Los gitanos y los payos conviven de espaldas en el barrio de Pajarillos
- Unos creen que el estereotipo del narcotráfico les hace mucho daño.
- Los otros apuntan a las tradiciones y a la poca formación como parte del problema.
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Un estudio de la Red Pajarillos , a través de encuestas en el barrio, pone de manifiesto que la convivencia entre payos y gitanos se basa, fundamentalmente, en ignorarse mutuamente.
«No hay graves conflictos, pero tampoco se puede hablar de aceptación plena», asegura Queta, una de las mediadoras que ha realizado el trabajo de campo.
La solución que proponen es la puesta en marcha de una mesa de mediación que acerque posturas y facilite el que ambas culturas se conozcan mejor, con una herramienta: la información.
Racismo y autoexclusión
Los colegios e institutos son fiel reflejo de que no hay entendimiento. No juegan juntos.
Recelo del inmigrante
Los gitanos aceptan que la tradición pesa mucho, y que incluso el propio gitano tiene miedo de relacionarse con payos por el qué dirán de los suyos. Creen incluso que los nuevos inmigrantes les están quitando aquellas ayudas que ,hasta ahora, eran para ellos.
El proceso será lento, los gitanos están dispuestos a llamar a la puerta de la integración y piden que se les abra. Los payos, a la luz del estudio, abrirán, pero no sin antes echar un vistazo por la mirilla.
¿CÓMO PUEDEN CONOCERSE MEJOR?
Contacto mutuo. Evitando los guetos y el aislamiento.
Animar a la participación. Involucrar a gitanos en las actividades escolares y dar a conocer modelos de éxito entre ellos. Tener en cuenta sus necesidades, sin que se sientan señalados y no hacer las reuniones, por ejemplo, aburridas, para que asistan.
Evitar estereotipos. Dar imágenes reales de los gitanos evitando las generalizaciones.
Incidir en la educación. Fomentar las actividades extraescolares en los centros.