Lo mejor del cine chileno actual

Su diversidad y su impacto a nivel mundial, han convertido al cine chileno en una de las cinematografías más reconocidas del último tiempo. Un mirada panorámica para revisar la
variada propuesta fílmica que emana del último rincón del globo. Por DANIEL OLAVE M.
Lo mejor del cine chileno actual
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Premios. El cine chileno está lleno de galardones de los más prestigiosos festivales internacionales en los últimos años. Sólo en Sundance, desde el 2012, cinco películas de directores chilenos han participado en la selección oficial y ganado premios. A eso se suma la constante presencia en Cannes, el hito de que una cinta local -No, de Pablo Larraín- haya sido nominada por primera vez a los premios Oscar, y que sea habitual las noticas de filmes nacionales premiados en eventos como San Sebastián, Rotterdam u otros. Sin ir más lejos, Gloria, el cuarto largometraje de Sebastián Lelio, partió su carrera con estreno en Berlín y el Oro de Oro a mejor actriz para la destacada perfomance de Paulina García. Ella encarna a una mujer madura que trata de buscar su sitio en el mundo, en una cinta llena de atmósfera y de una empatía enorme, donde la actuación y la construcción de su entorno, logran crear un personaje real, lleno de vida y dudas. Tras el estreno en salas, donde tuvo una buena respuesta del público y varios premios más, cierra su ciclo con el reciente galardón recibido en los primeros premios Platino del Cine Iberoamericano, como confirmando el buen momento que vive esta cinematografía.

Pero no solo de premios vive el cine. En Chile, el gran debate que viene es que mientras las películas recorren con éxito los festivales alrededor del mundo, y la variedad y cantidad de oferta aumenta como nunca antes, queda pendiente aún su llegada al público local. Salvo fenómenos de taquilla como la comedia Stefan vs Kramer (de y sobre un popular imitador de la Tv chilena), que batió todos los records con más de 2,3 millones de espectadores en Chile (superando a cualquier otra película tanto nacional como internacional en la historia del país), hay una gran mayoría de filmes, muchos de los mismos que ganan prestigio y premios en el exterior, que son ignorados por el público.

Aunque este fenómeno ha hecho aumentar la propuesta de la comedia televisiva hecha para la pantalla grande (Barrio universitario, El babysitter, El derechazo, Kramer candidato –inevitable secuela del filme ya citado- y varias más anunciadas para el 2014), el grueso de los estrenos de los últimos 18 meses han sido filmes con propuestas autorales o primeras películas de jóvenes realizadores salidas de las –cada vez más- escuelas de cine.

Del último tiempo destacan proyectos como Bonsai, el segundo largometraje de Cristián Jiménez; Las cosas como son, de Fernando Lavanderos; El futuro, de Alicia Scherson; De Jueves a domingo, de Dominga Sotomayor; Joven y alocada, de Marialy Rivas; y la durísima Carne de perro, de Fernando Guzzoni. Y también cintas que aprovechando un activo circuito de salas “alternativas” han logrado su estreno, como El lenguaje del tiempo, de Sebastián Araya; El circuito de Román, de Sebastián Brahm, La jubilada, de Jairo Boissier, Verano, de José Luis Torres Leiva o Mitómana, de José Luis Sepulveda, uno de los realizadores más arriesgados y de una propuesta más personal y marginal del último tiempo, autor de la excelente Pejesapo (2007).

También hay intentos por encontrar una voz para el cine de género –además de la comedia-, intentando un cine de terror o fantástico con filmes como Caleuche, de Jorge Olguín; o Videoclub, de Pablo Illanes. Además de intentos en el policial u otros subgéneros, cuyos noveles directores luchan por proponer. Se viene una seguidilla de este tipo de películas en los próximos meses. El más tenaz ha sido Ernesto Díaz, que tras sus experiencias junto al experto en artes marciales Marko Zaror (Machete Kills) en la trilogía de acción compuesta por Kiltro, Mirageman y Mandrill, abordó una cinta explotation Tráiganme la cabeza de la mujer metralleta y un policial que llega a salas en 2014: Santiago violenta.

Hay varios factores que explican el auge del cine chileno: esta mayor cantidad y variedad de películas, y van desde el fortalecimiento y profesionalización de la industria local merced a leyes y fondos así como a la nueva generación de gestores, productores y nuevos realizadores. A eso se suma la proliferación de escuelas de cine, incluyendo las universitarias, así como el abaratamiento de costos y uso de las nuevas tecnologías. De unas 23 o 24 películas estrenadas comercialmente en los dos últimos años, se anuncian para 2014 más de 30, una cifra que puede llegar fácil a las 40 si contamos los documentales que se exhibirán en salas.

En este panorama, hay voces que han logrado mantener una trayectoria que se ha ido fortaleciendo, como Andrés Wood, director ya de media docena de películas (Machuca, Violeta), y que ha hecho un gran aporte como productor y director de destacadas series de TV. O el escritor Alberto Fuguet, que desde la vereda de la crítica y el guión, derivó en una muy personal mirada como realizador (Música campesina, Locaciones). Uno de los más prestigiosos –a la vez que desconocidos para el público masivo-, es Alejandro Fernández. Luego de sus películas Huacho y Sentados frente al fuego, filmes de corte contemplativo, que este admirador del cine de Abbas Kiarostami centra en personajes sencillos del campo chileno, acaba de ganar Sundance con su tercera obra, Matar a un hombre, y se perfila como uno de los realizadores más originales de su generación.

Cuento aparte es el explosivo auge del cine documental, que tiene muchos y destacados exponentes que han logrado llegar a salas de cine y conmover con grandes trabajos y miradas muy personales. Un ejemplo es Marcela Said y su estremecedora El mocito, y que este año pasa al largometraje de ficción con El verano de los peces voladores. Aunque el máximo representante de este género, y uno de los mejores cineasta chilenos –sino el mejor, tras la muerte del gran Raúl Ruiz- es Ignacio Agüero, que tras una carrera sólida y consecuente, deslumbró este año con la sencilla y magistral El otro día.

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