Decidme que no soy la única que este año ha terminado de la Feria de Sevilla hasta "la flor". No me malinterpretéis, hablo desde la más absoluta envidia (porque creo que he sido la única que no ha ido), pero si oigo una vez más la sevillana de Omar Montes amenazo con hacer alguna locura. No sé si han sido las 'influencers', las redes sociales, los mil y un 'ranking' de las mejor vestidas… pero este año el Real de la Feria prácticamente se ha plantado en el salón de mi casa. Un poco de hartura.
Una de las cosas que más me ha llamado la atención, además de la proliferación de supuestos hispalenses de cuna y doctos en indumentaria tradicional, es el debate que se ha generado entre lo que es correcto y lo que no en torno al traje regional andaluz. Que si el moño tiene que ser bajo, la flor alta, los escotes poco pronunciados, las transparencias prohibidas.
Un listado interminable de "síes y noes" de los cuales me estaré olvidando de la mitad. Chica, que pereza.
Ya sabéis que yo soy mucho más clásica de lo que parezco y no hay nada en esta vida que me guste más que una tradición. Esas que reconocen a nuestros ancestros y honran a nuestros mayores. Pero está claro que todo lo que nos ponemos lo terminamos convirtiendo en moda, y una moda requiere de evolución a no ser que vayas en paños menores de caseta en caseta. No creo que a tu bisabuela, la auténtica Lola, le preocupe mucho el color de tu vestido. Y oye, no podemos olvidarnos que los trajes de flamenca comenzaron copiando a las faldas que llevaban las mujeres de los ganaderos que exhibían su mercancía de feria en feria. No creo que el tamaño del lunar importara mucho entonces. Pero claro, supongo que con la Feria habrá pasado como con Vetusta Morla, que te molaban más cuando tocaban en salas para 10 personas en Tres Cantos y no ahora que llenan pabellones y "quieren conservar la esencia". (Por cierto, aprovecha, no seas tont@ y deja tus prejuicios al lado, que han anunciado que los conciertos que les quedan probablemente sean los últimos hasta, por lo menos, 2026).
Reconduzcamos esto, que estoy dispersa. En los próximos meses llegarán Jerez, Córdoba y Málaga… Veremos qué pasa entonces. Por cierto, que de entre todas las reglas y tendencias la que más me ha gustado es la de la recuperación de los mantones y mantoncillos. ¡Qué me gusta a mí un buen mantón! Esa prenda de nombre exótico "de Manila" y procedencia aún más exótica: China, que vertebra la mitad de los trajes regionales de nuestro país.
Ahora que hablo del traje regional de Madrid, la semana que viene comienzan las fiestas de la Comunidad. El día 2 y el 15 de mayo grabados a fuego en el calendario
Ahora que hablo del traje regional de Madrid, la semana que viene comienzan las fiestas de la Comunidad. El día 2 y el 15 grabados a fuego en el calendario de los aspirantes a gatos y gatas este año, después de mi columna bronca de hace unos meses, puedo decir con felicidad que poco a poco estamos consiguiendo volver a hacer que los que estamos en Madrid, seamos o no de aquí, volvamos a lucir con orgullo el hábito de la capital.
Este año, incluso, el Ayuntamiento de Madrid y la Asociación de Creadores de Moda de España han puesto a disposición de forma gratuita los patrones para que puedas confeccionarlo tú misma y huyas de los disfraces que pululan por los bazares. Aunque sinceramente, te recomiendo que mejor recurras a unas profesionales y te dejes aconsejar.
Mi dos piezas creado por Vestuario Carmen 17 triunfó en la Pradera de San Isidro, y volveré a llevarlo con orgullo para ver si de una vez por todas aprendo a bailar el chotis. Os aseguro que de tradicional no tiene absolutamente nada, pero a la grandísima Olga María Ramos le pareció precioso y si a la reina del cuplé le gusta, que me importa que digan los demás.
En Madrid, vestirse en las fiestas, dejará de ser 'indie' en un par de años y entonces ya nos vendrán con lo que podemos hacer o no los eruditos de la formalidad regional. Con lo divertido que es divertirse.
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