Una investigación asocia los niveles bajos de vitamina D a un aumento de la mortalidad

  • Los niveles genéticamente bajos de vitamina D se asocian con mayor mortalidad por cáncer, pero no con la mortalidad cardiovascular.
  • La carencia de vitamina D es más frecuente en zonas con pocas horas de sol.
Un hombre con traje tomando el sol
Un hombre con traje tomando el sol
FORBES
Un hombre con traje tomando el sol

La carencia de vitamina D es especialmente frecuente en zonas geográficas donde hay menos incidencia de rayos solares. Y es que para tener unos buenos niveles de esta vitamina hay que consumir alimentos que la contengan, pero también exponerse al sol. Una investigación acaba de asociar los niveles bajos de vitamina D con el aumento de la mortalidad.

Estudios anteriores han sugerido que bajos niveles genéticos de vitamina D se asocian con una mayor mortalidad, pero no está claro si las concentraciones bajas de vitamina D son una de las causas del aumento de la mortalidad o simplemente una consecuencia de la mala salud. Millones de personas en todo el mundo toman regularmente suplementos de vitamina D, presumiblemente con el objetivo de prevenir las enfermedades y con la esperanza de vivir más tiempo.

Se han asociado de manera fiable variantes genéticas con las concentraciones de vitamina D, un marcador de estado de la vitamina D circulante. Un equipo de investigación con sede en Dinamarca se propuso poner a prueba la teoría de que los niveles genéticamente bajos de vitamina D se asocian con una mayor mortalidad, usando una técnica llamada aleatorización mendeliana. Su estudio, publicado en British Medical Journal, concluye que niveles genéticamente bajos de vitamina D están vinculados a una mayor mortalidad.

El trabajo incluyó a 95.766 participantes de raza blanca de ascendencia danesa de tres cohortes en Copenhague, Dinamarca, que tenían las variantes genéticas que se sabe que afectan a los niveles de vitamina D. Registraron, además de las variantes genéticas de los participantes, otros factores de riesgo comunes, como el consumo de tabaco, consumo de alcohol, los niveles de actividad física, la presión arterial, los niveles de colesterol y el índice de masa corporal (IMC). Se siguió a los participantes desde el ingreso en el estudio hasta 2013, tiempo durante el cual murieron 10.349.

Los resultados muestran que los niveles genéticamente bajos de vitamina D se asociaron con mayor mortalidad por cualquier causa, mortalidad por cáncer y otra mortalidad, pero no con la mortalidad cardiovascular. Estos hallazgos son compatibles con la idea de que los niveles genéticamente bajos de vitamina D pueden estar causalmente asociados con la mortalidad por cáncer y otras causas, según los autores, pero también plantean que la relación con la mortalidad cardiovascular podría ser el resultado de otros factores de confusión no medidos.

Sol, pescado azul, huevos, leche…

El déficit de vitamina D se asocia con un mayor riesgo de padecer algunas patologías como cáncer, esclerosis múltiple, diabetes tipo 2, hipertensión, inflamación intestinal o enfermedades cardiovasculares.

Además de la moderada exposición al sol, para prevenir su déficit es imprescindible la ingesta de alimentos ricos en esta vitamina como el pescado azul, el aceite de hígado de pescado (sobre todo el aceite de hígado de bacalao), la margarina, los huevos, la leche, derivados lácteos y alimentos fortificados.

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