¿Por qué duele más la deslealtad que la infidelidad?

Alejandra Remón
Alejandra Remón
Cortesía
Alejandra Remón

Mucho se está hablando del tema (des)lealtad y sobre si perdonar o no al infiel. Un melón que habla más del amor propio que del mero contacto físico. Sin ella ningún vínculo sirve, pues la lealtad es la clave de toda relación. "Cuando se rompe la solución no está en la premisa de un "lo siento". No es así. No todo. No siempre", explica la escritora, fotógrafa y artista plástica Alejandra G. Remón, que tras un gran trabajo personal al haber vivido en primera persona la deslealtad, nos cuenta en palabras sencillas, que no simples, lo que realmente sucede cuando nos fallan y cómo manejar la situación.

¿Por qué duele más la deslealtad que la infidelidad? Lo que más duele de la deslealtad es que hay una ruptura del código compartido que conlleva muchas más mentiras y falta de comunicación que una infidelidad. A fin de cuentas, una infidelidad puede ser un sin querer, un hacer sin pensar. En cambio, en la deslealtad hay un conocimiento y ocultamiento. Es un menosprecio declarado.

¿No comunicar y ocultar también es deslealtad? Sí, pues privamos de libertad al otro. En una relación no deben existir secretos que, de alguna manera, afecten al bienestar del otro. Cuando realizamos una deslealtad lo hacemos desde la perspectiva egoísta del silencio y el ocultar, privando al otro que actúe en consecuencia o sea capaz de gestionar esa situación.

¿Qué códigos y límites se rompen? No está escrito, pero, de alguna manera, todos salvaguardamos no fallar a la otra persona sobre en el aspecto físico, y también en el emocional. En una deslealtad se rompe el honor y el respeto.

¿Cómo darnos cuenta de que nos están engañando? Inconscientemente el ser humano es un animal de rutinas y actuamos de manera natural con hábitos más o menos iguales, todos los días. La otra persona sabe esos pasos, y siente los huecos cuando el otro oculta. Se sienten cambios de comportamiento que por pequeños que sean: un mensaje más escueto, una contestación fuera de sentido o voltear la pantalla de teléfono sin que se hubiera hecho antes, delatan el engaño. Y está bien visibilizar que se está percibiendo y preguntar a que se debe.

Lo que más duele de la deslealtad es que hay una ruptura del código compartido que conlleva muchas más mentiras y falta de comunicación que una infidelidad

¿Cuál sería la mejor forma de gestionar la deslealtad? Para mí es muy importante que sepamos que existen muchos tipos de relaciones y que elijamos estar en la que nos haga sentir bien. Está bien no perdonarla y está bien perdonar, si se recupera la confianza. Sobre todo, se trata de escucharse a uno mismo, pues se necesita mucho tiempo de reflexión y observación acorde a nuestras convicciones y salud, tanto física como emocional. Hay quien no puede superarlo y hace borrón cuenta nueva. Hay quien en el transcurso del tiempo recae, pero no debemos fustigarnos por ello, pues es un recorrido.

¿Podemos compensar la deslealtad? Todos merecemos ser admirados, valorados y queridos. Si la persona que está a nuestro lado no es capaz de dárnoslo y, nos conformamos con lo que necesitamos, no se cubren las bases. La clave está en elegir personas que nos den lo que nos merecemos, en vez de lo que necesitamos.

¿Cómo fue tu experiencia con la deslealtad? Lo viví en una relación de pareja y en una de amistad con factores diferentes, pero con un dolor parecido. En la infidelidad de pareja lo que más me dolió es que, a pesar de que yo notaba esos cambios que sucedían a mis espaldas, la otra persona era incapaz de comunicarlo abiertamente y con esas triquiñuelas de mentir y ocultar llegó un momento en el que ni tan siquiera yo era capaz de reconocer qué me pasaba. Llegué a dudar de mí y a pensar que era algo que estaba en mi cabeza. Creo que, ese es el verdadero peligro de una infidelidad no compartida: dañar a la otra persona y obligarle a actuar en contra de su amor propio, ocasionando más daño del imaginado.

El verdadero peligro de una infidelidad no compartida: dañar a la otra persona y obligarle a actuar en contra de su amor propio

¿Cómo lo superaste? Llegó un momento en el que tuve que romper la relación porque la fractura que había en la confianza era tan grande, que no se podía mantener. Cuando hay una pequeña fractura, aunque no vuelva a suceder te puede dejar herido. Te han mentido una vez y te han ignorado, es normal que más adelante puedan aflorar esos miedos de nuevo. Por eso ahora tengo una predisposición diferente al tipo de comunicación y profundidad para con los demás, incluyendo mi manera de relacionarme con la persona que está a mi lado para que las cosas fluyan.

¿Cuándo sale tu próximo libro? El 16 de noviembre, se llama Diario de Azules. Todo en él es azul, mi color favorito: fotografías, collage, cianotipias… Está escrito en prosa poética de manera muy honesta con la recopilación de todas las reflexiones que he estado haciendo en este último año y que no he compartido en redes sociales, para que el diario pudiera existir. La magia es que es un libro escrito, no para gustar, sino para compartir mi reflexión de forma honesta. Sin que tenga que ser la verdadera, pero que quizá abra una ventana para que alguien siga avanzando.

Diario de azules
Diario de azules
Cortesía

¿Quieres recibir gratis todos los jueves en tu correo los mejores contenidos de belleza, moda y estilo de vida? Apúntate a nuestra Newsletter.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento