El regreso de 'Roseanne', en peligro por un disfraz de Hitler

Ya en los 90, cuando su serie Roseanne revolucionaba las sitcoms en EE UU, Roseanne Barr no era dada a morderse la lengua. Ahora que los nuevos capítulos del show, que comenzaron a emitirse la semana pasada en ABC, están triunfando por todo lo alto en EE UU, la actriz podría toparse de cara contra el muro de la corrección política. Tras manifestar públicamente sus (matizadas) simpatías por Donald Trump en enero, Barr se enfrenta con la resurgencia de una sesión de fotos en las que aparece disfrazada de Hitler y sacando de un horno unos hombrecitos de jengibre. No, la sutileza nunca ha sido su fuerte.

Lo más irónico de las imágenes es que no se trata de ninguna manifestación antisemita, sino todo lo contrario: Roseanne Barr posó en ellas en 2009 durante una sesión para Heeb, una revista satírica orientada al público judío. Y, en el artículo que las acompañaba, tanto la actriz como el periodista disertaban sobre los límites del humor y la tendencia del pueblo judío a reírse de las desgracias (recordando, por ejemplo, que los habitantes del gueto de Varsovia contaban chistes sobre Hitler).  Pero por mucho que la web Snopes, especializada en desmentir bulos de internet, haya revelado esta historia, el rechazo contra Barr en redes sociales ha formado ya la habitual bola de nieve, con algunos espectadores (entre los que se incluyen familiares de víctimas del Holocausto como el escritor Kurt Eichenwald) pidiendo un boicot.

Frente a esta controversia, el showrunner Bruce Helford ha pedido que el público juzgue los nuevos episodios de Roseanne "por sus propios méritos". "Sé que Roseanne apoya firmemente a Israel, algo que siempre ha reconocido", señala el productor, quien se refiere al escándalo como "ruido de fondo". "No queremos practicar neurocirugía ni curar el cáncer ni nada parecido: sólo queremos poner en marcha un diálogo que ayude a la gente a reírse de sí misma, abandonar los extremos y asumir que algunos temas son universales", remacha.