La Ruta de la seda, nexo de unión entre Asia y Europa

  • El caballo y el elefante eran los animales más utilizados para el transporte.
  • Está considerada por muchos la mayor ruta terrestre del mundo.
  • Fue una vía utilizada para transmitir ideas y religiones.
Bukhara.
Bukhara.
Uzbektourism
Bukhara.

Paisajes exóticos, extensas llanuras, inhóspitos desiertos, altas montañas, dunas, oasis y ciudades que florecieron a la par que la Ruta de la Seda, perfilan un recorrido compuesto por más de un camino. Favoreció no sólo el intercambio de mercancías, sino también de culturas, civilizaciones, religiones, ideas y saberes. Escenario de guerras y epidemias, por él transitaron soldados, comerciantes, eruditos y filósofos.

Sus más de 9.000 kilómetros sirvieron para unir originariamente la ciudad italiana de Roma y la china de Xian, cruzando, entre otros, países como Turquía, Irak, Irán, Uzbekistán, Turkmenistán y China. Toda una aventura, que sin estar exenta de peligros, ha dejado un importante legado arqueológico e histórico.

Rumbo al Oeste

Fue en el siglo II a.C. cuando Zhang Qian, un general chino, inició un viaje hacia el oeste en busca de apoyos en su lucha contra los Xiongnu, a los que ni la Gran Muralla China había logrado parar. A pesar de no conseguir los aliados que necesitaba, sí recabó gran información sobre regiones que hasta entonces eran prácticamente desconocidas. Sin embargo, unos años antes, en torno al 327 a.C., Alejandro Magno afirmaba haberse adentrado en la zona, conquistando en su camino Persia y los territorios de la actual Uzbekistán y el norte de Afganistán.

Siglos más tarde Gengis Khan utilizó estos caminos para extender su poder y, posteriormente, Marco Polo asegura haber alcanzado la corte mongola de su nieto, el monarca Kublai Khan, quien se había hecho con el control del sur de China y se había trasladado hasta Janbaliq (Beijing).

Pero el desarrollo del comercio marítimo chino en el siglo XV, de la mano del almirante Zheng, quien navega bordeando las costas de la India y de la Península Arábiga hasta llegar a África, y el descubrimiento por parte de Vasco de Gama de la vía marítima entre Europa y la India, desterraron al olvido a la “Ruta de la Seda”, muy deteriorada ya por culpa de la inseguridad.

A pesar de que sus itinerarios fueron utilizados con asiduidad durante siglos, no fue hasta 1877 que fue bautizada como “Ruta de la Seda”, por el geógrafo alemán Ferdinand von Richtholfen, en clara referencia al principal producto que por ella se transportaba.

En la actualidad, en el marco de la Unión Europea, se está intentando revitalizar esta antigua ruta para favorecer el transporte de mercancías, gracias al proyecto “Transport Corridor Europe Caucasus Asia”. Su fin es mejorar la infraestructura y el saneamiento de las carreteras y hacer de esta vía un itinerario más rápido que el viaje por mar.

Paradas en el camino

A lo largo del trayecto de esta gran ruta comercial, repleta de historias, florecieron numerosas ciudades que abastecían y eran lugar de descanso de los viajeros.

El punto de partida se sitúa en China, en la antigua Changan, Xian, desde donde partieron los primeros mercaderes. A las afueras de esta ciudad se descubrió el ejército de terracota de Qin Shihuangdi.

Dunhuang, antiguo oasis rodeado por los desiertos de Gobi y Kumtagh, es otro de los grandes altos en el camino. Aquí se hallaron, en torno a 1900, las grutas de Mogao o cuevas de los mil Budas. Imponentes resultan sus altas dunas.

Rodeando la cuenca del río Tarim, llegaba el momento de decidir si atravesar el desierto de Taklamakan por el norte o el sur. En la zona norte se encuentran Turfán y las Montañas de Fuego, mientras que al sudoeste se encuentra el oasis de Kashgar, puerta de entrada para el viajero procedente del oeste.

Superada la “prueba”, al otro lado esperaban los más de 4.000 metros de altura del puerto de montaña de Pamir, que daba paso a dos de las ciudades más importantes de la ruta Samarcanda y Bujara, en Uzbekistán.

La primera de ellas está considerada como una joya del mundo musulmán. Respira historia y en ella se pueden encontrar importantes ruinas, madrazas, mausoleos y minaretes. Impresionante resultan la plaza de Registán y el conjunto formado por las escuelas coránicas de Ulugbek y Shir-Dor, además de por la mezquita de Tillyakari. El minarete de Kalyan, por su parte, es el símbolo de Bujara.

La uzbeca ciudad de Jiva, al sureste del oasis de Khorezmian, conserva de manera impecable la ciudadela de Itcha Kala, donde destaca la mezquita de Djuma.

También ciudades turcas, tanto del norte como del sur, integraron esta “Ruta de la Seda”. Entre ellas, Izmit, Iznik, Estambul y Edirne.

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