Cómo nos cuesta concentrarnos: algunos trucos para lograrlo

  • La concentración es, sobre todo, una cuestión de adiestramiento mental.
  • El primer paso es aprender a observar nuestro comportamiento como un zoólogo observaría a sus elefantes o tiburones.
  • Conviene limitar el tiempo de concentración o fijarse un objetivo inmediato.
Una mujer trabajando en una oficina.
Una mujer trabajando en una oficina.
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Una mujer trabajando en una oficina.

Demasiados estímulos, distracciones, pensamientos dando vueltas… todo suma para que nos cueste tanto concentrarnos. A veces necesitamos esa concentración para el trabajo, para atender una conversación importante o simplemente para pensar en lo que debemos pensar. Pero no siempre somos capaces.

“La concentración es, sobre todo, una cuestión de adiestramiento mental”, explica la doctora suiza Verena Steiner, experta en la cuestión. “Concentrarse es reunirse con uno mismo y, por un instante, orientar la atención de forma intencionada hacia un tema, ligarse a él e ignorar todo lo demás”, aclara.

Según la experta, es posible ejercitarnos para aprender a concentrarnos. Posible y necesario. El poder de concentración es imprescindible para sacar el máximo provecho y lograr el éxito en todas las facetas de nuestra vida.

¿Y cómo se consigue mejorar la concentración? Para lograr aplicarse por completo a un solo tema hay que cultivar ciertas condiciones previas, como alcanzar el sosiego interior y procurarse quietud exterior, no dejarse interrumpir, hacer una cosa después de otra y organizarse de forma inteligente, apunta Steiner, una bioquímica que ha trabajado en la industria farmacéutica y ahora asesora en estrategias de concentración.

Estrategias para concentrarse

Hoy día, el mayor enemigo de la concentración son las interrupciones y distracciones, seguidas de los ruidos. Según la médica, es una situación paradójica, porque la mayoría de estas molestias las podemos evitar. “A menudo una interrupción o un sonido pueden resultar más interesantes que la tarea que tenemos entre manos, o convertirse en un rescate muy oportuno, o un buen justificante para aplazar una tarea difícil”, detalla.

A ese respecto, la regla clave es simple: apagar el teléfono móvil, olvidarse de internet, ponerse tapones en los oídos y ¡a trabajar!

Pero hay ejercicios prácticos que nos van a ayudar. El primer paso, explica Steiner, “es aprender a observar nuestro comportamiento sin criticarnos, es decir, sin valoraciones, como un zoólogo observaría a sus elefantes o tiburones”. De ese modo, asegura, tomamos más conciencia de nuestro nivel de concentración. “Desde el momento en que nos damos cuenta de que nos falta la concentración, nuestro comportamiento ya mejora”.

El segundo paso consiste en intentar mantenernos concentrados el mayor tiempo posible. Para ejercitar este paso conviene limitar el tiempo de concentración o fijarse un objetivo inmediato. “Así, nuestra mente estará ocupada de tal forma que no le quede más tiempo para distraerse”, asegura la experta.

Ante una situación estresante e inesperada hay que realizar unas respiraciones tranquilizadoras y “aprender de los actores y otros profesionales, que tienen que concentrarse en su papel sean cuales sean las circunstancias”.

En todo caso, no se puede desarrollar la habilitad mental de la concentración en un solo día. Según Verena Steiner, “es más bien un adiestramiento similar al de aprender a tocar el piano o jugar al tenis. Para alcanzar un nivel elevado, hay que practicar día tras día y continuar paso a paso, lo cual conduce al éxito”.

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