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Gótica, militar, flúor, barroca... y otras tendencias de moda que brillaron durante 2012

Las tendencias de 2012.
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Mientras la economía global se ha mostrado cauta y tímida, la moda ha echado la casa por la ventana y ha apostado por la belleza de los patrones de los años 20, la opulencia del estilo barroco, la fuerza de los tonos flúor y la estética de los toreros y el folclore español.

Estas son diez de las tendencias de moda más deseadas de 2012:

Los locos y felices años 20. En tiempos de crisis, los gurús de la moda han rendido homenaje a la próspera y feliz década de los años 20 con patrones de líneas fluidas, cinturas bajas y detalles de flecos, encajes y pedrería. Vestidos estilo charlestón, collares largos de cuentas, sombreros, zapatos de salón, joyas ostentosas, maquillajes recargados y melanas "bob-cut" están de moda.
El pijama. El patrón del pijama masculino, un look relajado y divertido que saltó con poderío y autoridad a las calles. Este modelo de aire distendido popularizado por Coco Chanel, se ha convertido en la prenda más deseada y no precisamente para dormir.
El estilo barroco. La opulencia del barroco ha estado presente en el armario femenino. Vestirse al estilo de las zarinas ha sido posible gracias a la majestuosidad del dorado, los diseños curvilíneos, las blondas, las puntillas y la vistosa pedrería.
La tendencia gótica. Sobre el color negro se ha asentado el nuevo estilo gótico, una tendencia que ha confiado en el romanticismo de los encajes, en el poderío y la dureza del cuero y en la suavidad del terciopelo. Alzacuellos, calaveras levitas y capas han sido los pilares de esta mística propuesta que ha resucitado a una "femme fatale".
La estética militar. Tendencia que se ha instalado en la calle bajo el mando del ejército de tierra. Este estilo, llamado army girl, ha presumido de magnetismo y en él han tenido cabida parkas, gabardinas, faldas lápiz y trajes de corte masculino, prendas que han llevado a la mujer al campo de batalla.
El modelo minimalista. La sobriedad también ha brillado de la mano del minimalismo, moda que prefiere la ausencia de adornos. Patrones limpios con cortes arquitectónicos y tejidos nobles ofrecen un concierto de prendas urbanas muy fáciles de poner, tintadas en blanco y negro.
Los tonos flúor. Con la llegada del calor, se instalaron los tonos ácidos y frescos, una de las tendencias más estridentes de la década de los ochenta. Por suerte, este año llego con aires renovados y en pequeñas dosis, casi siempre de la mano de los complementos.
El encaje. Durante años relegado a los vestidos de novia, el encaje ha vivido una segunda juventud envuelto en un espíritu bucólico, romántico e incluso bohemio, alejado de ese aura clásico y señorial que siempre le acompañó. Ha mostrado todo su poderío sobre las alfombras rojas más exclusivas, eso sí, en clave cool y con un toque sexy.
Los colores pastel. Rosa empolvado, amarillo vainilla, verde agua, azul celeste, malva lavanda o naranja albaricoque han sido algunos de los dulces y tiernos tonos que ha endulzado la silueta femenina. Lejos de resultar tímidos y rozar la cursilería, estos colores se han mostrado tan luminosos que las grandes agujas les han dado su bendición para vestir a una mujer optimista y alegre.
España inspira. Encajes, borlas goyescas, mantillas, volantes, chorreras, faldas a modo de capote y bordados sacados de los trajes de torero han estado de moda. Las pinturas del siglo de Oro español, la estética de los toreros y el folclore español han servido de inspiración a grandes modistos. Mantones de Manila, capas, mantillas de encaje, siluetas goyescas, trajes de corto para pasear a caballo, trajes de luces, vestidos de gitana, capotes, peinetas, abanicos, pendientes y collares con filigrana decorados en coral han sido el denominador común de muchas de las colecciones que se han visto en las pasarelas más importantes.
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