En Granada hay una tienda llamada "Patio de los Perfumes" que posee un museo con un órgano de esencias a través de las que paseas por la historia. El primer perfume nació en Sumeria me cuenta la encargada, que es una chica muy joven licenciada en Historia Antigua, gracias a la que comprendo que los aromas acompañan a unas sociedades que encuentran bienestar y placer en ellos. Incluso felicidad, por qué no.
No sé cuál sería la fragancia característica de este tiempo -en los 70 fueron el pachuli y el ámbar- porque nos hemos vuelto 'queer' también en el olfato y las etiquetas se han disuelto. La tienda es tan bonita que a determinadas horas del día hay que hacer cola para acceder a ella. El Albaicín tiene otro motivo más para visitarlo.
¿Qué es la felicidad para ti?, y más aún, ¿qué haces para alcanzarla? Cada 20 de marzo se celebra el Día Mundial de la Felicidad, y para conmemorarlo, la "Fundación Mundial de la Felicidad" celebra un Festival en el que participo impartiendo una conferencia. Si no te dedicas a promover el bienestar entre las personas o las empresas, suele llamar la atención que una pandilla de "iluminados" llegados de todo el mundo se reúna una vez al año para debatir qué es la felicidad, pero nunca fue tan necesario poner en común ideas y experiencias que contribuyan a aumentar una felicidad amenazada por tantos flancos.
¿Puede alguien ser feliz si su vida se desmorona, si acaba de perder el trabajo, la pareja y sus ahorros merman? Puede contar con una vida plena sintiéndose triste. Incluso alguno de mis compañeros o compañeras del Festival diría que, sintiéndose triste en su escenario vital actual, su vida en conjunto puede ser feliz.
Debatir en torno a la felicidad requiere escuchar mucho y pontificar poco, porque existen tantas razones como personas. Sin embargo, también hay que reconocer el valor de quienes hipotecan su vida a estudiar e investigar aquello que beneficiaría a la humanidad, y lo comparten con el deseo de que se expanda para la mejora de muchas personas. Esto sucedió en el Carmen de los Mártires, un espacio mágico desde el que se contempla la ciudad que alberga uno de los escenarios más placenteros del mundo. La Alhambra es un lugar feliz, sin duda.
¿Cuál es mi aportación en esa búsqueda de la felicidad? La curiosidad. Cuando activamos el comportamiento curioso la vida adquiere matices nuevos -como los perfumes- y disfrutamos de los pequeños detalles como si fuesen extraordinarios. Aprendemos un nuevo deporte o nos apuntamos a clases de baile, nos cortamos en el pelo sin miedo a cómo nos quedará, conocemos a una nueva mejor amiga y probamos la comida libanesa, planificamos nuestra escapada a la sierra mejor que si fuese a los Alpes, nos enfrentamos a ese problema del trabajo con la convicción de que no hay reto al que no podamos hacer frente… La curiosidad transforma la rutina en una vida con plenitud.
Sé que resulta inútil forzar la felicidad, sería un sinsentido animar a ello, pero también que en ese diálogo que mantienen nuestro cuerpo y nuestra mente, los mensajes que él envía permiten al cerebro salirse de un piloto automático que discurre entre problemas y amenazas. No hay que impostar la felicidad, pero sí conviene sonreír más de lo que lo hacemos. Al sonreír nuestro rostro dice a nuestra mente "relájate, todo está controlado, suelta y disfruta", y de inmediato se reduce el cortisol y aumenta la serotonina. Reconozcamos al cuerpo su parcela de responsabilidad en nuestro bienestar, apoyando sus mensajes a un cerebro demasiado ocupado y preocupado. Tu mente no puede ser feliz mientras tenga problemas que resolver.
Por ello, un gesto como acercarte a la nariz un aroma agradable, cerrar los ojos y dejarte llevar por los sentidos, supone una caricia a una mente ansiosa. El camino hacia la felicidad empieza por una curiosidad genuina hacia todo aquello que nos rodea invitándonos a disfrutarlo.
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