Muere Jess Franco, símbolo inconformista del cine español

Con una filmografía tan inabarcable como su lista de pseudónimos, Jesús Franco hizo de la rebeldía estilo sin parar de rodar películas hasta su muerte, acontecida con 82 años. Por CINEMANÍA
Muere Jess Franco, símbolo inconformista del cine español
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Muere Jess Franco, símbolo inconformista del cine español

Siempre es triste tener que lamentar la desaparición de un cineasta histórico; mucho más si encima se trata de un compañero de publicación, como es el caso del director Jesús Franco, que ha fallecido esta mañana en la Clínica Pascual de Málaga, a consecuencia de un infarto cerebral sufrido el miércoles pasado. El cineasta, más conocido como Jess Franco, ha muerto con 82 años tras dedicar los últimos 56 por completo al cine, siendo autor de aproximadamente dos centenares de películas. Hoy mismo puede verse en Madrid la última de ellas, Al Pereira vs. The Alligator Ladies.

Aunque su primer largometraje, Tenemos 18 años (1959) se inscribiera en el terreno de la comedia (tenía guión de Luis García Berlanga y estaba protagonizado por Terele Pávez y Antonio Ozores), cierta deriva fantástica del argumento ya ayudó a prefigurar lo que terminaría siendo una prolífica carrera consagrada en cuerpo y alma al género puro, especialmente el fantastique. Gritos en la noche (1962), su primer éxito, ya explota las constantes estilísticas del cine de Franco, que se caracterizaría por una frenética rapidez de producción que le permitía completar varios títulos al año (ese mismo año también estrenó Vampiresas 1930 y La mano de un hombre muerto), ambientes góticos, temática sobrenatural y mujeres hermosas. Su capacidad de trabajo y la audacia para exprimir al máximo exiguos presupuestos le valieron el reconocimiento de ser considerado el padre de la Serie B española.

Dada su oposición a la dictadura franquista, realizó gran parte de su obra de finales de los 60 y primeros 70 en el extranjero, firmando con pseudónimos como Frank Hollman, Franco Manera, J. P. Johnson, Wolfgang Frank, entre otros, como, el más utilizado, Clifford Brown, con el que hizo filmes como Los demonios (1973), Diario íntimo de una ninfómana (1973), Aberraciones sexuales de una mujer casada (1981) o Las orgías inconfesables de Emmanuelle (1982). El caso es que no sólo la censura española la tomó con él, sino también la internacional, haciendo que muchas de sus producciones eróticas fueran calificadas como cine X o estrenadas en versiones mutiladas. Algo que no impidió que en los 80 también probara suerte dirigiendo algún título porno.

La maldición de Frankenstein (1972) fue una película fundamental en su filmografía por suponer el encuentro con Lina Romay, compañera sentimental y musa del cineasta hasta su muerte el año pasado. Lo cierto es que hablar del cine de Franco muchas veces es hacerlo también de sus actrices, a las que el director escogía y retrataba con suma pasión: Diana Lorys, Soledad Miranda, Rosalba Neri, Maria Rohm, Lina Romay o, recientemente, Fata Morgana han sido figuras clave en películas como El castillo de Fu-Manchú (1969), Marquis de Sade: Justine (1969), 99 mujeres (1969), La isla de la muerte (1970), El conde Drácula (1970), Vampyros Lesbos (1970), Eugénie (1974), El reformatorio de las perdidas (1976), Carne fresca (1997), La cripta de las mujeres malditas (2010) o La cripta de las mujeres condenadas (2012).

El talento de Jess Franco ha sido reconocido por cineastas de espíritu cercano como Roger Corman (se podría decir que Franco fue el Corman europeo) o Quentin Tarantino. En 1965 trabajó como director de segunda unidad para Orson Welles cuando rodó en España Campanadas a medianoche, así como en sus proyectos inacabados de La isla del tesoro y Don Quijote. De esta última, Franco realizó un montaje incompleto del material rodado por Welles que se pudo recuperar de sus herederos, estrenado en 1992. A finales de la década de los 90 dirigió dos películas protagonizadas por la banda gallega Killer Barbies y un videoclip del grupo granadino Los Planetas, lo que le convirtió en icono de la generación indie. Pese al reconocimiento internacional de millones de fans del género de terror y Serie B, el cine de Franco no obtuvo el beneplácito académico en España hasta la obtención del Premio Goya de Honor en 2009, concedido por su extensa carrera cinematográfica en un emotivo homenaje.

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