Hablamos con 5 mujeres que se enfrentan al segundo reto de su vida. El primero fue superar un cáncer

Equipo del reto Pelayo entrenando en los Alpes
Equipo del reto Pelayo entrenando en los Alpes
Cortesía
Equipo del reto Pelayo entrenando en los Alpes

Yolanda, Anna, Kica, Laura y Sonia no se conocían hace poco más de un mes; ahora todas ellas tienen claro que las demás formarán siempre parte de su camino.

Viven en diferentes puntos de la geografía española: Alpedrete (Madrid), Gandía, Toledo, Cella (Teruel) y Castañeda (Cantabria); vienen de diferentes ámbitos profesionales: la arquitectura, la comunicación, la enfermería (Kica y Sonia coinciden) y la educación; tienen diferentes situaciones familiares, distintas edades… pero hay tres cosas que las unen. La primera, el deporte; la segunda, su optimismo: "intento ponerle siempre una sonrisa a la vida", dice Anna ; "Los que me conocen dicen de mí que soy pura energía (a veces incluso demasiada jeje), siempre positiva, vital, apasionada", añade Kica; "Soy extrovertida, me encanta reír y disfrutar de todo lo que hago", comenta Yolanda. La tercera, haber superado un cáncer.

Las cinco han pasado por momentos muy duros y las cinco quieren comerse la vida a bocados. Tal vez por esa razón decidieron inscribirse en la 9ª edición del Reto Pelayo Vida, el mayor proyecto deportivo de sensibilización sobre la prevención del cáncer de la mujer que existe a escala internacional y un auténtico chute de esperanza para todas aquellas mujeres que están luchando en estos momentos contra la enfermedad.

Así empezó todo

Tras el proyecto, un rostro, el de Eric Frattini, y una empresa: TREX. Frattini ha vivido una vida que parece extraída de una película de acción: amante de la aventura, con 22 años estaba recorriendo en Land Rover la selva de Borneo, con 23 Australia, con 24 hizo su primer París-Argel-Dakar en camión, y con 25 estaba en una balsa de juncos atravesando el océano Pacifico junto a cuatro compañeros; ha sido corresponsal en Oriente medio y jefe de la 2ª unidad de televisión de las Naciones Unidas (UNTV), cubriendo más de una decena de conflictos armados. Además, ha publicado 30 ensayos y 4 novelas.

En el año 2015 vive una experiencia dolorosa que le lleva a dar un giro de 180 grados a su vida y que sería el germen del nacimiento de TREX.

"En 2014, estaba en la Feria del Libro de Sao Paulo (Brasil) con Luis Miguel Rocha, escritor portugués de mucho éxito y uno de mis mejores amigos. Me dijo que le dolía el estómago. Aquel dolor brutal era un cáncer de estómago y el 26 de marzo de 2015, con tan solo 39 años, se fue. En aquel momento me dije que ya no quería contar nada más a nadie. Estaba harto. Esa misma noche veía en el Canal 24 Horas de TVE una entrevista a una mujer que acababa de lanzar un libro. Ella contaba cómo había sufrido un cáncer de mama agravando la situación la obesidad mórbida que padecía. Tras superar la enfermedad, su oncólogo le recomendó "caminar para eliminar toxinas". "Cada mañana veía cómo a mi lado corrían los ejecutivos y ejecutivas antes de ir a trabajar. Algún día yo también podré correr, me decía a mí misma", explicaba esta mujer. Hasta que ese día llegase, la entrevistada explicaba cómo hasta caminar le provocaba sufrimiento por las llagas producidas por el roce de sus muslos. "Me agarraba a una verja para ayudarme a dar un paso tras otro y así cada mañana, cada día, cada semana, cada mes, hasta que conseguí dar una vuelta a la manzana, dos vueltas, tres, cuatro, diez, veinte, treinta y así hasta terminar corriendo los maratones de Nueva York y Londres", confesó aquella valiente. Aquella mujer fue la que hizo que se me encendiese la bombilla de TREX. Tal vez de este acontecimiento salen los dos mandamientos por los que nos guiamos en TREX: "We believe in humans" y "No sueñes. Haz que suceda" y así sigue siendo ocho años después.”

Ese mismo año, 2015, se pone en marcha la primera edición del Reto Pelayo Vida. Entre el 20 de septiembre y el 2 de octubre las cinco primeras expedicionarias suben el monte Kilimanjaro.

Aunque llegar hasta allí no fue un camino fácil. "Tuvimos que llamar a muchas puertas. Algunas las encontramos cerradas pero, al mismo tiempo, otras se fueron abriendo. Gracias a ello aprendí que las empresas tienen unas cosas que se llaman ‘presupuestos’ y que no es tan sencillo ni pedirles dinero, ni que te lo den, aunque la idea que les presentas sea muy buena. Todo lleva un trámite. Hasta entonces mi único trabajo había sido entregar manuscritos a Planeta y evitar que me pegasen un tiro en alguna asquerosa guerra. Repentinamente, de la noche a la mañana, cambié un campo de batalla, un chaleco antibalas y un casco blindado por despachos y salas de reuniones, directores de patrocinios, directores financieros y directores de marketing, chaquetas y la misión de convencerles para que me ayudaran a llevarme a cinco chicas supervivientes de cáncer a la cumbre del Kilimanjaro, el punto más alto del continente africano. Estoy seguro de que alguno de ellos me miraba con cierta incredulidad”, explica de forma muy gráfica Eric Frattini

Sin embargo, lo consiguió en esa ocasión y lo ha seguido consiguiendo cada año desde entonces, con la ayuda de su socia Araceli Aranda, que se incorporó a TREX en 2017. En este tiempo se han sumado a la iniciativa empresas como Pelayo Seguros, Asisa, Quirónsalud, Star Madrid Mercedes-Benz o Bluetab (IBM Group).

Los anteriores retos

En 2016, el reto fue atravesar el Atlántico en 13 días y 8 horas, uniendo Tenerife con Martinica. En total 5.083 km a bordo del velero de 73 pies Cannonball.

En 2017, recorrer más de 100 km a pie, en el Ártico, rodeadas de hielo, grietas, icebergs y glaciares, a -35ºC de temperatura, con una carga de 30 kg a la espalda, y sin ningún tipo de asistencia exterior.

En 2018, cubrir más de 300 kilómetros de distancia en bicicleta de montaña, a través del valle del Annapurna, coronado por la décima montaña más alta de la Tierra (8.091 m). Las cinco expedicionarias ascendieron a 4.300 metros de altura sobre el nivel del mar, cubriendo la distancia que separa las ciudades de Tatopani y Lo Manthang, en el reino prohibido de Mustang.

En 2019, atravesaron de sur a norte, sobre MTB’s, el Salar de Uyuni, el desierto de sal más grande del mundo, para llegar hasta el Parque Nacional de Sajama, y escalar y conquistar las cumbres del Acotango (6.052 m.) y del Nevado Sajama (6.542m), el punto más alto de Bolivia y el 10º volcán más alto del planeta.

En 2020, navegaron alrededor de la Península Ibérica (1.530 millas náuticas), uniendo los puertos de Bilbao y Barcelona, a bordo del ‘Green Dragon’ un barco de 72 pies y 14 toneladas de desplazamiento, un V70 de la Volvo Ocean Race.

En 2021, recorrieron más de 2.500 millas náuticas entre el puerto de Vigo y el Círculo Polar Ártico, el famoso paralelo 66 Norte, frontera entre el océano Atlántico y el océano Ártico. Rodeadas de hielo, icebergs y glaciares, navegaron a temperaturas bajo cero, en aguas extremas sin ningún tipo de asistencia exterior.

En 2022, hicieron 285 kilómetros en MTB; realizaron un rápel en el vertiginoso Wadi al Mujib (1.300 m.) junto al Mar Muerto; atravesaron las grandes dunas en el desierto del Wadi Rum; escalaron la segunda cumbre más alta de Jordania, el Jebel Rum (1.734 m.); y bucearon en las trasparentes y profundas aguas del Mar Rojo, desde el histórico puerto de Aqaba, escenario de una de las grandes batallas lideradas por Lawrence de Arabia.

Y volvemos a 2023 y sus cinco protagonistas. En la presente edición se postularon 463 candidatas de 9 países. Entre ellas, se preseleccionaron 18 mujeres a partir de las respuestas que dieron en los formularios que tuvieron que cumplimentar para participar. Esas 18 preseleccionadas participaron en unos entrenamientos en Sierra Nevada, que sirvieron para seleccionar a 7 finalistas. Por último, tras un segundo entrenamiento de alpinismo de dos días en los Alpes franceses, Eric Frattini y su equipo eligió a las cinco expedicionarias. Ahora todas ellas se enfrentan a unos duros entrenamientos para llegar en forma a su destino: una ruta por la Patagonia, en el mes de octubre.

Conocemos a las protagonistas

Hablamos con ellas del Reto, de cómo se enfrentaron a la enfermedad y de la importancia del deporte en todo el proceso. Pero, antes de nada, unas líneas para conocer mejor a estas cinco luchadoras.

Yolanda Cerezo es arquitecta, trabaja en IDOM Arquitectura e Ingeniería desde hace 25 años, está casada y tiene tres hijos. Nació en Madrid en 1970. "Soy la menor de tres hermanos y mi relación con ellos y con mi madre es excepcional. Valoro mucho todo lo que han hecho por mí en mi vida."

Yolanda reto Pelayo
Yolanda Cerezo
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Anna Blanco es periodista, deportista, madre de dos niños, vegetariana, amante de la montaña y la naturaleza y superviviente de cáncer del cuello del útero. Nació en Ontinyent (Valencia) el 14 de junio de 1978, aunque actualmente vive en Gandía.

Kica Echánove es una disfrutona de la vida a pesar de los mil avatares y zancadillas que le ha tocado superar… resiliente convencida, apasionada del running, mujer, madre, feliz enfermera, hermana, hija, amiga y superviviente de cáncer de mama desde 2022. Nació en Madrid hace 46 años, aunque lleva más de media vida en Toledo.

!La vida se me rompió de forma trágica ya en 2009 al perder a mi marido de forma traumática, desde entonces soy 'madre/padre' de 2 niños que, por aquel entonces solo contaban con 7 y 3 años, y que ahora están en plena adolescencia… y, si algo saqué de aquella situación tan dura y dramática fue que sola no se puede (hay que aprender a pedir ayuda y aceptarla cuando llega) y que soy "la más afortunada en mi infortunio" por todo lo bueno que me rodea: mi familia y mis amigos".

Laura Villa es profesora de educación especial e infantil, nació en Teruel hace 39 años, aunque se crio en Cella. "Soy simpática, sociable, alegre, positiva, luchadora, honrada, leal". Entre sus aficiones coloca en primer lugar su trabajo, además le gusta leer y le encanta pasar tiempo con su familia y salir con sus amigos al campo o a tomar algo.

Sonia Saiz es una enfermera cántabra con ganas de vivir la vida, cada segundo y sin perder el tiempo. Nació en Reinosa, Cantabria, un 14 de noviembre hace 38 años, muy cerquita de Alto Campoo, "donde los inviernos de mi infancia los he pasado entre nevada y nevada". "Aunque pueda parecer que soy un culo inquieto y energía pura, soy una persona muy sentimental, (moñas para mis pelayas)".

P. ¿Cómo os enfrentáis a los problemas, a los momentos duros que os va poniendo la vida delante?

Yolanda. "Intento afrontar los problemas de la vida acompañada. Cuando falleció mi padre en 2020 y yo estaba en tratamiento de quimioterapia, mi familia fue una piña y nos ayudamos muchísimo para intentar superar juntos las dificultades. En otros ámbitos, como el laboral, intento analizar bien los problemas y compartirlos para poder encontrar la mejor solución consensuada. Creo que tener apoyos en la vida es fundamental para poder seguir caminando y conseguir volver a sonreír ante la adversidad."

Anna. "Relativizando y dividiendo. En el cáncer pasé mucho miedo, un miedo tan grande que no me quedó más remedio que estudiarlo punto a punto. Al ir desgranando el miedo me di cuenta de que, dividiendo su fuerza, se quedaba en poco y podía ponerle remedio. Ahora, tras la enfermedad, todo me parece más relativo, los problemas son solo situaciones a solucionar, y todo pierde peso."

Anna Blanco
Anna Blanco
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Kica. "A los problemas y avatares de la vida me enfrento tirando de humor y de ganas, no me queda otra, han sido muchos y muy complicados en los últimos años y he tenido que aprender que no soy super woman, que hay que priorizar y respirar, que romperse es humano y que recomponerse es difícil y largo, pero siempre vale la pena, y que, cuando no se puede solo hay que pedir ayuda, profesional o de amigos, de hecho mi salud mental se resintió muchísimo al final del proceso de quimioterapia (mi cáncer era hormonal y el dejarte sin hormonas para prevenir recidivas pasa factura) y fue clave la ayuda profesional y la legión de ángeles de la guarda que me ha acompañado durante todo el proceso (mi familia y mis amigos, esa familia elegida que es absolutamente única)… así que para mí la clave está en la red social de apoyo que tengas y, sin duda, en acudir a los profesionales que tenemos al alcance.”

Laura. "Tengo un carácter muy parecido a mi padre: afronto todo lo que llega con calma y serenidad. Intento no preocuparme hasta que alguien no me dice que verdaderamente debo estarlo y, en ese caso, valoro el problema y veo cómo lo voy a afrontar. No soy una persona de hacer dramas, provocar lástima o victimizarse. Intento siempre enfocarme en seguir para adelante, disfrutar de las cosas y los pequeños momentos y ser feliz, aunque no esté bien."

Sonia. "En esos momentos, muy fría, muy sensata. No dejo que mi cabeza de vueltas con pensamientos negativos. Intento rodearme de cosas buenas y personas que aporten para salir de los baches. Pienso en el aquí y ahora, y en qué puedo hacer yo para mejorar la situación.”

P. ¿Cuál fue vuestra reacción cuando os detectaron el cáncer? ¿Cómo fue todo el proceso?

Yolanda. "Mi proceso coincidió con un cáncer de mi padre y ya no sabía si estaba más preocupada por lo mío o por el suyo. Mi padre falleció dos meses después. Esos momentos fueron muy tristes y duros, con la quimioterapia más agresiva y con un duelo paralelo. Pero, desde el primer día, me planteé que no quería dejar de correr e intentar ser feliz, porque la naturaleza y el hecho de correr me hacían sentir bien y me levantaban el ánimo. Después de cada sesión, y tras superar los primeros días, que eran muy duros, me calzaba las zapatillas y me iba al campo a correr.

Mi familia y mis amigos fueron apoyos fundamentales en todo el proceso. Me sentí muy cuidada, muy querida y con muchas ganas de vivir. Intenté (en pandemia era difícil) hacer actividades, ver a gente y continuar disfrutando de los regalos de la vida. Mi marido me acompañó a todas las sesiones de quimioterapia (en una también estuvo una amiga) y, además, ha sabido siempre interpretar lo que yo necesitaba en cada momento. Su aplomo, su tranquilidad y la naturalidad con la que hemos vivido mi cáncer en casa nos ha servido para poder disfrutar de los buenos momentos, que también los hubo. Mis hijos han sido maravillosos, buenos cuidadores y muy cariñosos en todo momento.

Mi madre, mis hermanos, mis sobrinos, mis cuñados y mis cuñadas, mi suegra… toda la familia ha estado pendiente y han sido cuidadores y apoyo.

El equipo médico que me atendió en el proceso (y con quien sigo en revisiones) fue excelente y también me sentí cuidada y querida. Podría decir que es un proceso duro, pero que hay mucha vida durante él. Hay días horribles, pero también hay días buenos.

No puedo dejar de recordar también el apoyo incondicional de aquellas amigas que ya habían pasado o estaban pasando por lo mismo, incluida mi amiga Eva, de IDOM, que me enseñó a seguir poniéndole buena cara al mal tiempo. Este reto también va por ella, por mi prima Alicia y por todas las mujeres que echarían a volar y participarían, si su cáncer se lo hubiera permitido. Todo lo que sentí lo pude relatar en algunos escritos y poemas recogidos en '32 lecciones y poemas quimioterapeúticos'.

Anna. "Pensé en la muerte, eso fue lo primero que pensé. Pero me puse de inmediato en manos de los médicos para ponerle remedio y seguir. Solo quería que todo acabara.

Tras el diagnóstico, uno de los momentos más duros fue el de estudiar hasta dónde estaba extendida la enfermedad. Esos días los recuerdo con mucho dolor, toda la familia sufría, teníamos miedo. Después ya solo quedó afrontar el día a día con la mayor paciencia y fuerza que podía. Pasé por dos operaciones en las que acabé sin útero y sin los ganglios centinela de las dos ingles. No podía ponerme de pie, ni andar. Para mí fue un reto volver a correr, pero pensar en intentarlo me ayudaba a levantarme y mantenerme activa.

Uno de los días más felices que recuerdo fue el momento en que me dijeron que no necesitaba radio ni quimio, que ya habíamos acabado con el cáncer. Y otro de los momentos más bonitos fue verme en la cima de una montaña tan solo dos meses después."

Kica. "Cuando me diagnosticaron el cáncer de mama, mi primer pensamiento fue que mis hijos se quedarían huérfanos, el miedo que acompaña a esa palabra es atroz en el primer momento… y luego vino la negación y el “esto no me puede estar pasando a mí”. Después de quedarme viuda, de sufrir una pandemia, siendo enfermera de geriatría, de sobrevivir a un par de crisis económicas y a las adolescencias de mis hijos… ¿también me iba a tocar el cáncer a mí?

Kica Reto Pelayo
Kica Echánove
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Pero una vez que asimilé la noticia, que acepté mi situación, después de un ingreso hospitalario muy duro tras el primer ciclo que, literalmente, me tumbó; tuve que aceptar que tocaba un año de estar en casita, hacer lo mínimo y aprender a cuidarme yo y a ponerme en primer lugar, porque era una cuestión de supervivencia."

Laura. "Cuando recibí el diagnóstico (aunque ya lo sabía, pues el cuerpo me estaba mandando avisos), no lo voy a negar: fue duro.

Recuerdo que iba en el coche con una amiga y mis hijos, cuando mi hermana (encargada de ir a recoger los resultados puesto que es enfermera en radiología) me llamó y, por su voz, supe con certeza cuál era el diagnóstico. Lo primero que le dije fue que esperara a que bajara del coche y me alejara un poco de los niños. Sin duda, mi hermana tuvo que pasar uno de los peores momentos de su vida: decirme que tenía cáncer y que era más agresivo de lo normal. Tengo grabado a fuego cada una de las reacciones de todas las personas que me quieren, familia y amigos a los que aquel día les tuve que dar la noticia. Pero llegó la noche y me quedé sola en el salón de casa pensando, valorando, asimilando, haciendo el duelo... porque al igual que cuando te pasan otras cosas en la vida, cuando te diagnostican una enfermedad grave, sea del tipo que sea, también es necesario hacer un duelo, asimilarlo y seguir adelante.

Entonces tuve dos pensamientos y sentimientos muy contradictorios: por un lado, sentí miedo ante lo desconocido, incertidumbre y una absoluta tristeza por pensar cómo mi vida iba a dar un giro de 180º y cómo iba a arrastrar a mi familia conmigo. Creo que ese pensamiento fue el que más desasosiego me provocó. Arrastrar a mi familia a un proceso tan duro me provocaba tristeza. Me planteé: ¿qué iba a ser de ellos? ¿Quién los iba a llevar al parque? ¿Quién dormiría a mi bebé? Pero esa preocupación me duró poco o nada, puesto que comprendí que estaba rodeada de muchísima gente que me estaría acompañando a cada paso del camino.

Por otro lado, sentí una inmensa alegría porque pensé: "Soy yo. No es nadie a quien quiera. Soy yo y lo voy a llevar bien y se lo voy a hacer fácil a los que me rodean”. Mi mayor propósito en todo este tiempo ha sido hacérselo fácil a ellos, verlos sonreír y disfrutar.

En aquel momento de reflexión me di cuenta de lo frágil que es la vida y lo necesario que es aprovechar cada momento. Agotada por el tren de mercancías que me acaba de arrollar, comprendí y me prometí que al día siguiente comenzaría un nuevo camino, que sabía que iba a ser muy duro, pero que seguiría viviendo y disfrutando de cada momento junto a los míos. Así, me propuse ser feliz, aunque todo estuviera patas arriba, y hacérselo fácil a los que me rodeaban. Me fui a la cama con calma y, antes de dormirme, pensé que pronto llegaría un nuevo día y volvería a brillar el sol.

Y esa fue mi manera de afrontar la enfermedad, con tranquilidad y calma, poniendo una sonrisa en los días nublados y con grandes tormentas y disfrutando al máximo de los días en los que no dejaba de brillar el sol."

Laura Reto Pelayo
Laura Villa
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Sonia. "Mi reacción fue de "venga, pues vamos a empezar y darle duro, no queda otra", así que nos pusimos al lío. Yo intenté mantener el tipo, por mí y por los que estaban a mi lado. Al final, me sentía mejor cuando la gente que me rodeaba estaba menos preocupada por todo lo que venía. Eso me ayudó mucho.

Mi proceso fue duro, me considero una persona con mucha vitalidad, y me dejó planchada, dos intervenciones antes de la quimio, luego parecía que nunca terminaba, se retrasaba y con las últimas sesiones no era capaz casi de levantarme al baño, cogí mucho peso…; pero, bueno, acabó, pasé la radioterapia con alguna que otra complicación… y aquí estamos, más fuerte que nunca y rodeada de buena gente. Tuve suerte en todos los sentidos, familia, amigos y viva."

P. ¿Os ha cambiado en algún sentido la experiencia?

Yolanda. "He descubierto mi fragilidad, mi vulnerabilidad y a la vez lo bonita que es la vida. Hay que disfrutar cada segundo (o, al menos, intentarlo) ."

Anna. "Absolutamente, cuando te das cuenta de que solo tienes una vida, empiezas a vivirla de verdad, a VIVIR en mayúsculas. Quieres comerte el mundo y todo parece más llevadero."

Kica. "El cáncer no deja a nadie indiferente, ni al que lo pasa ni al que vive de cerca el proceso. Por mis circunstancias había aprendido a relativizar y quedarme casi siempre con que lo importante es el presente, el aquí y el ahora, que es lo único que tenemos…. Pero, al final, el querer llegar a todo pasa factura y acabas comiendo peor, descansando poco y siempre a muchas más revoluciones de lo debido. Así que, sin duda, pasar por esto me ha hecho aprender a disfrutar aún más que antes de las pequeñas cosas de cada día y, sobre todo, a valorar el tiempo… tiempo que las personas que quiero no tenían pero que sacaban para mí, tiempo para estar con uno mismo, para aprender a quererse más y mejor, tiempo de calidad, intentando no vivir permanentemente en la multitarea, tiempo para los tuyos…"

Laura. "Pasar por un cáncer nos cambia a todos. Podría enumerar millones de cosas que me ha cambiado la enfermedad, pero todo se resumiría en aprender a disfrutar de la vida, a saborear los pequeños momentos, a rodearte de la gente que verdaderamente te importa y a dar la importancia justa a cada suceso. He comprendido plenamente (aunque siempre lo he tenido claro) que no necesito grandes cosas o lujos para ser realmente feliz.

Un ejemplo claro es que antes me gustaba dormir completamente a oscuras y desde que me diagnosticaron cáncer tengo la necesidad de dormir dejando pasar la luz de la calle, porque cuando me levanto lo primero que quiero ver es la luz del sol. Ver esa luz es motivo suficiente para comenzar el día siendo feliz."

Sonia. "Mucho, yo también valoro mucho más el tiempo y en qué lo invierto. Lo que me suma y lo que me resta. No estamos aquí para perderlo en tonterías. Y a las personas, a aquellas que me han hecho crecer y ser lo que soy."

Sonia Reto pelayo
Sonia Saiz
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P. ¿Cómo descubrís el Reto Pelayo Vida?

Yolanda. "En un post de EFEminista en Instagram vi el Reto de 2022 en Jordania. Yo había estado en Petra y en el desierto de Wadi Rum y me quedé impresionada con la aventura que estaban viviendo aquellas mujeres."

Anna. "Conocí a una de las participantes del primer Reto, Carmen González Meneses, por la AECC de Valencia, y ella me habló de su experiencia. Eso fue a finales de 2019 y en 2020 presenté mi primera solicitud para participar."

Kica. "El Reto Pelayo cayó en mis manos cuando estaba ingresada sola y aislada por una caída brutal de defensas tras el primer ciclo… mi primo me animó a presentarme cuando abrieran las incripciones y a mí me pareció una locura inalcanzable… quizá por eso lancé la solicitud… aquellas mujeres llenas de vida habían pasado por lo mismo que yo y ahí estaban subiendo montañas, buceando o recorriendo el océano en un velero… yo quería sentirme así de viva de nuevo… y ¡vaya si consiguieron que me sintiera viva!… creo que es la experiencia más vital que he tenido ¡jamás!"

Laura. “Al poco tiempo de diagnosticarme la enfermedad y unos días antes de mi primera operación (que iniciaría mi andadura como paciente en el mundo de la oncología), una muy buena amiga me mandó un mensaje súper cariñoso con un vídeo en el que se leía “Reto Pelayo Vida”. En un principio no entendí muy bien de qué se trataba, pero, tras el link, un mensaje rezaba: “Cuando puedas, mira ese vídeo. Son mujeres que han pasado por lo que tú estás a punto de pasar. Son mujeres que ya lo han superado y han ido a vivir una gran experiencia. Seguro que ¡un día tú serás una de ellas!”

Comencé a ver un vídeo en el que cinco mujeres transmitían un mensaje de superación, dando visibilidad a esta enfermedad y apoyando a otras mujeres que, como en mi caso, estuvieran sufriendo esa situación.

Ese mismo día empecé a investigar… de hecho pasé una tarde entera visionando todos los vídeos, leyendo noticias y escuchando experiencias de mujeres que habían tenido la suerte de vivir esta aventura. Aquellas mujeres me transmitieron un mensaje de superación y me imbuyeron una energía que es difícil describir o plasmar en palabras.

No sabría explicar qué supuso para mí visualizar esos vídeos justo antes de comenzar los dos años más difíciles de mi vida. De lo que sí estoy segura es de que esos testimonios marcaron parte de mi camino en la superación del cáncer y cambiaron totalmente mi perspectiva, no solo de la vida, sino también de mi voluntad ante los duros momentos que se avecinaban."

Sonia. "Al igual que Yolanda, lo descubro en las redes sociales, en 2022, y me inscribo para el reto Jordania 2022. No hay suerte, y decido intentarlo de nuevo."

P. ¿Por qué decidís participar?

Yolanda. "Tras haber leído el post de Jordania, buceo en la web de Reto Pelayo Vida. Enseguida siento que ese Reto me está llamando y decido presentarme."

Anna. "Me parece importantísimo lanzar el mensaje de superación y, si puedo aportar ese granito de arena, quiero hacerlo. Lo hago por las que no pueden, por las que no están, por las que están luchando en este momento y necesitan ver que hay casos en los que sales y te pasan cosas maravillosas como esta. Lo hago por Tania, por Tere, por Cristina, por Raquel, por todas."

Kica. "Decidí participar porque deseaba volver a sentirme tan viva como esas mujeres a las que vi a través de la pantalla en los documentales que se presentan tras el Reto… porque, sin duda, me sentí completamente identificada con sus sentimientos, miedos, inquietudes durante la enfermedad y porque quise verme como ellas, sana y viva de nuevo."

Laura. "Realmente no fui la que decidió participar este año. El último día para presentar candidaturas salió el tema con mi marido y hermana, pero me acababan de operar un mes y medio antes y creía que no estaba preparada para hacer algo así. Por ello les dije que, aunque tenía escrita la solicitud, ya lo intentaría otro año. Así que fue mi marido quien la presentó.

Cuando me llamaron para plantearme la posibilidad de participar, y aunque me pilló por sorpresa, decidí hacerlo porque El Reto Pelayo había marcado un antes y un después en mi camino como paciente oncológica: me ayudó a ver la enfermedad con optimismo, a buscar nuevas alternativas para llevar de la mejor manera el proceso y, sobre todo, me empujó a soñar con que un día, pese a que mi diagnóstico era algo complicado y a que iba a enfrentarme a duras operaciones y tratamientos, podría ser una esas mujeres que habían superado sus límites".

Sonia. "Decidí participar porque me representa y me siento capaz, por lo menos capaz de intentarlo, aunque sé que no es un camino de rosas."

P. ¿Cómo habéis vivido todo el proceso de selección?

Yolanda. "No hay suficientes palabras para describir lo que ha supuesto. Una conexión absoluta con las 18 mujeres que participaron en Sierra Nevada y un sentimiento de equipo unido con las 7 mujeres de Los Alpes. 

Anna. "Esta vez he disfrutado mucho, al tratarse de un Reto relacionado con la montaña me ha encantado prepararme y me ha encantado conocer Sierra Nevada, subir el Veleta, viajar hasta Los Alpes, caminar y dormir en la nieve.

Pero lo más bonito, y enriquecedor al máximo, ha sido conocer a las 17 mujeres que vinieron a Granada, siempre aprendes de otras experiencias, nos reímos, hay complicidad, entendimiento mutuo, ganas de vivir."

Kica. "El proceso de selección ha sido una aventura increíble, para mí llegar a Sierra Nevada y posteriormente a los Alpes ya fue el gran regalo, porque por mis circunstancias personales viajo muy poco y poder vivir además unos días de montaña, compañerismo, amigas, experiencias de vida brutales y de tanto tantísimo aprendizaje ha sido un auténtico privilegio. Como mis compañeras, me llevo en el corazón a 17 mujeres que seguro ya formarán siempre parte de mi camino de vida."

Laura. "La experiencia fue algo increíble desde que recibí la primera llamada diciéndome que estaba preseleccionada. Poder conocer a mujeres que han pasado o están pasando la enfermedad y la manera que tuvimos de conectar es algo difícil de explicar. Una mirada, una sonrisa y una caricia han hecho que nuestros caminos se crucen para continuar juntos. Parecía que las conocía de toda la vida y, por ello, se han forjado verdaderos lazos de amistad.

En la primera prueba que se realizó en Sierra Nevada hubo momentos tan emocionantes que son difíciles de describir: conocer a las compañeras y al equipo, contar nuestras historias de vida en aquel refugio de montaña, ver emocionarse a los guías y operadores de cámara al escuchar nuestros testimonios, llegar a la cumbre del Pico Veleta, etc., han sido momentos sumamente mágicos.

Después, cuando me dijeron que estaba entre las siete seleccionadas fue algo increíble. Así fue como siete mujeres, junto con la directora de expedición Roció Monteoliva, partimos en un increíble viaje hacia los Alpes. Algo de nosotras se quedó allí. Fue una experiencia tan alucinante, a la par que dura. Hay veces que no hay palabras para describir algo, pues eso me pasa a mí para describir lo que sentimos todas juntas en esas montañas, donde todas fuimos una y de la mano y encordadas cresteamos rocas, escalamos, hicimos autodetenciones, montamos y desmontamos equipo, abrimos caminos de nieve y nos reímos mucho. Fuimos cómplices, compañeras, amigas con una misión conjunta: disfrutar del viaje y de la vida. Todo este proceso me ha vuelto a mostrar el cariño de la gente. Por todo ello estoy absolutamente agradecida."

Sonia. "Después de lo dicho por mis compañeras, poco más se puede añadir. He vivido el proceso con mucha ilusión desde la primera llamada, no me lo creía. Acojonada al principio, feliz ahora con todo lo que me llevo en la mochila. He conocido gente increíble que sé que va a ser para toda la vida. Soy afortunada solo por el hecho de conocerlas y vivir esto."

P. ¿Qué sentisteis cuando os comunicaron que erais una de las elegidas? ¿Qué significa para vosotras?

Yolanda. "Sentí una inmensa alegría, responsabilidad por hacerlo bien y poder transmitir el mensaje adecuado y un poco de tristeza por no poder ir con las 17 mujeres a las que había conocido o con el resto de las 7 magníficas que conformamos el equipo alpino. La unión ha sido tan grande que espero poder representarlas bien a ellas, a las 463 candidatas y a todas las mujeres que se están tratando en este momento o están ya en proceso de curación."

Anna. "Ese momento se queda grabado en la memoria para siempre. Significa alegría, significa reconocimiento, significa meta, significa equipo, significa sacrificio y trabajo. Pero para mí significa sobre todo superación; es un punto más de superación, ponernos al límite y salir de nuestra zona de confort para crecer un poco más. Y eso, en definitiva, es vivir."

Kica. "Cuando me llamaron para comunicarme que estaba entre las 5 elegidas iba por el campo con los perros, recuerdo que Eric me dijo que me sentara, y menos mal, porque casi me desmayo de la emoción… aún estaba de resacón emocional tras nuestro durísimo entrenamiento en los Alpes y no terminaba de creérmelo… pensé: “en serio, algo tan bueno ya me toca por fin… voy a ser capaz de transmitir tanta vida a otras mujeres como las que me han precedido… y, a la vez, fue un momento agridulce porque no pude evitar pensar en que dos de mis compañeras, amigas y ya hermanas de corazón se quedaban en reserva y no podrían formar parte de la expedición como a todas nos hubiera gustado… un "batiburrillo" de emociones muy difíciles de explicar pero todas increíbles."

Laura. "Al principio no me lo creí, pero la verdad es que fue alucinante. Además, estaba junto a toda mi familia y ver sus caras de felicidad y orgullo fue increíble.

Formar parte del Reto Pelayo supone cerrar un ciclo, pues me confirmaría que, a pesar del sufrimiento, las mujeres que hemos pasado por este episodio somos capaces de volver a volar con mucha más fuerza que antes y de enfrentarnos a cualquier reto que se nos plantee en el camino, siempre dando gracias a la vida por una segunda oportunidad. Además, me gustaría poder ayudar a otras personas como me ayudaron a mí en este proceso y, a su vez, aportar mi granito de arena para dar visibilidad a este proyecto y conseguir que se invierta en investigación."

Sonia. "Agradecimiento, estaba como en una nube. Se me erizó el pelo, literal. Para mí significa mucho porque estas cosas pasan una vez en la vida y son un regalo. Poder representar a todas esas mujeres que están pasando por ello y darles un poquito de esperanza para seguir adelante, o a las que ya lo han pasado para que vean que somos capaces de comernos el mundo a pesar de que la vida nos lo ha querido poner difícil… es un honor y, si esto ayuda a una sola persona, ya merece la pena."

P. ¿Qué esperáis de la expedición en La Patagonia?

Yolanda. "Será un reto muy duro pero, como en todos los procesos, hay que comenzar por un entrenamiento adecuado (amigos y familia como siempre apoyando) para poder llegar a La Patagonia fuerte y segura.

Espero poder representar adecuadamente a todas las mujeres que han pasado, pasan o pasarán por un cáncer para poder transmitir que hay mucha vida durante y después."

Anna. "Pretendo venir con la mochila cargada de experiencias vividas, de esas que sabes que te acompañarán para siempre. Con gente alojada en mi corazón que pasa a ser TU FAMILIA. Con horas de anécdotas que contar, momentos de los que hablar, historias que recordar, paisajes de los que te vuelven a la memoria cada vez que cierras los ojos. Todo eso espero de Patagonia. Sé que no va a ser fácil, así es el Reto pero, hasta de lo más duro aprendemos, y hasta de lo más difícil salimos. Espero disfrutarlo al máximo y llevar el mensaje que promueve hasta el Cerro Gorra Blanca."

Kica. "De la expedición, sin duda, lo único que espero es que sea otro enorme aprendizaje de vida, de convivencia, de “sufridisfrutar” a partes iguales de la inmensidad de la naturaleza. Ser capaz de resistir en semejante situación y ser capaz de formar parte de algo tan épico, ya supera cualquier expectativa."

Laura. "Espero que sea tan alucinante como los Alpes y, sobre todo, y lo más importante, espero vivir la experiencia de la mano de mis compañeras y amigas y del equipo."

Sonia. "Yo espero saborearlo, disfrutar todo al máximo, aprender de mis compañeras, de Rocío…vivir la montaña y sentirla. Estoy muy ilusionada, aunque soy consciente de la dureza de la expedición, así que estoy muy seria con los entrenamientos. No quiero ser un lastre para nadie y hay que currárselo. Esto es una experiencia de vida para todas y, si ya somos una piña aquí, en la Patagonia solo nos esperan cosas buenas juntas, pase lo que pase."

P. ¿Qué veis cuando miráis hacia delante, al futuro?

Yolanda. "Veo una sonrisa dibujada en los que me rodean y eso me empuja a disfrutar cada día. Pienso en mi padre que se sentiría orgulloso de mí y sigo avanzando.

Me gusta pensar en un futuro próximo, porque creo que va a estar lleno de buenos momentos y eso me da felicidad y me sirve también para intentar ser mejor persona."

Anna. "Veo un camino lleno de oportunidades. Todo por construir. Un montón de posibilidades para seguir disfrutando y exprimiendo la vida. No me dan miedo los cambios, ni el futuro, ni hacerme mayor, espero aprender de todo cuanto llegue. Me veo con mucha energía."

Kica. "Sin duda, vida... Plena, llena de ganas, de ilusiones, de incertidumbres, de amigos, de planes, de risas… Vida, mucha vida."

Laura. "Yo no miro ni pienso mucho en el futuro. No me gusta hacer planes a largo plazo. Otra de las cosas que cambié con la enfermedad es que me gusta pensar en el hoy, el ahora y, como mucho, en mañana. Lo demás ya llegará. Solo pienso en disfrutar de cada momento presente y sonreírle a la vida."

Sonia. "Veo vida, quiero poder recordar dentro de unos años todas las cosas bonitas que hice, con quién estuve, cómo me sentí… Quiero vivir."

P. Eric, ¿cómo ves el Reto Pelayo Vida dentro de cinco años?

Eric. "¿Sabes cuál sería mi verdadero deseo? Que el año que viene se presentaran 35.000 mujeres, que serán las que sufran un cáncer en nuestro país en el año 2024. Eso querría decir que se han curado todas. Y ya otro deseo increíble sería que en 2025 no se presentara ninguna porque el cáncer ha sido erradicado como enfermedad. Pero, bueno, son solo sueños. Tal vez algún día…. Hasta que esto suceda, el Reto Pelayo Vida seguirá llenando de ilusiones a cientos de mujeres que en estos momentos están sufriendo el azote del cáncer y que ven en Amazon Prime o National Geographic uno de nuestros documentales y se dicen a sí mismas: "De esta voy a salir y en un futuro próximo yo seré una de las chicas del reto".

A día de hoy son ya más de 2.300 las mujeres que se han presentado como candidatas; hemos cruzado más de 15 fronteras; hemos dado dos vueltas y media a la Tierra en kilómetros recorridos, o lo que es lo mismo, hemos hecho 103.480 kilómetros; hemos recibido casi una veintena de premios, incluidos una Mención Especial de la NASA por preservar y proteger el Ártico en nuestra expedición de 2017; o el Juan Sebastián Elcano que nos concedió la Armada por los retos llevados a cabo en el mar (Trasatlántica’2016, Vuelta España’2020 y la 66 Norte’2021). Todo esto en tan solo 9 años. Imagínate lo que será el reto en cinco años más."

Si quieres seguir los entrenamientos de las cinco chicas durante estos meses, puedes hacerlo en sus redes sociales: Yolanda (@cerezoyolanda_), Anna (@ablancob), Kica (@kica_77), Laura (@villapobo), Sonia (@saizdpsonia).

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