Por qué 'Origen' no debería ganar el Oscar

Comeduras de tarro, las justas: Nolan se la ha jugado lo bastante como para volver a casa de vacío este domingo. He aquí 5 razones tan poderosas como el anillo de DiCaprio. Por MARILÓ GARCÍA
Por qué 'Origen' no debería ganar el Oscar
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Por qué 'Origen' no debería ganar el Oscar

Le hemos dado lo suyo a El discurso del rey, acribillado a Valor de ley y crackeado La red social. Nuestra falta de escrúpulos nos ha llevado a desafiar la corrección política (Los chicos están bien) y a romperle a Andy sus juguetes de Toy Story 3, sin olvidar cuando le robamos las plumas al Cisne negro. ¿Qué nos queda para acabar de repartir estopa entre las nominadas al Oscar a la Mejor Película? Pues, por lo pronto, despertar a collejones a Christopher Nolan, Leo DiCaprio y demás criminales oníricos de Origen. Si creíais que el blockbuster más original de 2010 iba a librarse de nuestros dardos, es el momento de renunciar a ese sueño: sólo esperamos que James Cameron no se entere.

1 .- ¿Dónde están DiCaprio y Nolan?

Ocho nominaciones a los Oscar, incluyendo mejor película, guión (el primero original de Nolan desde su debut) y banda sonora (Hans Zimmer, nada menos). Pero... ¿dónde está la candidatura al jefe de todo esto, Christopher Nolan, y a su 'Señor de los Anillos', Leonardo DiCaprio? Se nos ocurren unas cuantas razones: frío y distante cual Lucas o Kubrick, A Nolan se le va la mano con la dirección de actores (desaprovechados Caine, Tom Berenger y Pete Postlethwaite). ¿Les soltaría lo de "más rápido" y "más intenso"? Por su parte, sospechamos que en la no-nominación de Di Caprio ha pesado su personaje de Shutter Island: si habéis visto el filme de Scorsese, sabréis que lo de Leo en esta película es, más que un sueño, un déja-vu.

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2.- ¿Qué pasa con la peonza?

Si estos fueran los MTV Awards, Origen recibiría el premio al final más comentado, alabado y odiado a partes iguales. Pero no es así: esto son los Oscar, y aquí se exigen libretos coherentes, con un principio y (sobre todo) con un final. Los diferentes niveles de sueño son una trampa maligna, tanto que más de un académico se habrá quedado en alguno de ellos. Pero no en el Limbo, sino dormido como un tronco. Por no hablar de sus posibles interpretaciones. ¿Un megamix de Matrix con Los Serrano? ¿A esto se puede reducir la peli del año? Pero veámoslo por el lado positivo: si los guionistas de la gala se exprimen bien las meninges, Origen puede dar lugar a la gran parodia de la noche...

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3.- Mucho suspense, poca emoción

Origen es "más admirable que disfrutable" dicen sus defensores. Pero, ¿cómo es posible admirar algo que no conmueve? Y más aún tratándose de los académicos de Hollywood, aficionados a galardonar dramones y necesitados de que alguien les encoja un pelín el alma. Origen ha sido el Perdidos de Nolan: algo que come el coco, mantiene el suspense y cuya resolución no convence a todos. Que si el totem, que si la máquina de los sueños, que si Di Caprio es más viejo de como se percibe, que si... Al final, entre tanto enigma, es probable que un título más humano se lleve la estatuilla.

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4.- Diálogos de pesadilla

¿Cómo entender los mecanismos del sueño, sus niveles, distinguir realidad y fantasía? Esas largas charlas introductorias para los momentos clave de la película se convierten en un laberinto desconcertante (en el peor sentido) que acaba incordiando más por lo explicativo que por lo críptico. Los macguffins están a la orden del día, y, por favor, ponga un Michael Caine en su vida (aunque luego, a toro pasado, se chive de tus planes e intente contar "de qué va la película"). Como sentencia la web Urban Dictionary, la incapacidad del gran público para quedarse con la copla ha dado lugar a su propio término: Ineption (de Inception, claro).

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5.- Las mujeres-florero de tus sueños

Hemos afirmado que esta película resulta emocionalmente huera y que desaprovecha a sus actores. Pero, ¿Y las actrices? ¿Qué justificación hay para esa historia de amor entre los personajes de DiCaprio y Marion Cotillard? Nolan demuestra una vez más que el aspecto técnico, y no el dramático, es su especialidad, porque Cotillard no es un sueño idílico de Di Caprio sino su mayor pesadilla. Y también la nuestra, porque sus intervenciones frenan la acción volviéndola aún más difícil de seguir. La otra mujer de la historia, Ellen Page, es una niña que, por edad y motivaciones, no encaja en esta historia por muy bien que le queden el traje chaqueta y el moño. ¿Un gancho comercial para generaciones más jóvenes, tal vez?

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