La decoración de la casa depende, como siempre, del gusto personal. Un acabado sobrio y elegante se consigue eligiendo dos colores como máximo para los adornos. Por ejemplo, en el caso del árbol, el plateado para el espumillón –que recorre como una espiral las puntas de las ramas– y el azul para las bolas y las campanas.
Unas luces blancas tintineantes crean una atmósfera mágica, mientras que un acabado más moderno y divertido se obtiene con objetos de plástico de colores, que no tienen por qué combinar.
Si se busca una decoración rompedora, una opción es utilizar formas divertidas sin motivos navideños. En las casas donde hay niños lo más alegre es dejar que su creatividad intuya dónde se colocan los objetos en cada lugar de la casa.
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