El crepúsculo de los reyes: 5 monarcas de cine en retirada

Aunque el trabajo de rey no implique mucho desgaste (al menos una vez que has llegado al trono, y siempre a no ser que simplemente lo hayas heredado), los monarcas también llegan a cansarse del cargo. O si no, la edad avanzada, diversos achaques y problemas de salud son lo que puede hacerles pensar en la retirada y la siempre entretenida tarea de repartir el reino entre los herederos. Estos son algunos reyes que la historia del cine ha decidido retratar en esos momentos más crepusculares y al borde de la retirada, en vez de en los de mayor gloria del reinado.

El león en invierno

Monarca: Enrique II de Inglaterra (Peter O'Toole).

La cena de Navidad es una ocasión de reencuentros familiares, también para el rey inglés Enrique II (Peter O'Toole). Así que, ¿por qué no sacar del encierro al que tiene sometida a su esposa Leonor de Aquitania (Katharine Hepburn) y celebrar las fiestas con los hijos, Ricardo (Anthony Hopkins), Geoffrey (John Castle) y Juan (Nigel Terry)? Así pueden tratar todos juntos ese molesto tema de la sucesión que tanto parece preocuparles... Claro que, cuando Enrique se da cuenta de la auténtica naturaleza de su progenie, decide poner lo de la herencia en suspenso durante una temporada más.

La locura del rey Jorge

Monarca: Jorge III del Reino Unido (Nigel Hawthorne).

Ya fuera debido al estrés de tener que lidiar con la independencia de ciertas colonias que se hacían llamar Estados Unidos de América, por sufrir porfiria o por tener arsénico en el pelo, lo cierto es que el rey británico Jorge III (Nigel Hawthorne) no estuvo en sus cabales durante bastante tiempo, lo que evidentemente causaba cierto revuelo y preocupación tanto en la Corte como en el Parlamento. Menos mal que allí estaba un médico tan implacable como Ian Holm. Otra vez será, Rupert Everett.

Beowulf

Monarca: Hrothgar de Dinamarca (Anthony Hopkins).

Por fin llegamos a una abdicación en condiciones. El rey Hrothgar (Anthony Hopkins), maldito y sin descendencia, decide dejarle el trono al héroe Beowulf (Ray Winstone) como recompensa por haber librado a su reino de los ataques del monstruo Grendel. No sólo eso, sino que además del trono también le entrega a su esposa, la reina Wealthow (Robin Wright), y, para completar el pack, una nueva maldición fruto del encuentro de Beowulf con la bruja Angelina Jolie, que enturbiará para siempre y en repetición cíclica su reinado. Nadie dijo que las abdicaciones fueran un chollo.

El señor de los anillos: Las dos torres

Monarca: Théoden de Rohan (Bernard Hill).

He aquí una historia de superación: si la salud de tu monarca se encuentra excepcionalmente debilitada, antes de echarle la culpa a una vida de vicios asegúrate de que no se debe al influjo mágico de un consejero como Gríma o Lengua de Serpiente actuando bajo órdenes de Saruman. De ser así, sólo necesitas la colaboración de un gran mago blanco para exorcizar el cuerpo y que el hechizo deje de tener efecto.

Ran

Señor de la guerra: Hidetora Ichimonji (Tatsuya Nakadai).

Sigue siendo la mejor adaptación de El rey Lear de Shakespeare y, por lo tanto, un tratado denso y trágico sobre la ambición de poder, la traición fraternal y cómo el reparto de unos bienes en herencia puede acabar en una auténtica masacre. Akira Kurosawa llevó la tragedia shakespeariana hasta el Japón medieval, donde un señor de la guerra decide abdicar y repartir su reino entre sus tres hijos. La guerra está declarada. Y eso que ni siquiera se habla de usufructos ni de a quién le toca pagar la minuta del notario.

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