Kenia, más allá del safari: por sus playas y aguas turquesa

  • Vestigios de civilizaciones antiguas se asoman a playas desiertas de arena blanca y fondos marinos de gran belleza.
  • Lamu: la joya de su archipiélago y su ciudad vieja, patrimonio de la UNESCO.
  • En el parque Malindi-Watamu, una de las barreras de coral más bellas del mundo.
No es el Caribe, es Kenia: Diani Beach.
No es el Caribe, es Kenia: Diani Beach.
TURISMO DE KENIA
No es el Caribe, es Kenia: Diani Beach.

Pensamos en Kenia y pensamos en un safari por la sabana. Pero en términos turísticos Kenia es mucho más. Un ejemplo, la imagen que ilustra estas líneas: no es el Caribe, es Diani Beach, en Kenia. Este país africano tiene mucha costa y mucha playa que enseñar.

Su situación a lo largo del Ecuador y su clima templado en la costa durante el invierno europeo hacen de Kenia un lugar ideal para escaparse a sus exóticas playas en cualquier época del año.

Mombasa, punto de partida

Con más de 500 kilómetros de costa frente al Océano Índico, descubrir la costa de Kenia supone ir en busca de vestigios de civilizaciones antiguas, recorrer playas desiertas de arena blanca y sumergirte en fondos marinos de gran belleza.

La capital del litoral y la segunda ciudad de Kenia es Mombasa (a tan solo una hora de vuelo de Nairobi) es el lugar ideal para iniciar este viaje. No hay que dejar de perderse por las calles de arquitectura típicamente árabe de su ciudad vieja o visitar el Fort Jesus, un fuerte portugués construido en 1593 y uno de los edificios europeos más antiguos de África.

Para  terminar el día saboreando la gastronomía de la costa no hay nada mejor que embarcarse e un tradicional barco suahili (Dhow) y recorrer el canal de Mombasa viendo caer el sol.

Las playas de Mombasa presumen además de tener algunos de los complejos turísticos más cosmopolitas de África, que van desde hoteles familiares, hasta la excelencia de un cinco estrellas, muchos de ellos ubicados en la playa de Diani.

El archipiélago de Lamu

Desde la playa de Diani, en la costa sur, se puede acceder al parque marino de Kisite-Mpunguti. Situado en la isla Wasini, donde los paisajes volcánicos contrastan con aguas de color turquesa. Este parque acoge todo un reino de los grandes peces y especies tropicales, lo que lo hace ideal para la pesca de altura, que atrajo en su día a figuras notables como el escritor Ernest Hemingway.

En la costa Norte espera Lamu para darnos la bienvenida y compartir la esencia de la cultura swahili. El archipiélago de Lamu es una de las joyas de Kenia.

La ciudad vieja de Lamu, patrimonio histórico artístico de la UNESCO, es uno de los pocos lugares del mundo en donde el tiempo parece haberse detenido hace siglos. No se ve ni un solo coche en esta ciudad, de hecho no existen. Apenas 3 vehículos que pertenecen al alcalde, al hospital de la ciudad y al cartero. El resto de la población caminan parsimoniosamente o a lomos de un burro; en Lamu estos animales están por todas partes…

Más allá de la ciudad de Lamu, el mar lo llena todo y los dhows (barcos de vela de tradición suahili) y pequeñas embarcaciones a motor unen las islas de Manda, Pate y Lamu.

Del coral de Watamu a las ruinas de Gedi

Al sur de Lamu se encuentra el parque Marino Malindi- Watamu  que cuenta con una de las barreras de coral más bellas del mundo. Sus aguas verde esmeralda y sus playas casi desiertas invitan al relax y a la práctica de deportes como el buceo o el snorkeling.

Desde Watamu es posible escaparse a Mida Creek, una pequeña cala con cuevas marinas y piscinas naturales entre rocas. Es un lugar perfecto para almorzar y disfrutar de la gran variedad de peces y vegetación que se puede observar a simple vista y un lugar privilegiado para los amantes de las aves.

A lo largo de la costa de Kenia se encuentran también joyas históricas que encierran grandes secretos como las ruinas de Gedi (a 4 kilómetros al norte de Watamu). Nadie sabe con exactitud porque los habitantes de Gedi abandonaron precipitadamente en el siglo XIII su floreciente ciudad,  dejando tras de sí intactos palacios de sultanes, frondosos jardines, porcelanas y joyas o elegantes mezquitas.

Hoy las ruinas de Gedi son un excelente ejemplo de asentamiento swahili que sobrevive entre la densa vegetación de la costa y los grandes baobabs y cuyos únicos habitantes son monos de la endémica especie Colobus.

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