La obra cinematográfica de Eduardo Coutinho, centrada en el formato documental, ha sido durante décadas uno de los mejores testimonios de la sociedad brasileña, sus ciudadanos y sus cambios sociales. La muerte violenta que ha sufrido a los 81 años, apuñalado en su domicilio de Rio de Janerio junto a su mujer (quien ha sido ingresada grave tras recibir cinco cuchilladas), todavía tiene que ser investigada por la policía. La División de Homicidios de la Policía Civil de la ciudad brasileña considera como principal sospechoso al hijo de la pareja, de 41 años, que también ha sido hospitalizado con heridas de menor gravedad. Mientras la investigación maneja la hipótesis de que el hijo, aquejado de esquizofrenia, pudiera haber intentado matar a sus padres para después suicidarse, a nosotros nos queda recordar las películas de Coutinho, uno de los cineastas más importantes de Brasil, dotado de una perspicaz y templada voz documentalista.
Aunque estudió dirección cinematográfica en Brasil y en París, la primera parte de la vida profesional del brasileño estuvo dedicada al periodismo, con trabajos como crítico de cine, redactor, reportero y corrector en varias publicaciones. En 1967 dirigió un segmento de la colectiva El ABC del amor y al año siguiente estrenó su ópera prima, O homen que comprou o mundo (1968), pero no sería hasta la década siguiente cuando empezará a ver la luz la obra documental por la que merece pasar a la posteridad. Eso sí, la gestación de su obra maestra, Cabra, marcado para morir (1985) en realidad empezó mucho antes. En 1964, Coutinho comenzó a trabajar en una dramatización de la vida del líder de la liga campesina João Pedro Teixeira, a quien habían asesinado por orden de unos terratenientes dos años antes. El golpe militar del 31 de marzo interrumpío el rodaje, parte del equipo fue detenido y el material filmado sobre los movimientos campesinos requisado. En 1981, el cineasta pudo recuperar parte de lo confiscado, retomó el proyecto y buscó a Elizabeth Teixeira, viuda del asesinado, que vivía escondida en la clandestinidad. El resultado del reencuentro no fue sólo la reconstrucción de la identidad de los campesinos, sino también una visión sobre la dictadura del régimen militar que dominaba el país. En España, la película pudo verse en la retrospectiva que el Festival Punto de Vista de Navarra dedicó al director.
- See more at: http://www.puntodevistafestival.com/es/ficha_pelicula.asp?Urtea=2013&IdPeli=258#sthash.gYtMvwli.dpuf
- See more at: http://www.puntodevistafestival.com/es/ficha_pelicula.asp?Urtea=2013&IdPeli=258#sthash.gYtMvwli.dpufCoutinho también será recordado por otros trabajos de gran valor: Teodorico, o Imperador do Sertão (1978), donde refleja el caciquismo brasileño; Santa Marta - Duas semanas no morro (1987), retrato del día a día en una de las grandes favelas del sur de Rio de Janeiro; Boca de Lixo (1992), sobre la vida de un basurero. Y piezas de absoluta exploración humana delante de la cámara como Jogo de cena (2007) o As canções (2011), donde la gente normal que siempre le había interesado es la completa protagonista mediante sus rostros, gestos y voces: en el primero, mujeres corrientes se entremezclan con actrices famosas para contar su vida y confundir la percepción del espectador sobre verdad y ficción; en el segundo, canciones de música popular brega sirven para exorcizar las experiencias traumáticas o de desamor de un puñado de personas.
Sobre su particular forma de trabajo y de entender el cine habla el director en esta clarividente entrevista durante su visita del año pasado al Museo Reina Sofía:
Más noticias de cine, próximos estrenos y series de televisión en CINEMANÍA.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios