Hablemos de sexo por favor... con nuestros hijos

Esta semana en Mujer.es hemos hablado con Lorena Berdún y Mabel Lozano, la entrevista de la primera ya la podéis leer aquí y la de Mabel pronto llegará vuestras pantallas.

Ambas me han dejado una enorme desazón. Han constatado algo que sabíamos o intuíamos pero que con los datos en la mano pone los pelos de punta. Hablamos de la relación de niños y adolescentes con el sexo y la pornografía, sobre lo que Mabel decía: "la pornografía es de fácil acceso, está a golpe de clic. Vemos que chavales de 9 y 11 años están llegando a la pornografía y está siendo la escuela que no tiene en sus casas. Somos una sociedad pudorosa, que no habla a nuestros hijos e hijas de sexo. Este ese espacio lo copa una pornografía accesible, aceptada y agresiva que se ritualiza en la calle. Las manadas no son otra cosa que el sexo grupal. ¿Por qué quiere un niño de 12 años violar a una chica?, ¿dónde lo ha visto y dónde lo ha aprendido? Lo ha visto en el porno y al más puro estilo porno: no solo quiere violar a esa niña, sino que además quiere compartirlo. Uno de los vídeos más vistos de internet con más de 300 millones de visitas es precisamente la violación grupal de una niña en un bosque".

Somos una sociedad pudorosa, que no habla a nuestros hijos e hijas de sexo. Este ese espacio lo copa una pornografía accesible, aceptada y agresiva que se ritualiza en la calle.

Es horrible, pero no podemos mirar para otro lado y antes de enfrentarnos al acceso a la pornografía de nuestros hijos e hijas, hay que ocuparse de otras cosas, como de la forma en la que nos relacionamos con ellos y de qué educación sexual reciben en casa y en colegio. 

Cuando le hice a la sexóloga y psicóloga Lorena Berdún la pregunta: "¿por qué hay ahora tantas violaciones de menores a otras menores y abusos en grupo?", su respuesta fue tajante: "Es una suma de circunstancias. Falla que faltan proyectos serios de educación sexo-afectiva en los colegios, fallan los controles parentales, que permiten a sus hijos tener móviles a tempranas edades, sin darles pautas o restringirles el uso, de manera que tienen acceso a mucha información no adecuada para sus edades, entre ella la pornografía. Por otro lado, la falta de límites que les ponemos a los hijos, la facilidad con que les premiamos y obtienen lo que desean, la exagerada tendencia a arroparles y decirles lo maravillosos que son contribuye a una sobreprotección que puede llegar a ser dañina para el desarrollo psicoafectivo del niño. Todo suma para convertirlos en jóvenes caprichosos y muy confundidos, en lo que a sexualidad se refiere".

Igual necesitábamos este golpe en la cabeza, este frenazo que daña las cervicales y deja la marca del cinturón, esté jarro de agua helada... Hablemos de sexo con nuestros hijos, venzamos la incomodidad, retengámoslos cuando quieran escabullirse viendo lo que se avecina. Hablemos de sexo, de respeto, de cariño, de sentido y de sensibilidad.