Jocelyn Bayangat «No existe mucha diferencia entre Euskadi y Filipinas»
Le ayudaron, por ejemplo, a traer a su marido con los papeles en regla, algo por lo que les está muy agradecida. «Mi señora me llegó a decir que yo era la segunda madre de sus hijos; nada me ha hecho más feliz». Todavía mantiene el contacto.
Su adaptación a Euskadi no ha sido nada difícil, ya que ella asegura que «no hay casi diferencias entre esto y Filipinas, por lo menos en cuanto a la cultura». Muchas cosas le recuerdan a su lugar de origen. Por ejemplo, cada vez que ve un autobús con destino al colegio Urdaneta bromea que ya puede «volver a casa en bus»; su ciudad natal se llama Urdaneta Pangasinan.
Ahora reconoce que es muy feliz aquí y que se siente muy bien acogida. «Los vascos nos han tratado siempre muy bien», a pesar de haber sentido rechazo alguna vez «en la cola del súper». Junto con su hija, Janire Mae, de tres años, y su marido espera quedarse para siempre.