Renueva tu cuerpo con la energía de las joyas y gemas

El universo de las piedras preciosas y de las joyas ejerce una poderosa fascinación sobre las personas. Se utilizan tanto en joyería como en colecciones de minerales o en aplicaciones curativas.

Los cristales sirven como herramienta para equilibrar las energías del cuerpo según una técnica muy antigua. Históricamente, las piedras se han asociado a condiciones físicas o mentales.

Una de las cosas más llamativas de las piedras es su color, determinado, en gran parte, por los reflejos de la luz. Tiene una gran importancia tanto por su aspecto externo como por su aplicación en cromoterapia.

Los agentes químicos metálicos (cobalto, hierro, vanadio, manganeso, etc.) son los que, en determinadas piedras preciosas, absorben distintas longitudes de onda de la luz blanca y de ese modo se producen los colores.

En la India se consideraba que las frecuencias energéticas del cuerpo estaban distribuidas en siete niveles (chakras) y que la energía universal, en forma de luz blanca, entraba por la coronilla y acababa siendo modulada en los distintos chakras según su color.

Como un prisma

Este modelo sigue vigente y también se utiliza en el yoga. A su vez, cada gema funciona como un prisma que concentra la luz para enfocarla sobre el cuerpo; éste tiene la capacidad de curarse cuando la luz blanca circula armoniosamente entre los chakras.

De acuerdo con esta idea, los problemas surgen cuando la luz se obstruye entre los chakras. Las gemas emiten la luz necesaria y la enfocan sobre las células que funcionan correctamente. Así, cada piedra es una fuente infinita de una radiación en particular, pero hay que limpiarlas de posibles energías negativas.

Las virtudes de los minerales

Ágata amarilla: Proporciona equilibrio emocional.

Amatista: Protección y cambios espirituales.

Ámbar: Ayuda a no preocuparse demasiado de los demás y saber decir que no.

Cuarzo azul: Armoniza cuerpo y espíritu.

Diamante: Apertura mental.

Esmeralda: Tranquilidad.

Jade: Suerte en los negocios.

Ópalo: Vitalidad.

Zafiro: Ayuda a meditar.

Topacio: Contribuye a liberar energías reprimidas.

Rubí: Apetito sexual.

Ónix: Ayuda a mitigar el miedo a lo desconocido.