El retrato renacentista, un alarde de belleza y poder
- El Bode Museum de Berlín reune más de 150 trabajos que repasan lo mejor del género en la Italia del siglo XV
- Obras de Botticelli, Bellini, Pisanello, Verrocchio y Leonardo demuestran la importancia que daban los poderosos a su imagen pública.
- Fue la gran época de los perfiles, que mostraban los cánones de belleza renacentistas en todo su esplendor.
En una sociedad dominada por el linaje familiar y las jerarquías sociales, era fundamental hacerse notar. El retrato era un alarde de poder y sofisticación en la italia del siglo XV.
Con origen en las monedas romanas, el perfil era el modo más refinado de mostrarse al mundo: luces suaves y ligeros ángulos en los plano rodeaban al modelo. El parecido físico no era estrictamente necesario, pero sí comunicar las convenciones sociales y la identidad cultural.
De Pisanello a Verrocchio, Botticelli, Bellini y Leonardo. El Bode Museum de Berlín expone Gesichter der Renaissance (Caras del Renacimiento), un estudio a fondo de la tensión entre idealización y naturalismo en el retrato italiano.
Más de 150 trabajos que incluyen pinturas, dibujos, medallas y bustos se reunen en la muestra por primera vez graciuas a préstamos de museos punteros en arte del Renacimiento, como la Galería de Uffizi de Florencia, el Louvre de París y la National Gallery de Londres.
La curva aristocrática de una nariz
Una frente amplia, el refinamiento o sentido de superioridad que daban unas cejas arqueadas, la curva aristocrática de una nariz y la perfección de la mandíbula... El personaje tenía que emanar distinción y mostrar unas facciones acordes con los ideales armónicos de belleza.
Entre las obras de esta galería de caras equilibradas, representaciones que unen la apariencia y la personalidad de personajes reales. Ejemplos de belleza femenina, generales, princesas y humanistas descubren una galería de nombres populares y decisivos en el Renacimiento temprano.
La famosa La dama del armiño, de Leonardo da Vinci, El presumido Juliano de Médici inmortalizado por Boticelli y el célebre retrato de Ghirlandaio que muestra a un nieto y a su abuelo desfigurado por una enfermedad cutánea son algunas de las obras maestras de este paseo exquisito por la fisonomía humana.