La despensa extremeña, una cita con la tradición más natural

  • Afamados y deliciosos, las cerezas del Jerte y el pimentón de la Vera.
  • Desconocidos sus hongos y setas: 'boletus edulis', 'amanita cesarea' y más.
  • El cerdo ibérico, alimentado en las dehesas, hace del jamón el rey indiscutible.
El espectáculo de los cerezos en flor.
El espectáculo de los cerezos en flor.
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El espectáculo de los cerezos en flor.

Natural, austera, sin adornos, pero llena de sabor y carácter. Así es la cocina de Extremadura, una tierra afortunada por la variedad y calidad de los productos que ofrece. Es la suya una gastronomía sencilla y de marcada influencia rural.

De su amplia despensa, elegimos de entrada los productos de la huerta, llegados con la primavera. Es el caso de los cardillos silvestres que se preparan en tortillas, guisados en caldereta o rehogados con ajo y pimientos.

Afamadas, las cerezas del Jerte, cuya floración en primavera atrae cada año a miles de curiosos por su gran belleza. Su pulpa roja, crujiente y su carne dulzona hacen de esta fruta una de las joyas de la gastronomía extremeña.

Bien conocido es el pimentón de la Vera, de pueblos que se extienden junto a los regadíos que circundan el río Tiétar. Este 'oro rojo' procede de los pimientos que se cultivan en esta zona cercana a Cáceres y dotada de un microclima ideal para su producción.

Igual que sus cerezas y su pimentón son afamados, los hongos y setas de Extremadura son unos grandes desconocidos. Desde el boletus edulis a la amanita cesarea, pasando por los níscalos y las setas de cardo, toda la variedad posible se da en las dehesas extremeñas. También se prepara un plato exquisito a base del hongo que llaman 'criadillas de tierra', de aroma y sabor similar a los de la trufa blanca.

El cerdo ibérico es uno de los felices habitantes de las dehesas extremeñas; animales alimentados de bellota y hierba, con el jamón como rey indiscutible y sus derivados como los chorizos, lomos, tocinos o morcillas.

Para el invierno, además del cerdo, los platos estrella son las carnes y especialmente la de vacuno criado en la dehesa. Un ganado alimentado exclusivamente en estos prados y que posee una carne de marcado sabor y personalidad. Los platos de caza comparten también el protagonismo de la cocina mientras dura el invierno.

Toda la región es rica en caza mayor (venado o jabalí) y menor (conejo, perdiz, liebre, paloma, codorniz o tórtolas). Todas estas carnes se preparan de múltiples formas como en cocido, asado, a la parrilla, en escabeche o estofado.

Para empezar o terminar nuestra comida, los quesos de Extremadura. Como los derivados de la leche de oveja que se producen en la Serena, y en la zona del Casar, junto a Cáceres. De sabor intenso y muy cremosos, ambos son una verdadera delicia.

Fuente: Guía Repsol. Rutas, mapas, restaurantes … ¡Planifica con nosotros tu viaje!

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