza pruebas de paternidad certificadas, que solicitan unos 50 vascos cada año.

La mitad de las solicitudes vienen por vía judicial, en casos en los que la lucha por la paternidad llega a los tribunales, y la otra mitad son peticiones de particulares. En este último caso, no hay un perfil definido de los demandantes. «Aunque se piense siempre en la mujer joven con el hombre mayor y con dinero, la gente que viene es de todo tipo de clase social y edad», explica Marian Martínez de Pancorbo, directora del Banco de ADN.

Los solicitantes particulares tienen que pagar unos 400 euros y el Banco les asegura que tendrán los resultados en menos de 15 días. Los biólogos moleculares de este centro analizan el ADN de las muestras de saliva de los dos individuos (no es necesario sacar sangre) y los comparan. Si los resultados coinciden en 10 de 15 puntos concretos es que son padre e hijo. «La fiabilidad de la prueba es del 99,99%», señala Pancorbo.

Precisamente, en las fechas navideñas es cuando más sube la demanda de pruebas de paternidad, aunque no hay una razón concreta. «Quizás es porque al haber vacaciones la gente tiene más tiempo para pensar y reflexionar», indica la directora.

Los interesados en hacerse la prueba pueden llamar al 945 01 30 45 o enviar un correo electrónico a bancodeadn@gmail.com o bancoadn@ehu.es.

Se asegura la confidencialidad

Todo el que quiera comprobar si su hijo lo es biológicamente tiene asegurada la discreción en el Banco de ADN de la UPV. «El personal no puede decir a nadie los resultados; incluso no se puede afirmar que una u otra persona se haya realizado la prueba», explica Marian Martínez de Pancorbo. La confidencialidad es otra de las razones por las que el personal que trabaja en el laboratorio donde se hacen las pruebas, en Vitoria, sea tan reducido: cuatro personas.