Tokyo Blues

Desde Cyclo (1995) y Pleno verano (2000), no teníamos por estos lares noticias de Tran Anh Hung, el genio vietnamita encumbrado por los festivales europeos a finales del siglo pasado. Tras una década sabática, filmó I Come With the Rain en el 2009, un thriller con Josh Hartnett sin estreno comercial en España (y con pésimas críticas en el extranjero), para sólo un año después adaptar la más popular de las novelas de Murakami, titulada Norwegian Wood (aquí Tokio Blues) en homenaje a la canción de John Lennon. Con ella, el realizador del Sudeste Asiático se pasa “por la patilla” el leitmotiv argumental que ponía en marcha la narración literaria, conservando, eso sí, la voz en off de Watanabe, protagonista de aquellos maravillosos, turbulentos y dolorosos años 60 nipones. El hecho desencadenante es, en esta ocasión, el suicidio de Kizuki, el mejor amigo de Watanabe, y el enamoramiento posterior que se produce entre éste y la novia de aquél, Naoko, papel interpretado por la actriz Rinko Kikuchi (Mapa de los sonidos de Tokio).

La película tiene secuencias “de raza”, como el paseo pendular de Watanabe y Naoko por el verde de los campos mientras se confiesan sus secretos más recónditos, o la del suicidio, mismamente. Sin embargo, en el timing entre los planos, en el empleo de la elipsis, surgen dudas: ¿las hubieran disipado compatriotas de Murakami como Shunji Iwai, Isao Yukisada o Shinji Aoyama? Nunca lo sabremos, quizás. Lo que sí que prevalecerá será el score de Jonny Greenwood (Radiohead) y la manera que tiene el inconmensurable Ping Bin Lee (Deseando amar, Millennium Mambo) de iluminar las escenas íntimas.

SERGIO F. PINILLA