[Crónica Sitges 2013] Frodo Bolsón conoce a George Kaplan

¿De qué se habla hoy en Sitges? Básicamente de tres cosas. La primera, el tiempo, claro. Cielo gris, nubes, cuatro gotas, viento. Paisaje amodorrado acorde con lo apocalíptico que tan de moda está. Pero los ánimos se resisten al frío y los fans acuden a Sitges aunque sea con el brasero portátil en la mochila. ¿Y los números del festival? Resistiendo a la congelación: 14% menos de presupuesto que el año anterior. Dato optimista: 37.000 entradas vendidas antes de empezar.

También del ministro Montoro. Fino analista del retruécano y la cuchufleta, el ministro de Hacienda dejó esta semana su famosa perla según la cual el problema del cine español no es de subvenciones sino de calidad. Bueno, teniendo en cuenta que en el top ten del pasado fin de semana había tres pelis españolas, sus razones son sin duda sólidas. Puede pasarse usted por Sitges, ministro –85.000 euros del presupuesto vienen de Madrid, todo hay que decirlo–, verá unas cuantas producciones nacionales. Por cierto, el cine es una sala oscura con una sábana blanca iluminada.

Y por último de Frodo. Es decir, Elijah Wood. Cruzarse de buena mañana con el vástago Bolsón por el pasillo del Melià es una experiencia chocante. También algo asfixiante. Le entra a uno cierto ahogo al ver que Elijah Wood se abrocha la camisa hasta el último botón del cuello. Suerte que entre los fieles asistentes al festival hay un médico muy cinéfilo que hace unos años tuvo que auxiliar al espectador desmayado por los efectos mareantes de La isla, de Kim Ki Duk. Lo digo porque estaría bien estar prevenidos por si a Wood le falta el aire cuando suba al escenario del auditorio para la premiere.

¿Qué has visto hoy? Dejando en suspense el recibimiento del público de Sitges a Mr Wood, no seré temerario al prever que las reacciones serán algo más calmadas que las de los asistentes al concierto de piano y orquesta que se marca su personaje en Grand piano. Eugenio Mira ha imaginado y parido una de esas películas a las que los cursis llaman ejercicio de estilo. Un virtuoso del piano es acosado en pleno concierto por un desconocido del que no sabemos las intenciones. Mira se guarda hábilmente su McGuffin, solo al final sabremos de qué se trata. Pero es lo de menos, claro. Como era lo de menos la maleta perdida de Frenético o saber quién era George Kaplan en Con la muerte en los talones. No es necesario poseer ojo de halcón para detectar que Mira homenajea a Hitchock con devoción y a De Palma con mimo y pasión de fan. Cenital, oblicua, alambicada, el obseso del epíteto, de regocijará con esta pieza de cámara –nunca mejor dicho- preñada de talento, que tal vez telegrafíe en exceso sus giros pero que se disfruta igual que un cuento breve y se devora como un Colajet. Se me antoja un parecido más que evidente y muy jugueton. ¿Os acordáis de La llave reserva? Es aquel magistral corto parido por Martin Scorsese a mayor gloria de Freixenet. Comprad ambos. Ya me contaréis.

¿Con quién has hablado? Bueno, hablar, hablar, no es la palabra. He visto a Ángel Sala de lejos. ¡Un abrazo! También al gran Fausto Fernández, un mito viviente de la crítica, capaz de estar en una proyección del Meliá y a la vez haciendo cola para la próxima sesión del Retiro. Me cuenta que ha tenido algún problemilla con la acreditación, rápidamente solucionado por el eficiente departamento de prensa.

¿Qué esperas de la jornada de mañana? Hablando de hablar. Tengo ganas de hacerlo con Eli Roth, asistencia destacada y confirmadísima. Todavía más ganas de ver su The Green Inferno, calificada como neocalibalismo por los exégetas del género –y yo que pensaba que lo de adjetivar era lo mío– y, según me cuentan desde arriba, vista por muy pocos privilegiados antes de aterrizar en Sitges. Pocas veces programar a ciegas ha tenido tantas garantías de éxito. También veremos mañana Magic Magic, con Juno Temple y Michael Cera y Blind Detective, de Johnnie To, habitual del festival y cuyas últimas películas confundo entre ellas. Será que también me aprieta el primer botón de la camisa.