El peatón se la juega en más de una veintena de puntos peligrosos
Prácticamente todos los barrios de la ciudad tienen algún punto negro para los viandantes, que se complican más cuando las obras levantan el firme y hay que esquivar zanjas y hormigoneras, como sucede estos días en la calle Doctor Cerrada y en el entorno de Romareda.
La estrechez de las aceras es un problema permanente en barrios como Oliver o Valdefierro, donde, además, todavía tienen decenas de antiguos postes eléctricos ocupándolas. «Hay que hacer equilibrios o caminar por la calzada», explica Manuel Moreno, de la asociación de vecinos Aldebarán.
Sin aceras en Picarral
En la calle Matheu, en el Rabal, sufren el mismo problema. «Hay tan poco espacio que los niños se golpean con los retrovisores de los coches aparcados», señala Rafael Tejedor, de la asociación Tío Jorge. En otras zonas, los peatones lo tienen peor porque ni siquiera hay aceras, como en la avenida Alcalde Caballero.
En ocasiones, aunque las aceras sean anchas, el mal estado de los baldosines provoca tropiezos entre los vecinos. A menudo son las ramas de los árboles las que las destrozan, como en Montecanal, plaza Europa o los alrededores de Torre Ramona. Otras veces se deterioran con el tiempo, como en Duquesa Villahermosa, Ricla o Carmen.
Los alcorques vacíos son otro gran problema, sobre todo en Torrero. Algunos están cerca de paradas de autobús.
Denuncias por caídas
Cada año se producen unas 200 caídas en la calle y muchos intentan denunciar al Ayuntamiento, pero las dificultades de la burocracia les hacen desistir. «Remiten la responsabilidad a una compañía de seguros que se niega a pagar costes bajos», explican en la Unión de Consumidores de Aragón. A las víctimas sólo les queda ir a juicio, algo muy caro, ya que hay que pagar abogados. Las indemnizaciones varían mucho, pero suelen ser 45 euros por día de baja laboral o 20 si no hay que dejar de trabajar.
Más difícil todavía llevar un carrito
Los peatones que circulan con un carrito de niño o de la compra, lo tienen todavía más difícil. En algunos puntos, como un tramo de Jorge Cocci, farolas o árboles ocupan las estrechas aceras.
Otro peligro más pasos de cebra
El paso de peatones del cruce de Pablo Gargallo y Puerta Sancho se ha convertido en un riesgo. Hay muchos coches aparcados y no se ve bien si viene un vehículo. Ha habido atropellos.
Por aquí, mal
Estos son algunos de los puntos más conflictivos para los peatones:
Agujeros peligrosos
Alcorques en torrero. La avenida América y calles aledañas, como Monzón, están llenas de alcorques sin árboles, una trampa para el peatón, que puede caer en ellos en un descuido. Los vecinos han pedido muchas veces que se planten árboles.
Las grandes obras
Echegaray, romareda, almozara... Las obras que más afectan al tráfico también suponen una traba para los peatones. Caminar por Echegaray o por el principio del puente de la Almozara es muy molesto y obliga a cambiar itinerarios y a esquivar zanjas y obreros. Las de Romareda terminarán antes del Pilar.
Acera hundida y obras
En pleno centro. Caminar por la zona de Doctor Cerrada es muy difícil. La calle está levantada por obras y muy cerca de allí, en las calles Carmen y Ricla, las aceras están hundidas, con grandes desniveles.
Esquivar los charcos
Actur. En este barrio, el mayor problema son los charcos que forman los aspersores y que invaden las aceras.
Falta de aceras
Alcalde caballero. Los vecinos llevan años pidiendo aceras en esta avenida, donde circular a pie es un riesgo. En algunos tramos de la avenida de la Industria, entre Santa Isabel y Montañana, ocurre lo mismo.
Adoquines traicioneros
Don Jaime y César Augusto. El pavimento irregular de calles adoquinadas ha hecho tropezar a más de un peatón.
Dinos @ ) +
... dónde hay aceras o calles en mal estado
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