Economía

Cambios de Gobierno, planes de austeridad... y la incertidumbre sigue en los mercados

La ministra de Economía, Elena Salgado, entre el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y el vicepresidente de Política Regional, Manuel Chaves.
Andrea Comas / REUTERS

Volatilidad en los mercados bursátiles, primas de riesgo que suben y bajan sin control, rumores incesantes de rescate… La incertidumbre es la palabra que mejor resume, especialmente en los últimos días, la situación económica de los países periféricos de la eurozona. Las dudas respecto al segundo rescate a Grecia, el temor a un contagio de la grave crisis que vive ese país y la rebaja de la calificación de la deuda por parte de las agencias de 'rating' han desestabilizado, aún más si cabe, los mercados internacionales y han disparado las primas de riesgo, el sobreprecio que exigen los inversores por comprar la deuda de un país frente a los bonos alemanes, considerados los más seguros de Europa .

Los deseos de salir de esa inestabilidad han conducido a numerosas reformas, cambios de Gobierno e incluso adelantos electorales, algo que en España viene demandando desde hace tiempo el principal partido de la oposición. Sin embargo, pese a la insistencia de los 'populares' y la sombra de un posible rescate, el Ejecutivo sigue sin contemplar un anticipo de los comicios generales previstos marzo de 2012.

A nivel internacional, ni los planes de austeridad, ni las remodelaciones de Gobierno, ni las buenas intenciones de aquellos países que han renovado sus Ejecutivos parecen haber estabilizado los mercados internacionales. Así lo demuestra la experiencia de Irlanda, cuya deuda fue rebajada este martes al nivel de los bonos basura por la agencia Moody’s, tras haber estrenado un Ejecutivo de coalición entre conservadores y laboristas y haber implementado recientemente su programa de ajuste.

El poder de las agencias de 'rating'

Tampoco parece haber mejorado la situación económica portuguesa después de la dimisión de su anterior primer ministro, José Sócrates, y la elección de su sucesor, el líder del Partido Social Demócrata (PSD), Pedro Passos Coelho. La presión sobre la deuda lusa obligó meses antes a pedir un rescate financiero de 78.000 millones de euros a cargo de la UE y del Fondo Monetario Internacional (FMI), unas ayudas que exigían un estricto programa de reducción del gasto público. Ni los recortes, entre los que figura la suspensión del AVE entre Lisboa y Madrid, ni el anuncio de un nuevo impuesto del 50% sobre la paga extra de Navidad, fueron suficientes para convencer a las agencias de calificación.

El pasado 6 de julio los mercados portugueses se desplomaban y la prima de riesgo se disparaba después de que Moody’s tomara también la determinación de rebajar a deuda portuguesa desde Baa1 hasta Ba2, el nivel del bono basura, ante el "creciente riesgo" de que el país luso incumpliera su reducción del déficit y tuviera que pedir más ayuda. Una decisión que fue atacada con dureza desde Bruselas y calificada de meramente especulativa.

Italia, el último en sembrar desconfianza

Pero quizá sea Grecia el ejemplo más paradigmático de la falta de confianza ante las reformas emprendidas. Tras cerca de dos años en el abismo financiero, el tiempo transcurrido desde que se destapara la magnitud de su deuda financiera tras las irregularidades cometidas durante años, la aprobación de nuevas medidas de ajuste económico y la renovación de su ministro de Finanzas no hacen más que generar dudas en los mercados. Una inestabilidad a la que contribuía el pasado lunes la incapacidad del Eurogrupo de alcanzar un acuerdo respecto al segundo rescate a Grecia, que superará los 100.000 millones de euros.

Italia es el último país periférico en subirse al carro de la incertidumbre. El anuncio de Berlusconi de no presentarse a la reelección de 2013, los problemas de la banca ante las nuevas pruebas de solvencia europeas y la aparente debilidad de la figura del ministro de Economía, Giulio Tremonti, han puesto a Italia en el punto de mira de los especuladores financieros, a pesar del plan de ajuste de 47.000 millones de euros presentado a finales de junio.