Disfunciones de la voz, el lenguaje o el habla: cuando toca llevar al niño al logopeda

  • El tratamiento logopédico previene, evalúa, diagnostica, educa y rehabilita los desequilibrios del sistema orofacial.
  • Esta terapia se basa en ejercicios faciales o ‘praxias’, masajes y estimulación.
  • Si antes de los 3 o 4 años se observan síntomas de un trastorno en la deglución o respiración, es recomendable ir a un logopeda.
Niños con juguetes en La Casa Encendida
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EP
Niños con juguetes en La Casa Encendida

Los padres pueden intuir que su hijo tiene disfunciones de la voz, el lenguaje o el habla; es decir, que su sistema orofacial está deteriorado. Los motivos son, a veces, malos hábitos al respirar, succionar, masticar, deglutir o hablar. Con un sencillo test propuesto por los logopedas se puede salir de dudas. “Existen malos hábitos que alteran la posición normal de los dientes infantiles, como chuparse el dedo, el mordisqueo labial, morderse las uñas o el bruxismo, que consiste en apretar o rechinar las estructuras dentales de forma involuntaria”, asegura Ana María Fernández, logopeda de ISEP Clínic Granada.

Según esta experta, uno de los problemas más frecuentes es la deglución atípica, cuando la lengua, los labios o la musculatura que se relaciona o está dentro de la boca empujan, apoyan o interfieren, presionando los dientes, y puede ser causada por la costumbre de chuparse el dedo o usar el chupete más allá de los dos años.

También es frecuente la respiración bucal u oral que, según Fernández, es la “tendencia a deformar el paladar, por lo que la lengua cae hacia delante modificando la forma de las arcadas dentarias y la posición de los dientes. Una alteración que se observa en los niños que están con la boca abierta al ver la televisión, se resfrían con mayor frecuencia de lo usual y presentan ronquidos al dormir”.

Fernández asegura que, para lograrlo, es imprescindible la coordinación entre el ortodoncista y el logopeda. El primero  trata las anomalías de las estructuras dentomaxilofaciales (los dientes y sus fijaciones óseas, y los huesos de la mandíbula) y el segundo se encarga de reeducar el sistema orofacial, es decir los órganos y componentes que realizan una correcta respiración, deglución, masticación, articulación y fonación.

“Toda deglución disfuncional debe revisarla el ortodoncista pese a que haya un tratamiento logopédico, al igual que un tratamiento ortodóncico para corregir la deglución disfuncional debe ir acompañado de una intervención logopédica para erradicar ese mal hábito y/o entrenar la función deglutoria”, señala.

De acuerdo con Fernández, “el tratamiento logopédico para este tipo de alteraciones se hace a través de la terapia miofuncional, que “es la disciplina encargada de prevenir, evaluar, diagnosticar, educar y rehabilitar los distintos tipos de desequilibrio en el sistema orofacial desde el nacimiento hasta la vejez”. Esta terapia se basa principalmente en realizar ejercicios faciales o ‘praxias’, masajes y estimulación, para conseguir una buena función de todos los órganos implicados”, añade.

Según la experta, “son numerosos los ejercicios faciales que podemos tener en cuenta para la estimulación de los músculos bucofaciales. Cada uno de ellos tiene una finalidad concreta, y es propio del logopeda recomendar los que son oportunos para cada paciente, de forma individualizada para que haya un buen pronóstico”.

Los trastornos de deglución o de respiración pueden darse desde el nacimiento. Según esta logopeda, en general, estas dificultades empiezan a ser notorias sobre los 3 o 4 años de edad, cuando los padres traen a sus hijos a la consulta, porque les llama la atención que tengan dificultades para comer sólidos, roncan por la noche, sufren continuos resfriados, tardan en comer más de cuarenta y cinco minutos o dan muchas vueltas a la comida en la boca.

“Si antes de esta edad observamos algún síntoma que indique un posible trastorno en la deglución o respiración, es recomendable ir a un logopeda, para que haga un tratamiento preventivo o interceptivo, si fuera necesario”, advierte Fernández, que recomienda efectuar este sencillo test sobre los 4 o 5 años de edad, para asegurarse que todo marcha bien.

Quince preguntas decisivas

Se trata de responder “sí” o “no” a las siguientes preguntas:

  • ¿El padre o la madre han tenido alguna alteración dental?
  • ¿La aparición de los dientes cursó con algún problema?
  • ¿Ha habido algún golpe o caída que pudiera causar algún problema dental?
  • ¿Existe algún problema en la alimentación?
  • ¿Cuando está en reposo su respiración la hace con la boca abierta?
  • ¿Cierra la boca cuando come para masticar y tragar los alimentos?
  • ¿Su respiración por la noche es muy fuerte o sonora?
  • ¿Usó durante mucho tiempo el chupete?
  • ¿Cuándo está comiendo ven su lengua empujando los dientes?
  • ¿Sus dientes se cierran correctamente sin dificultad?
  • ¿Tiene control del babeo?
  • ¿Tiene presencia de restos de comida después de haber tragado?
  • ¿Lleva o debe llevar ortodoncia?
  • ¿Es un niño que se ha chupado el dedo, los labios, los carrillos u objetos…?
  • ¿Sus dientes están apiñados?

Ana María Fernández aconseja visitar a un logopeda o a un ortodoncista si se ha contestado con un “sí” a más de siete preguntas.

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