Madrid

Un abogado de los neonazis que pegaron a un indigente: "Los vagabundos son cánceres"

Imagen de un indigente.
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Uno de los abogados de los cuatro neonazis que fueron juzgados este martes por el apaleamiento de un indigente el 23 de agosto de 2009 asegura en un escrito presentado ante la Sala que "la vagancia" y "el constituirse un parásito de lo decente" llevan a la repulsión y a añorar con "nostalgia de tiempos pasados" la Ley de vagos y maleantes de 1933.

Así consta en el texto de defensa presentado ante la Sala que juzga a los cuatro supuestos neonazis por dar una brutal paliza a un indigente cuando dormía en un fotomatón de la zona de Moncloa (Madrid), dejándole en coma debido a los fuertes golpes y con la pérdida del habla por lesiones neurológicas.

"Hoy empieza a resurgir en círculos políticos que tienden a prohibir la mendicidad, plaga de nuestras ciudades porque hay nostalgias de tiempos pasados", añade el escrito del letrado defensor Ángel Pelluz Granja, de 90 años.

Esta norma fue aprobada en 1933 por consenso de todos los grupos políticos de la II República para el "control de mendigos, rufianes sin oficio conocido y proxenetas", rezaba el texto.

En los pasillos, el letrado Pelluz se ratificó en sus manifestaciones y aseguró que los vagabundos "no son personas humanas", sino "cánceres de la sociedad que deberían ser extirpados".

El abogado fue inspector nacional del Ministerio de Información y Turismo durante la dictadura franquista y funcionario del Cuerpo General Técnico de la Administración Civil. En 1971 se presentó a procurador en las Cortes. En 2009 fue juzgado por una presunta estafa inmobiliaria cometida junto a otras personas en complejo Ciudad Antena de Benidorm, pero fue absuelto.

De diez a doce años de prisión

Javier R.B., uno de los cuatro jóvenes procesados, ha culpado a otro de los acusados, Mykhaylo T., de pegar y pisar "poseído por la ira" al mendigo. En el juicio, junto a Mykhaylo y Javier, se han sentado en el banquillo de los acusados María Leticia G.D. e Iván L.G., por un delito de lesiones. La Fiscalía solicita doce años de cárcel para el primero de los procesados y diez años de prisión para los otros tres, además de una indemnización conjunta de 300.000 euros para la víctima, Rafael Santamaría.

En la vista, Mykhaylo ha indicado que, cuando iba andando por la calle con un grupo de personas, pasó junto a un indigente que estaba sentado, "como borracho" y que les insultó, pero ha dicho que "en ningún momento" comenzó a pegarle patadas. "Siento lástima por esta persona porque con la crisis o los desahucios esto puede pasarle a cualquiera", ha asegurado Mykhaylo al ser preguntado si el mendigo le caía mal por haber ocupado la calle.

"No odio a nadie", ha manifestado Mykhaylo, quien ha explicado que, a veces, se corta el pelo porque sufre dermatitis seborreica antes de negar su pertenencia a un grupo neonazi: "No puedo. Soy comunista. Mi abuelo murió en la II Guerra Mundial".

Por su parte, Javier ha señalado que, al salir de un bar, oyó los gritos de una persona quejándose de dolor, se giró y apartó al ruso, Mykhaylo, que estaba encima del hombre y que le estaba pegando y pisando "con cara de poseído" y "descolocado por la ira".

Javier, que en el momento de los hechos se encontraba en libertad condicional tras ser condenado por un delito de lesiones por una pelea en su barrio y que ha reconocido que lleva un tatuaje con la palabra "sangre", ha precisado que vio cómo Mykhaylo le dio "una o dos patadas en la cabeza" al mendigo.

Los otros dos acusados, María Leticia e Iván, han apuntado que, cuando iban en un grupo andando por la calle, el indigente estaba sentado en el suelo y apoyado contra una pared, gritando y profiriendo insultos, por lo que ella se asustó, pero todos se marcharon.

Ninguno de los jóvenes del grupo agredió al mendigo, según María Leticia e Iván, quien ha aseverado que es "imposible" que 'el ruso' le pegara al mendigo por la distancia que había entre ellos.

Los hechos ocurrieron en 2009

Según el fiscal, sobre las tres de la madrugada del 23 de agosto de 2009, los procesados empezaron a propinar patadas en la cabeza a un indigente que estaba pasando la noche en un fotomatón en la calle Arcipreste de Hita.

A consecuencia de la agresión, el hombre sufrió un traumatismo craneoencefálico con contusión hemorrágica intraparenquimatosa, de la que tardó en curarse 541 días.

Como secuela, a Rafael le ha quedado una alteración cognitiva-conductual que le limita para cualquier actividad de cierta complejidad, circunstancia en la que requiere supervisión de terceros.

Este miércoles declarará la víctima, que sostiene que fue agredido en grupo.

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