Artes

Alfred Kubin y Lyonel Feininger, dos almas gemelas dibujando la angustia de Europa Central

'La guerra' vista por el simbolista Alfred Kubin
Albertina, Wien - Sammlung Batliner © Bildrecht, Wien, 2015

Nunca se conocieron en persona, llevaron estilos de vida muy diferentes y dejaron sendos cuerpos artísticos de gran agudeza y enorme influencia pero muy distintos formalmente. Alfred Kubin y Lyonel Feininger fueron coetáneos en el tiempo —nacieron y murieron en las mismas décadas: el primero vivió entre 1877 y 1959 y el segundo, entre 1871 y 1956— y también compartieron el mismo espacio geográfico, la rigurosa Europa Central milenarista, torturada por la desgracia de la I Guerra Mundial, la consiguiente quiebra política, económica y social, y el desencanto que conduce a la angustia.

Pese a las distancias artísticas y nacionales, Kubin (nacido en Bohemia, entonces parte del Imperio Austro-Húngaro y fallecido en Austria) y Feininger (natural de Nueva York, ciudad en la que también murió, pero criado desde adolescente en Alemania) eran dos "almas gemelas" que se admiraban y veían el mundo con los mismos ojos, al considerarlo un teatro de crueldades y destrucción. Una exposición logra colocar en paralelo por primera vez las obras de dos los mejores y más agudos dibujantes de su tiempo y explorar su "sorprendente y fascinante" amistad a distancia.

Estreno en Alemania y en otoño viaja a Viena

Lyonel Feininger und Alfred Kubin: Eine Künstlerfreundschaft (Lyonel Feininger und Alfred Kubin: una amistad artística) exhibe un centenar de obras entre las que hay pinturas aunque dominan las piezas gráficas, dibujos y grabados. La muestra se estrena en la Alten Rathaus de Ingelheim (Alemania), donde está en cartel hasta el 2 de agosto, y después viaja al Albertina de Viena, el museo organizador, donde podrá verse entre el 4 de septiembre y el 10 de enero de 2016.

"De todos los dibujantes contemporáneos, es usted a quien admiro más", escribió Kubin a Feininger en un carta datada el 25 de noviembre 1912 y enviada desde la pequeña aldea austriaca de Wernstein am Inn. El documento, que se reproduce, como toda la correspondencia que siguió al contacto inicial, en el catálogo de la exposición. Kubin había visto la obra del alemán en una exposición del grupo seminal expresionista Der Blaue Reiter, al que fue invitado a unirse por Franz Marc.

'Bastante provecho'

Así comenzó una amistad epistolar e intensa que se prolongó durante años. Kubin fue quien tomó la iniciativa de pedir a Feininger un intercambio de dibujos. "Estoy muy honrado de que desee tener uno de mis dibujos. He sido durante años un admirador de su trabajo, del que he sacado bastante provecho", dice la respuesta, teñida por la admiración.

En aquella época, poco después de que Freud publicase La interpretación de los sueños, Kubin estaba produciendo cientos de dibujos exploratorios de los abismos del inconsciente, aunque, al contrario que el psicólogo, el artista no deseaba ahondar en el sentido, sino en la síntesis simbólica. Feininger seguía otros derroteros alejados de la desolación y la profunda tristeza de su amigo a distancia: aunque se apuntó a la primera hornada del expresionismo,  producía para vivir caricaturas aceradas de seres antropomórficos que colocaba en revistas y publicaciones como Der liebe Augustin y Licht und Schatten.

'Dos artistas introvertidos abriéndose uno al otro'

Con el tiempo ambos artistas empezaron a estrechar lazos, llegaron a considerarse "almas gemelas" y se enviaban bocetos que analizaban y servían de inspiración a obras de respuesta. "Lo que comenzó como un intercambio de dibujos pronto se convirtió en una correspondencia en la que las personalidades de dos artistas introvertidos se abrieron la una a la otra, intercambiando ideas sobre su arte y también discutiendo en profundidad cuestiones más generales", dicen los organizadores de la exposición.

Feininger ya había leído la novela de 1908 de Kubin Die Andere Seite (La otra parte), una distopía de tono absurdo y apocalíptico que tuvo gran influencia en Kafka —amigo y gran admirador de Kubin—, Gustav Meyrink y los surrealistas. El alemán había utilizado la obra literaria como inspiración para la acuarela Stadt Die am Ende der Welt (La Ciudad en el Fin del Mundo).

El gran fingimiento del mundo

La exposición se inicia con los primeros dibujos de Kubin y las caricaturas comerciales de Feininger, para después comparar obras mayores de ambos artistas, sobre todo aquellas que tienen un material temático común —a los dos les gustaba representar el mundo moderno de las ciudades, los ferrocarriles y la guerra, la música y las fiestas de Carnaval como parábola del gran fingimiento del mundo—.

El contacto fue tan intenso como corto y quedó interrumpido por la agitación y el drama de la I Guerra Mundial de 1914, aunque se conservan cartas esporádicas hasta 1919.  Los artistas tomaron caminos distintos: Feininger había descubierto la pintura y abandonó el dibujo, mientras que Kubin se dedicaba con cada vez mayor ahinco a ilustrar obras literarias.

Ambos fueron etiquetados de igual forma por los nazis, que les consideraron artistas degenerados. Feininger logró huir a los EE UU a tiempo aprovechando que conservaba la nacionalidad de su país natal y Kubin siguió mostrando a seres inquietantes —animales que parecen dotados de humanidad y seres humanos animalizados— y criaturas fantásticas y no dejó de interpretar y ampliar los temas de la muerte y el trauma.