Teresa Viejo Periodista y escritora
OPINIÓN

La alquimista prodigiosa

Pilar Mateo
Pilar Mateo con mujeres indígenas del Chaco boliviano
Cortesía Pilar Mateo
Pilar Mateo

Pilar solía mirar moscas, como otros musarañas. Se paraba frente a una pared y clavaba sus pupilas en los maléficos mosquitos que la cruzaban antes de inocular su veneno a las personas. Por eso no es descabellado decir que se convirtió en inventora… observando.

Observar es una de las patas sobre las que camina la curiosidad, la otra son las preguntas y Pilar Mateo practica ambas. Esta doctora en Ciencias Químicas que suma una veintena de reconocimientos de primerísimo orden, varias patentes y un equipo multidisciplinar repartido por el planeta, es de las pocas científicas españolas que ejerció de abad antes que de fraile. Inventora. Eso es. Alguien a quien le reventó una pregunta y no paró hasta dar con la respuesta.

Pilar habla y piensa con enorme velocidad, como si le persiguieran pleitos que ella resuelve diligente. Y actúa con la fuerza de la intuición, aún más poderosa que el raciocinio. Pero voy a un principio que me sé bien ya que Pilar Mateo, además, es amiga.

Pilar habla y piensa con enorme velocidad, como si le persiguieran pleitos que ella resuelve diligente. Y actúa con la fuerza de la intuición, aún más poderosa que el raciocinio

Su padre creó una fábrica de barnices como negocio de la familia y en aquel laboratorio realizó sus primeras prácticas de maga. Desde niña le apasionó la alquimia, esa ciencia poco ortodoxa que combina cosas para lograr otras -como al mezclar disolventes para hacer gasolina y el coche familiar terminó en el desguace-, así que, cuando durante un viaje a Bolivia los mosquitos empezaron a brearla, se disparó su maquinaria curiosa. ¿Eligen los insectos a sus víctimas por algún motivo? ¿Qué mortalidad tiene el mal de chagas? ¿De qué forma puedo ayudar a quienes lo padecen? ¿Confiarán en mí, una mujer blanca, las tribus indígenas? ¿Cómo devolver algo de alegría a estas mujeres a quienes se les escapa la vida entre los brazos con sus hijos muertos en ellos?

La científica Pilar Mateo.
La científica Pilar Mateo junto a un bote de pintura inesfly.
EUROPA PRESS

Y la que empujó a la acción: ¿habría alguna manera de introducir un insecticida en la pintura que utilizan para las paredes de sus casas y que permaneciera tiempo sin dañar la salud humana? De este modo surgió la microencapsulación polimérica de sus pinturas InesFly, las cuales liberan veneno durante meses. Pero, ¿qué hacer cuando llegas con la pintura al Chaco boliviano y descubres que no hay paredes donde aplicarla porque las chozas no son más que cuatro palos mal puestos? Pues que la alquimista se transformó en ingeniera, se especializó en el adobe y terminó levantando casas.

"¿Te hiciste indígena, Pilar? No, ya lo era". Menuda conexión la suya con esas mujeres prematuramente envejecidas a los dieciséis años, pobres, abandonadas tras sufrir abusos y violencia familiar, cuyas vidas carecían de propósito aparte de procrear hijos siendo niñas; tal era el afán de mejora que ideó el Movimiento de Mujeres Indígenas (MoMIM) para luchar por la igualdad social dentro de la diversidad, con formación y actividades variopintas, porque en esas mujeres está el alma del desarrollo de sus comunidades. Si pienso en alguien que posea una curiosidad contagiosa esa es Pilar, un torbellino capaz de traducir cualquier problema en un desafío a batir, como su obsesión por sintetizar pastillas de calcio a partir de las cáscaras de huevo de las que nos desprendemos en la basura. La eterna historia: lo que desechamos los ricos, da vida a los pobres.

La eterna historia: lo que desechamos los ricos, da vida a los pobres

No todas podemos convertirnos en inventoras como Pilar, pero si lográsemos agitar nuestra curiosidad gozaríamos de mejores recursos para gestionar cada situación incierta que nos salga al paso. Te invito a que la conozcas (www.pilarmateo.com) y a que hagas tuya una frase que ella suele repetir: “Que no te importe dónde te tocó nacer ni el nivel de conocimiento adquirido, sino la forma de compartir con los demás tu sabiduría”.

¿Sabes cuál es la tuya y cómo vas a compartirla? ¿Ves? Todo empieza con la curiosidad de una pregunta. 

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