Protagonista del baño

Lavabos: Han pasado de su exclusivo fin práctico a ofrecer un abanico casi infinito de colores y formas.
Parece un objeto sin misterio alguno en la decoración del baño, pero, gracias a él, la estancia puede ser clásica, moderna, informal, elegante, étnica... Hasta hace poco sólo se fabricaban en materiales cerámicos, para conjuntarlos con los azulejos y el gres de los cuartos de baño. Sin embargo, el abanico de posibilidades es ahora tan amplio como los colores y las formas.

Una de las opciones es la madera. En este caso, en lugar de encastrarlo en una encimera, se colocará encima de ésta. Algo más duradero es el plástico o el PVC, que además suelen ser estéticamente muy acertados, ya que se consigue combinar en una misma zona una variedad de colores y de superficies muy amplia.

Acero y cristal

Para los que quieran un lavabo elegante, lo mejor es el acero inoxidable y el cristal, aunque acumulan manchas de cal. En los cuartos de baño rústicos, la piedra a modo de abrevadero es lo último.

En cuanto a las formas, hay cuatro tipos básicos. Los de columna están compuestos por dos elementos complementarios: el lavabo en sí, fijado a la pared con dos repisas, y la columna sobre la que se apoya. El lavabo semiencastrado se apoya parcialmente sobre muebles o repisas de albañilería. Así, la parte saliente permite ganar espacio para un mueble auxiliar o estantes.

El de suspensión, por su parte, no necesita columna y debe estar fijado a la pared por medio de dos repisas. Puede tener dimensiones muy reducidas y ser cuadrado, ovalado o triangular.

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