Con el frío es inevitable encender la calefacción, pero hay maneras y maneras. Una chimenea en casa siempre hace todo más cálido, pasa a ser un elemento decorativo que aporta un confort extra. Lo normal es ubicarlas en el salón, dando calor directo al sofá y los sillones. El concepto ha evolucionado, gracias a las nuevas tecnologías, que han aportado un mayor rendimiento calorífico y más seguridad. Los diseños, cada vez más modernos, se adaptan a todos los estilos de decoración.
Sea de la tendencia que sea, siempre contará con un hogar (el lugar de la combustión), un conducto de humos y un frontal. Es este último el que podemos revestir de acuerdo con el diseño deseado. Para su construcción se emplean materiales como el mármol, el ladrillo, las piedras naturales o la madera.
Las chimeneas de madera son las más económicas y aportan una calidez casi hipnótica, que centra la mirada en las llamas. Esta imagen no está reñida con la modernidad, pero necesita un preciso mantenimiento y mucha limpieza. Las de gas, que consisten en encender leños artificiales, son las más seguras y limpias, y ahorran tiempo en recoger cenizas y brasas.
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