Artes

La cueva de Altamira podría cerrar el acceso de visitas

Bisontes de Altamira
MUSEO DE ALTAMIRA

La directora del Museo Nacional y Centro de Interpretación Altamira, Pilar Fatas, ha afirmado este lunes que no se puede garantizar que las aperturas restringidas a la Cueva de Altamira se vayan a mantener mucho tiempo.

Según Fatas el "futuro más previsible" es que el acceso al conocimiento del patrimonio de arte rupestre paleolítico de Altamira se gestione a través del Museo de Altamira y, aunque ha afirmado que "por responsabilidad" no puede opinar sobre si es o no partidaria de mantener las visitas restringidas, ha declarado que apoya la "política conservacionista".

Durante su intervención en el Foro Ser Cantabria, Fatas ha opinado que es la reproducción de la Cueva de Altamira lo que "permite realmente" acercarse al "conocimiento" y no el acceso presencial, que ahora está fijado en 250 personas al año.

Además de hacer hincapié en que las aperturas presenciales son siempre "medidas temporales", Fatas ha recordado que en Francia son "más restrictivos" y sus dos principales cuevas con arte paleolítico, Chauvet y Lascaux, "están absolutamente cerradas a la visita pública".

"Especialmente frágil por su naturaleza y su pasado"

Para la directora de Altamira el hecho de que se mantengan o no las visitas restringidas no incide en el interés de la sociedad por esta infraestructura, como así lo prueba que, según ha enfatizado, entre los museos arqueológicos, a excepción del Nacional de Madrid, "el de Altamira es el más visitado de toda Europa".

Fatas ha subrayado que con 285.000 visitantes registrados en 2016, se superaron en un 8% las cifras del anterior ejercicio. Una "tendencia positiva" que refrenda que el "efecto llamada" lo provoca el propio "concepto Altamira".

El museo recibe tres veces más visitantes que cuando la cueva era abierta al públicoAsí, ha destacado que, en la actualidad, con el acceso restringido, la media de visitantes es de 250.000 al año, tres veces más que los 81.000 que acudían a Altamira cuando la Cueva estaba abierta el público.

Para Pilar Fatas, la Cueva de Altamira es "especialmente frágil por su naturaleza y por su pasado", ya que su "temprano descubrimiento", aunque fue de gran trascendencia para que fuera conocida en todo el mundo, también "la ha marcado de por vida".

Según ella, más que por los miles de personas que han visitado la cueva, lo que ha sido "nefasto" es que en las primeras décadas se vio sometida, "de forma bienintencionada", a modificaciones de su arquitectura interna que han desencadenado muchos "efectos negativos".

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