La caseta del 15-M en Sol atiende 300 peticiones al día mientras los comerciantes siguen quejándose
- El punto de información de la plaza está abierto de forma ininterrumpida.
- Ya no hay sitio para todos, y la infraestructura "se ha quedado pequeña".
- Los comerciantes de la zona reclaman indemnizaciones por las pérdidas.
Una estructura construida con palés de madera de dos metros de altura y capaz de soportar hasta 1.500 kilos de peso es lo que queda de la acampada de la Puerta del Sol. Su finalidad es la de "informar a la gente de que el 15-M sigue en constante movimiento". Así lo explica Piero, miembro del movimiento y colaborador en el punto de información.
"Cerca de 300 personas se acercan a preguntar cada día", dice el joven. "Les explicamos todos los manifiestos y propuestas que surgen de los grupos de trabajo y comisiones que ahora se reúnen en espacios como el Patio Maravillas o Casablanca [un centro cultural autogestionado]".
El punto está abierto al público constantemente gracias a los turnos rotativos. "La gente viene cuando puede, las horas que tenga disponibles y normalmente somos cerca de 2o personas", explica Piero. Sin embargo, ya no hay espacio para todos.
La infraestructura, aunque resistente y estable, se les ha quedado pequeña. "La estamos reformando para tener más espacio de trabajo", dice el joven. Respecto a las comisiones de alimentación e infraestructura que aún quedan en la plaza, los miembros del 15-M aseguran que "se marcharán pronto".
Continúan las quejas de comerciantes
"La normalidad está volviendo poco a poco, pero aún no la hemos recuperado del todo", explica el encargado de una de las zapaterías de la zona. Y es que los comerciantes de Sol siguen sin estar satisfechos a pesar del levantamiento de la acampada el 12 de junio pasado. "Ahora están empezando a volver los clientes, que habían dejado de venir porque tenían miedo", narra Alberto, de 61 años, y kioskero en la Puerta del Sol desde hace 40.
Entre las reivindicaciones maás comunes entre los propietarios de tiendas y restaurantes están la reclamación de pérdidas y la exigencia del pago de una tasa por ocupar el espacio público de la plaza como la que ellos están obligados a abonar. "A mí me cobran 1.800 euros al mes mientras que ellos tienen ese 'chiringuito' ahí gratis", se queja Alberto. "Me llegaron a picar pulgas y perdí 12.000 euros en el mes que duró la acampada. ¿Quién me va a pagar a mí todo eso?", concluye.