Arrancarse el pelo, comer yeso y otras manías raras o trastornos

  • Algunas obsesiones llevan a quienes las sufren a repetir actos o comportamientos extravagantes, a veces, incluso irracionales.
  • Desde los que comen tiza a quienes se broncean hasta desarrollar enfermedades.
  • La psiquiatría los señala como trastornos compulsivos o impulsivos que buscan aliviar.
Una joven se muerde las uñas.
Una joven se muerde las uñas.
GTRES
Una joven se muerde las uñas.

Esclavos de una idea parásita. Dominados por un ritual íntimo pero extraño. Pueden incluso llegar a poner en peligro sus vidas. Lanzarse a comer tierra o tiza. Arrancarse el pelo. Broncearse hasta desarrollar un cáncer en la epidermis. Comprar compulsivamente -un 7% de la población española podría sufrir cuadros de compras compulsivas, según el Hospital de Bellvitge-. Lavarse con agua múltiples veces al día. Beber sangre. Obsesionarse por blanquearse los dientes, o por hacer ejercicio hasta el extremo humano...No pueden parar.

En la calle, en el lenguaje popular, se les llama manías raras, obsesiones o incluso adicciones. Son a menudo trastornos compulsivos obsesivos, o a veces impulsivos, alegan los psiquiatras. Un ritual que busca tranquilizar, aliviar, la necesidad de repetir un acto cotidiano o un comportamiento que parece extravagante e irracional. Pueden estar motivados por obsesiones, pensamientos intrusivos, que generan malestar, una lucha para deshacerse de ellos o combatirlos. A veces son el reflejo motor de una ansiedad afincada en la psique, retorcida como una serpiente.

En 2006, varios medios se hicieron eco del caso del brasileño Luis Squarisi, natural de Batatais, cuya obsesión consistiría en asistir a funerales. "En algunos casos necesitan realizar actos extravagantes, se entiende como algo pendiente a cumplir, necesitan estos actos, y si no los cumplen los lleva a la desesperación", explica el profesor de psicobiología de la Universidad Complutense de Madrid, Manuel Martín Loeches.

Algunos de estos trastornos-manías no están aún reconocidos por la Asociación Americana de Psiquiatría, uno de los centro de referencia médica, y su biblia del DMS-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales), pero siguen presentes como una pesadilla o un hábito particular en la vida de estas personas. "Es importante distinguir entre obsesión, compulsión, e impulso. Estos comportamientos pueden tener múltiples variantes, pero muchas veces lo que buscan, por ejemplo en la compulsión, es calmar estados de ansiedad, conflictos emocionales, buscando un alivio a su obsesión a través de la repetición de una conducta que incluso pueden considerar absurda", explica el doctor Juan Ramón Castaño, especialista psiquiátrico del Hospital del Mar de Barcelona.

Personas que sufren una estereotipia (comportamiento anómalo ritualizado) y se arrancan el pelo e incluso lo ingieren, provocando calvas y a veces daños intestinales. Lo llaman tricotilomanía o tricofagia. Está reconocida por el DMS-5 y afecta a un 4% de la población mundial, según el DSM-IV. Es un trastorno cercano al de herirse la piel (excoriación): rascarse la cara, las manos, los brazos, compulsivamente.

Individuos que consumen patológicamente agua (potomanía) o hielo (pagophagia) o tierra (geomania), y que se encontrarían dentro los trastornos pica, aquellas personas que sienten la compulsión de ingerir sustancias no nutritivas, como la luludofagia (comer flores) o la litofagia (comer piedras), la coniofagia (comer polvo), hollín, almidón de lavandería, bolas de naftalina, etc., y que puede que estén relacionados con bajos niveles de hierro o zinc en el organismo. Pica proviene la costumbre alimentaria e indiscriminada presente en las urracas, cuyo nombre científico es Pica Pica.

Comer yeso de las paredes o colillas (stachofagia), cortarse la piel, deformarse a golpe de bisturí estético (un trastorno dismórfico corporal o negligencia con el propio cuerpo), autoinvitarse a eventos, oler pañales sucios, vestirse de bebé (si encontraran placer sexual, entonces sería una parafilia), abuso de sustancias que no producen dependencias como las vitaminas, personas que se mutilan el pene para que éste sea bífido... La lista de comportamientos extraños es larga. No todos tienen que ser un espectro compulsivo-obsesivo. Algunos pueden estar relacionados, como los trastornos dismórficos corporales (sobre la percepción del cuerpo), o manías o hábitos adaptados a la psique de cada uno, a los reflejos de un historial y la accesibilidad del comportamiento.

Maniáticos por naturaleza

Los impulsivos estarían en otro grupo, pueden obtener placer con su acto irreflexivo, sin una meditación o conflicto previo- como en la cleptomanía o la piromanía- que con frecuencia dispara la acción ante un estímulo externo. Además, existen grados. Somos un animal maniático por naturaleza (comernos las uñas, santiguarnos antes de salir de casa, comprobar varias veces si nos hemos dejamos el fuego encendido...), coincidimos en recurrir a ciertos rituales que son irracionales pero que nos alivian o proporcionan seguridad.

Las mentes humanas contienen en esencia reflejos o pequeños síntomas de la neurosis, la esquizofrenia o la obsesión. "Nadie está exento de manías. El ser humano está lleno de extravagancias", explica Martín Loeches. "La enfermedad mental solo aparece cuando ésta provoca una molestia o imposibilidad en la vida de esas personas, sus familiares, o la sociedad. Las manías compartidas, como por ejemplo llevar corbata, en cambio, no nos parecen nada extraño", añade.

Las manías son unas ordenes lanzadas desde las profundidades del cerebro, gestos en ocasiones irrevocables que pueden producir placer, seguridad, autoestima, alivio de una ansiedad... Las personas que sufren pensamientos violentos- ideas obsesivas de asesinato o provocar daños-, por ejemplo, suelen tener palabras clave o gestos que pueden liberarles y que los protegen de llevar a cabo acciones que les repugnan.

Estos comportamientos puede que estén relacionados con los niveles de neurotransmisores como la serotonina y el circuito dopamina en el cerebro- ya que responden a ciertos fármacos- pero se desconoce en gran medida por qué se producen. Un gesto que es reconocido a veces por el propio actor como irracional pero inevitable. "Nos queda mucho por conocer", esgrime el doctor Castaño.

Pieles que se marchitan por bronceados excesivos por un trastorno dismórfico corporal, la tanorexia, y que han sido estudiados por el Dr. Richard Wagner de la University of Texas Medical Branch de Galveston, al darse cuenta de que sus pacientes le aseguraban que "no podían parar", llegando a desarrollar cáncer o problemas en la piel.

El equipo de dermatólogos concluyó que podría estar relacionado con los altos índices de endorfinas que produce la luz ultravioleta. Existe la ortorexia, la obsesión por comer solo comidas que la persona considera saludables y que pueden llevar a la desnutrición o la muerte, y la vigorexia, la obsesión por la musculación.

El DMS-5 incluye ansiedades vinculadas a priori a otras culturas, como la japonesa, y ahí encontramos el Shubo-Kyofu, o miedo excesivo a tener una deformidad corporal, o Jikoshu-kyofu, fobia a tener un olor corporal desagradable, o el pánico a ruborizarse, trastornos que llevan al aislamiento y a rituales. "Seguro que en muchos de estos trastornos hay elementos culturales, biográficos, experiencias previas a nivel familiar y personal, o problemas biológicos y orgánicos, pero es difícil encontrar una única causa efecto", concluye el doctor Castaño.

Temáticas usuales

En ocasiones se repiten las temáticas en estos comportamientos. "Las más típicas están relacionadas con el contagio de microbios y el lavado o limpieza excesivos, o relacionadas con la seguridad o el control, como comprobar y verificar si se ha cerrado el gas, la puerta, las luces, o fobias relacionadas con la impulsión, obsesiones por insultar o pegar, clavar cuchillos, y que se viven de un modo muy desagradable", explica el doctor Castaño, psiquiatra del Hospital del Mar de Barcelona.

Puede que estén relacionados con alteraciones en los circuitos de las estructuras cerebrales corticales y subcorticales, y que contengan elementos hereditarios. Estos trastornos suelen aparecer en la primera infancia (a los 6 años) o en el adulto joven (de 20 a 35 años) y son menos comunes en edades maduras.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento