Trufa, una joya gastronómica que mejora cualquier receta

Para la gran gastronomía, la trufa es un elemento fundamental. Por algo es la joya favorita de la gran mayoría de cocineros con tres Soles Repsol consultados. Porque la trufa es una joya; un hongo que imprime su personalidad en todos los platos en los que se integra.

Tanto como ingrediente como en condimento, la trufa posee un impactante aroma capaz de impregnar cualquier receta. De hecho, es un alimento que normalmente se utiliza en cantidades muy pequeñas y su valor es más gastronómico que nutricional.

En su composición destaca el agua, seguida de una pequeña cantidad de hidratos de carbono y proteínas. La trufa posee un alto contenido de fibra y es fuente de hierro y potasio. El hierro contribuye al transporte normal de oxígeno en el cuerpo. El potasio contribuye al funcionamiento normal del sistema nervioso.

A la hora de maridar, los vinos tintos de media o gran guarda de zonas como La Rioja, Ribera del Duero, Somontano, Penedés o Conca de Barberà combinan a la perfección con este hongo. También pueden valer los amontillados y olorosos secos, además de los cavas y espumosos de cierta madurez.

Las conservas de trufa –en frasco o lata– tienen una excelente vida útil de uno o dos años. Para tener garantía de calidad, al comprar este producto conviene fijarse en el envase. El término “primera cocción” o “primer hervor” avalará la elección ya que estas trufas tendrán un mejor sabor y aroma que otras.

Aragón tiene una importante relación con la trufa. El 20% de la producción global de este hongo proviene de esta comunidad y también aquí se encuentra el 11% de las plantaciones mundiales que producen trufa negra.

Fuente: Guía Repsol. Rutas, mapas, restaurantes … ¡Planifica con nosotros tu viaje!