Canciones de Joaquín Sabina que podrían ser grandes películas

Que se haga un biopic sobre Sabina es una idea ya madura en la mente de todos los fans del cantautor y de algún que otro director, Fernando León de Aranoa ha barajado el proyecto en varias ocasiones pero se hace de rogar. Su figura de crápula, mujeriego, bebedor y vicioso mezclada con ese alma de poeta milenario, canalla sensible y genio satírico hacen de Joaquín Sabina un protagonista portentoso para cualquier noir que se precie. Pero nosotros hemos ido algo más allá para imaginar cómo serían algunas canciones de sabina hechas con material de celuloide.

Desde sus historias primitivas como Mi vecino de arriba, con un tono burlesco que en manos de un joven Fernando Colomo podría haber sido un gran éxito en los ochenta, hasta sus himnos de los noventa como Una canción para la magdalena, una de las canciones más icónicas y con un personaje central tan nítido que es complicado no imaginar a varias actrices españolas dando rostro a “la señora de todas las putas”, una joven Ángela Molina, por ejemplo, o la mismísima Penélope Cruz, qué diablos.

De momento, y mientras tomamos algunas de esas pastillas para no soñar, nos tenemos que conformar con el documental de Francesc Relea, donde Serrat y Sabina nos llevan de paseo por América Latina.

Mi amigo Satán

¿Quién la dirigiría? Está claro que el director idóneo para retratar este paseo por el infierno en manos del mismísimo Satán no podría ser otro que Álex de La Iglesia.

El director de El día de la Bestia ya nos ha mostrado la imagen que él tiene de Lucifer y sin menospreciar sus demás películas esta sigue siendo la más oscura, perversa y graciosa de todos sus obras. Alex debería rescatar el Ángel Caído, darle humanidad y escribir para él una especie de buddy movie entre el cielo y el infierno en compañía de un humano bobalicón que poco a poco iría degustando con gran placer los sabores del lado oscuro. Javier Gutiérrez interpretaría a la perfección a ese tipo al que Sabina da una voz en off potente y maliciosa. La crítica al Cielo y a Dios haría las delicias de los que allí vieran una doble metáfora sobre el poder establecido y los exiliados. Sería la comedia negra del año. No hay duda.

Juana la Loca

¿Quién la dirigiría? A ver, no es por encorsetarle, aunque después de Los amantes pasajeros -una gran y maravillosa broma- sería un error que nadie que no fuera él, o sea, Pedro Almodóvar, rodara esta película sobre un transexual de los 80’ al que todo el mundo llama ‘Juana la loca’.

Es cierto que esta canción sería una película trasnochada hoy en día, pero en su momento hubiera sido uno de los hits del director manchego. Imaginad a Alfredo Landa como ese currante llamado Juan que ha pasado “toda una vida sin un triste devaneo”. Aunque siguiendo los gustos de Almodóvar Don Juan hubiera sido Eusebio Poncela, por ejemplo. La escena en la que este hombre de familia triste y cansado se pinta los labios, se pone tacones y bolso y se convierte en Juana la Loca con “Felipe el Hermoso por el talle” sería ya mítica. Y la típica confusión en un cine en el que las manos van al pan y encuentran otra cosa también estaría grabada en nuestra memoria cinematográfica, sin duda.

Ruido

¿Quién la dirigiría? Esta es quizá una de las canciones más amargas, intimistas y tristes de Sabina. Quién mejor que la directora de los silencios, de las historias lúgubres, quién mejor que Isabel Coixet para rodar una película sobre un divorcio anunciado y todo ese ruido contenido y compartido con el que Sabina nos ha noqueado tantas veces.

Esta película podría perfectamente escribirse y rodarse hoy. Coixet la empaparía de esa poesía rotunda y dolorosa que últimamente se le escapa entre los dedos y volvería a reconciliarse con un público cansado. Podría recupera a Sarah Polley y convertirla en una mujer madura a la que se le ha agotado el amor por un marido interpretado por un serio y machacado Mark Ruffalo. Así recuperaría a estos dos actores haciéndose un auto homenaje que los fans de la directora abrazarían con entusiasmo. La historia debería tener un ritmo parecido a la canción de Joaquín Sabina, encadenando escenas íntimas con otras más violentas “y al final… por fin el fin”.

Pacto entre caballeros

¿Quién la dirigiría? Esta canción es una especie de ¡Jo, qué noche! sabinera donde el cantautor cuenta una experiencia real en la que se fue de marcha con dos matones. El director que traslade esta canción al cine debe tener la ironía, la inteligencia, la mala baba y la gracia suficiente para hacer un buen filme sin pretensiones. David Trueba sería el indicado, por su versatilidad y su talento para dibujar personajes desastre y casi autodestructivos, véase una de las mejores series de este país, ¿Qué fue de Jorge Sanz?

La historia habría que transformarla para dar a la película la tensión que necesita. Es decir, según la letra de Joaquín Sabina, él estaba agustísimo en compañía de esos dos tipos que fueron a robarle…. Unas litronas, un club y hasta fotos de cabina, pero para que eso funcione en una pantalla de cine Trueba (nuestro elegido) debería crear suspense. Eso se conseguiría si nuestro protagonista se fuera con sus atracadores por miedo a ser rajado, raptado o algo peor. El personaje intentaría huir sin éxito en varias ocasiones y llegaría estar en una situación límite temiendo por su vida, todo mientras la fiesta continua, le guste o no. Con sentido del humor y diálogos negros esta sería una gran película. Y puestos a soñar que sea Jorge Sanz el que se interprete a sí mismo metido en este lío.

El blues de lo que pasa en mi escalera

¿Quién la dirigiría? Está claro que estas historias entrecruzadas de gente desengañada con la vida que tienen en común haber estado juntos en la misma clase del colegio debería ser reescrita y filmada por Cesc Gay. El director de esas maravillosas películas tituladas En la ciudad o Una pistola en cada mano tiene un talento innato para transmitir esa mezcla de amargura y comicidad que invade la edad adulta.

Cuatro historias y cuatro personajes descritos con gran acidez. El capullo de la clase que llega a ser diputado del gobierno y acaba dejando a su mujer “por una arpía de pechos operados”. El triunfador, el superdotado que acaba en el paro y encima es engañado por su mujer a la que pilla con “el miembro del miembro más tonto del congreso”. La guapa de clase que no ha cambiado y sigue aprovechando su seductora figura para dominar aquí y allá al sexo débil. Y por supuesto el narrador, el calavera, el tipo normal de clase, en el que nadie reparaba, nuestro punto principal de empatía en esta película que sería un gozoso retrato del paso del tiempo.

Pero qué hermosas eran

¿Quién la dirigiría? Solo hay un tipo capaz de aunar en una misma película la amabilidad, el romance, el humor y la tristeza intrínseca en todo este asunto del amor y se llama Daniel Sánchez Arévalo. Con Primos y La gran familia española ha demostrado que no hay otro director que cuide la comedia tanto como él, que la mime y eleve a unas cotas de empatía que hacen de sus películas taquillazos ineludibles para todo joven adulto que se precie. Todo el mundo ama a Sánchez-Arévalo.

Este es el relato de los tres matrimonios de un hombre bueno, torpe, sensible, buen amante. Sería una comedia romántica con todos los ingredientes de las grandes de su género. Amor, gazpacho, despecho, marcapasos, amor otra vez, cuernos, desamor, bares, amor (de nuevo), embarazo sorpresa y clases de parto sin dolor. Lo de siempre pero cantado por Sabina. Con este material el director de Azul oscuro casi negro sería capaz de hacer una maravillosa y agridulce comedia sobre la inestabilidad del matrimonio y del corazón. Él podría ser Quim Gutiérrez y ellas Inma Cuesta, María León y Marta Etura por orden de aparición.

El caso de la rubia platino

¿Quién la dirigiría? Esta canción de Sabina, que en el vídeo de arriba versiona estupendamente Leiva, sería una thriller castizo, negruzco y violento. Podría ser dirigido por Enrique Urbizu con los ojos cerrados pero resulta que un joven director ya se ha adelantado. Su nombre es Rafa Peralta y él antes que nadie ha sabido ver el potencial cinematográfico de esta canción. El corto se titula Hienas y ya está en postproducción.

Esa violencia, ese humo inundando cada escena, las mujeres fatales, los rincones de una ciudad, el whisky… La esencia de toda gran historia con policías, detectives, traiciones, venganzas y asesinatos ha sido recogida por Peralta para traducir la canción de sabina en un viaje con sabor amargo. Toño Pantaléon, Carlos Rubio, el gran Cesáreo Estébanez o Teresa Pérez- Caballero son algunos de los nombres que transformarán esta canción en un film noir de los de siempre. Ya podemos frotarnos las manos y esperar esta película que nos permitirá seguir soñando con la posibilidad de más adaptaciones al cine del universo de Sabina.

Una canción para la Magdalena

¿Quién la dirigiría? Este retrato de un hombre que recuerda con nostalgia a una prostituta llamada Magdalena es tan triste e inmenso como la vida misma. Y un amor tan vasto y prohibido hacia las putas debería ser filmado por Fernando León de Aranoa, y no porque éste ya tenga en su filmografía una película llamada Princesas, sino porque ningún director de este país es capaz de arrastrarnos por la realidad más cruel y hacerlo con un tono tan entrañable y bello.

Sabina siempre ha reconocido ser un putero, de hecho es una de sus esencias, por eso nadie como él podría haber descrito esa necesidad y ese vínculo de un hombre con una puta. Magdalena son todas y podría ser cualquiera. El cine se merece un personaje como ella, una dama cariñosa, buena y dulce y que se dedica a abrazar a los fulanos que buscan compañía porque se sienten solos en una vida que les amarga el paladar. Fernando León empaparía su personaje de carácter y verdad, cosa complicada aunque no lo parezca, pero el director lo ha hecho con cada uno de los personajes de cada una de sus películas.

Qué demasiao

¿Quién la dirigiría? El director español que mejor ha rodado la delincuencia juvenil es Carlos Saura, buen ejemplo de ello es Deprisa, deprisa. Un relato de cuatro jóvenes que se dedican a vivir rápido, conseguir dinero por la vía fácil e intentar escapara de la fea realidad en la que viven. Qué demasiao está basada en El Jaro, un delincuente juvenil de los 70 que ya tiene su propia película, Navajeros (Eloy de la Iglesia, 1980). Sin embargo estaría bien una revisión para dotar a esta historia de más sentido del humor y más suciedad. El talento de Saura y el ingenio de Sabina unidos podrían perfectamente superar la obra de Eloy.

Este es un ejemplo más del talento de compositor para crear universos tangibles. Qué demasiao narra las andanzas de El Jaro con bastante más gracia e impostura que Navajeros. Carlos Saura, o al menos el Carlos Saura de los años 80’, su años dorados, construiría un retrato lleno de vileza y embriaguez criminal que terminaría con ese “qué demasiao” más propio de los diálogos de Billy Wilder.

Bonus Track: Sinatra

Si habéis degustado con avidez todo este repaso por proyectos que sólo podemos soñar os merecéis esta sorpresa final. Nadie se ha atrevido a adaptar una canción de Sabina y convertirla en largo pero hay un director llamado Francesc Betriu que supo condensar el espíritu del compositor y sus canciones en una sola película. Esta, cuyo principio acabáis de ver, se titula Sinatra. Su protagonista, un genial Alfredo Landa, es un hombre que trabaja en un cabaret imitando al cantante americano hasta que un día es abandonado por su mujer -cuernos de por medio- y comienza a vivir un cuento lúgubre con hostales de mala muerte, mujeres extrañas, seres nocturnos… Y lo mejor es que el propio Joaquín Sabina vestido como Groucho Marx presenta y despide la función.

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