Sevilla

Calles subterráneas permitirán unir el Prado con el Parque María Luisa

Uno de los edificios que el Ayuntamiento expropiará para abrir más entradas al Alcázar. (Firma Foto)

La idea inicial era enterrar la avenida Menéndez Pelayo desde el Equipo Quirúrgico hasta el Pabellón del Perú para evitar el cruce de la Glorieta del Cid y hacer así peatonal el espacio entre los jardines del Alcázar, la Fábrica de Tabacos y los jardines del Prado.

Ya puestos, los técnicos de Urbanismo han ido más allá y estudian un plan mucho más ambicioso que permitiría integrar la plaza de España y el Parque de María Luisa en el centro peatonal de Sevilla y poder llegar andando sin cruzarse con un coche desde la plaza de la Campana hasta la Enramadilla y la plaza de América.

Los edificios del 29

Para ello, desde el Ayuntamiento diseñan un entramado de calles subterráneas al estilo del complejo Azca de Madrid. Implica soterrar también las calles Palos de la Frontera y avenida de Portugal hasta Doctor Pedro de Castro, al sur, y al norte, la avenida de Carlos V hasta la glorieta de Doña María de las Mercedes. El subterráneo proyectado para Menéndez Pelayo se alarga hasta la glorieta de los Marineros con el objetivo de integrar en la nueva Sevilla peatonal el Parque de María Luisa y todos los grandes pabellones de la Exposición del 29.

El proyecto incluye la construcción de un gigantesco aparcamiento subterráneo con capacidad para 2.000 plazas, que se sumaría a las que ya hay en el de José Laguillo y a las 1.200 del de la Barqueta (ver noticia inferior).

La idea de Urbanismo es que sea la concesión de la explotación de dicho aparcamiento por un largo periodo de tiempo la que permita obtener el dinero necesario para financiar esta gigantesca obra, que, según sus cálculos, podría rondar los 40 millones de euros y que se convertiría en el proyecto estrella del Gobierno municipal para esta legislatura.

Este parking subterráneo formará parte de un gran intercambiador de transportes, ya que bajo la superficie habrá también espacio para una estación de autobuses de Tussam y conexiones con la futura estación del metro. Y sobre ella, la parada del tranvía Metrocentro y la estación de autobuses de San Bernardo.

El proyecto tiene que resolver dos obstáculos importantes: los túneles del metro y el arroyo del Tagarete. El paso cruzaría entre ambos.

Con los días contados en San Fernando

Urbanismo ya ha cerrado  con Cultura qué edificios se pueden tirar y cuáles no para abrir nuevas entradas hacia el Alcázar.

Basta con fijarse un poco para saber cuáles son los edificios de la calle San Fernando que tienen sus días contados. Todos los que están retranqueados, como el de la foto superior de la derecha, son edificios relativamente modernos que carecen de protección por parte de Cultura.

Al Ayuntamiento le basta, por tanto, con expropiarlos para echarlos abajo. Eso sí, pagando un justiprecio a sus propietarios que se determinará por el valor de mercado y que deberá ser soportado con cargo a sus presupuestos.

Es precisamente eso, el coste de la operación, lo que ahora están calculando en Urbanismo. «Si la suma no es desorbitada, lo haremos sin dudar», afirma uno de sus máximos responsables.

En total, hay tres zonas retranqueadas en la calle que servirán para   abrir otras tantas calles peatonales de acceso a los jardines del Alcázar. La muralla que hay en la trasera de los edificios para separarlos de los jardines se levantó en época de Franco, con lo que permitiría abrir puertas enrejadas que permitan la contemplación de los jardines desde el exterior. El espacio entre ella y las casas privadas fue tomado por éstas sin permiso y es en realidad suelo público que el Ayuntamiento recuperará para la ciudad, se lleve o no adelante la expropiación

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