Sonia Fornieles Directora de mujer.es
OPINIÓN

Cuando Anne Hathaway fuimos todas (y por qué hay que reírse de una misma)

Anne Hathaway
Anne Hathaway
AFP via Getty Images
Anne Hathaway

"Solo quiero respetar la integridad del corsé", dice Anne Hathaway muerta de la risa mientras intenta levantarse, sin éxito, de un sofá. Va enfundada en un conjunto rojo de dos piezas Versace incompatible con la vida. A su lado, Donatella Versace interviene: "¡Ayudadla, no se puede mover!".  Rápidamente Anne responde: "No, no, estoy bien. Estoy bien. Estoy muy contenta", sin dejar de reír, imitada por Donatella. "Gracias por invitarme a Milán", exclama la actriz, ya presa de un ataque de risa que se ha contagiado a todos los que la rodean. Aquí abajo dejo la prueba (desliza hasta el segundo vídeo) que ella misma publicó en su Instagram.

Esa es la actitud. O eso pienso yo: reírse de la vida en lugar de bajarse de ella. Que las celebrities más glamurosas bromeen con el 'confort' que ofrecen las firmas de lujo (en este caso Versace, pero hemos visto algo parecido con Dua Lipa y el Schiaparelli que llevó a los Globos de Oro), es justo lo que necesitamos para constatar que son PERSONAS NORMALES, a pesar de las alfombras rojas, los miles de euros que cuestan los looks que lucen en ellas y el halo de éxito y magia que las rodea.

Anne Hathaway en esa escena éramos mis amigas y yo riendo hasta la lágrima y añadiendo comentarios a la broma inicial para que la risa no termine. 

Uno de los síntomas de inteligencia que más me gustan es saber reírse de una misma. Sé de buena tinta que hay quien no lo hace y aparte de poco inteligentes son personas menos felices que las que lo practican.

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